13)Shikadai

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Sarada subió y se me acercó. Al principio me pareció extraño, porque iba a decirme algo con la intención de que nadie más la escuchara, pero...

—Yodo estaba llorando en el baño. ¿Sabes que le pasó? —me susurró.

Estaba preocupada.

—¿Llorando?

—Sí.

En seguida miré en mi whatsapp.

Le había escrito a un numero desconocido que resultaba ser su mamá. No había nada mas en ese mensaje. ¿Le habría pasado algo alguien de su familia?

—No tengo idea qué pasó. Aquí no dice nada.

¿Yodo llorando? Solo la vi cerca de hacerlo cuando menciono lo de las prácticas con su papá.

Boruto se nos acercó y Sarada cambió el tema.

Aun así seguía preocupada, y yo me quedé igual de preocupado. ¿Yodo llorando? ¿Tendría que ver con su padre? ¿O tal vez su madre?

Después de bañarme, me fui a casa caminando. Seguía preocupado por lo que Sarada había dicho, así que me atreví a iniciar una conversación con ella por primera vez.

Shikadai: Hola

Shikadai: ¿Cómo estas?

En seguida leyó mi mensaje, pero no me respondió. Me quedé esperando un rato. Ella se veía en linea, y los dos tickets azules marcados... 

 Pero esperé un buen rato.

Llegué a casa y revise de nuevo el chat antes de entrar.

Nada.

Revisé después de cenar, y justo antes de irme a acostar. Ella me había leído, pero había decidido no responderme. Fruncí el ceño y me fui a acostar. ¿Por qué se ponía así? Yo intentaba ser amable.

Al día siguiente, cuando entre a la sala, la vi sentada en su puesto dibujando otra vez con su cuaderno.

Me senté a su lado.

—Hola.

Pero ella no me respondió. ¡¿Y ahora qué carajos le pasó?! Esta vez, molesto, me volteé y la miré.

—siempre me oyes aunque estés con audífonos. ¿No me vas a responder?

Y me ignoró otra vez.

¡Ush! ¡¿Para qué se ponía desagradable?!

—Yodo—arrugue mi frente asegurándome de que mi enojo fuera bastante notorio.

—No— continuó rayando su cuaderno.

—¿Qué sucede?

—nada.

Intenté tomar aire.

—Yodo, ¿por que estas enojada conmigo? —antes siempre me había respondido...

Me miró como si me quisiera ver muerto.

Se levantó y salió de allí.

¡¿Que rayos había pasado?!

El profesor llegó, pero ella no volvió a entrar hasta mucho después. Y cuando entró, se sentó en silencio. Se sentó solo para volver a rayar su cuaderno.

Decidí que le escribiría en un papel.

Shikadai: ¿Estas bien?

Lo deje encima de su mesa. Frente a sus ojos.

—¡Como si te importara si estuviera bien!—gruño claro, pero a un volumen bajo.

¿Y eso qué rayos significaba?! Volví a tomar mi papel, y agregué otra vez:

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