Capítulo 54, alternativo 47

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Edimburgo, año 1764

Rodeado de una fría oscuridad, Bill continuaba con los ojos cerrado. Se sentía muy mareado y a pesar del frío que calaba sus huesos se resistía a abrir los ojos... Hasta que lo recordó todo. Había viajado al pasado, estaba a escasos metros de su esposo y eso fue lo que le hizo reaccionar.

Abrió los ojos y se incorporó con lentitud, sentía que la cabeza le daba vueltas y el estómago revuelto. Las dos últimas veces que realizó un viaje en el tiempo no se había sentido así de enfermo, y eso le hizo preocupar.

Se puso en pie y respiró con suavidad mientras sentía como su estómago iba calmándose y poco a poco volvía a la normalidad.

Empezó a observar donde se encontraba, en un oscuro y sucio callejón. No sabía que hora era, recordaba que cuando dejó Leipzig era por la tarde y no sabía si había estado un tiempo inconsciente y las horas habían pasado.

Empezó a caminar por el callejón, a lo lejos escuchaba el bullicio de la gente y hacia el se dirigió.

O esa fue su intención, a mitad de camino un hombre entró en el callejón y sintió miedo. Se paró en seco y pegándose todo lo que pudo a la pared dejó pasa al hombre quien pareció no percatarse de su presencia, pero cuando estaba a su altura se dio cuenta y se paró de golpe.

Bill tragó con esfuerzo, el hombre le estaba haciendo un buen repaso de arriba abajo y recordando como fue su anterior encuentro con un desconocido en el pasado y sabiendo cuales serían sus oscuras intenciones echó a correr por el callejón.

No llegó a salir de el, el hombre le cogió con fuerza del brazo y tiró de él haciéndole caer al suelo.

Al momento le sintió encima de él y como sus manos iban directos a sus pantalones. Sentía su cara pegada a la suya y un rancio olor a alcohol que le hizo revolverse de nuevo a su estómago.

—Eres un joven realmente guapo—siseó el hombre en su oído.

Quería resistirse, pero una vez más volvía a sentirse mareado tras su caída. Sentía las manos del hombre frotarse contra su entrepierna mientras que sus labios besuqueaban su cuello haciendo que se le revolviera el estomago.

No podía creerse que su viaje al pasado fuera a empezar de tan cruel manera, y eso si después su atacante tenía la consideración de dejarle con vida...

Pensar en que iba a morir de una forma tan cruel le hizo reaccionar y luchar con las pocas fuerzas que tenía contra ese hombre que trataba de forzarle, le araño en la cara y le escuchó gritar de dolor y rabia, recibiendo a cambio una bofetada que le robó el aliento.

Por suerte la puerta que había al fondo del callejón y que Bill no había visto se abrió de repente y salió una mujer por ella. Empezó a gritar al hombre y Bill no podía entender lo que le decía, parecía que hablaban en francés y en ese momento Bill no lograba entender un idioma que había estudiado y hablaba a la perfección.

El hombre le soltó y salió huyendo mientras que la mujer se arrodillaba a su lado y trataba de consolarlo.

Jeune femme tranquille—le pidió con un tono dulce.

Bill no podía articular palabra, aún no había recuperado el aliento y temblaba sin poder evitarlo.

La mujer le ayudó a ponerse en pie y a caminar. Regresó por el callejón y le hizo entrar por la puerta que había salido en el momento que más ayuda necesitaba.

Resultó ser una agradable cocina, y le ayudó a tomar asiento.

—Gracias—susurró Bill con la voz temblorosa.

Once in a lifetime (Je suis prest)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora