33)Yodo

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Vi a Sarada se acercarse y dejar mi buso junto a las otras cosas sobre la mesa.

—la polera no ha quedado completamente blanca...

Cerré mis ojos. No quería ver eso.

Todavía ni le decía a mamá lo que me había pasado. Mi hermano estaba fuera de la ciudad y volvía hoy en la noche, por trabajo mamá tampoco estuvo en casa esos días, pero anoche llegó y yo tenia que fingir que no había nada malo con la escuela. No podia seguir faltando. Ahora me había propuesto juntar dinero y comprarme una polera nueva antes de que ella se diera cuenta... Porque como carajos le explicaba lo de mi polera manchada? Iba a preocuparla. Había ahorrado dinero del que me había dejado. Como me había saltado el almuerzo esos tres días, ya llevaba la mitad.

—Yodo...

Levante la vista para mirarla con desagrado. ¿Qué tan idiota me creía? Ella fue quien me hizo ir por su estúpida mochila.

—¿quieres almorzar conmigo y mis amigas mañana? Almorzamos y estudiamos juntas en la biblioteca...

¿No le bastaba? ¿Lo del lunes no le bastaba?

—No —No necesitaba a nadie más y nunca iba a necesitar a nadie más!

¡A absolutamente nadie más! Menos si ella iba a engañarme para traicionarme. No le creería ni una palabra dicha con esa mirada de inocente que ponía.

—¿Por que no quieres compartir con nosotras?

—¿Qué planeas? —la mire fijamente— se que tuviste algo que ver con lo del otro día.

Sarada me miro como si no entendiera. Abrió sus ojos y luego comenzó a arrugar la frente poco a poco.

—Pero... yo te ayude. Me preocupe por ti.

—¡Claro! Después de decirme que fuera por tus cosas! ¡Odiosa y manipuladora! ¡¿Por que no fuiste tu misma por tus cosas! ¡Eran tus cosas! ¡¿Quien deja que otro tome sus cosas?!— y yo la estúpida no había sospechado nada hasta que me cayo toda esa pintura encima!—. ¡Nadie te pidió que me ayudaras! ¡No necesito tu ayuda ni a nadie que se preocupe por mi!

Me levante y salí.

Pero Sarada me sujeto del brazo y yo me moví con fuerza para que me soltara.

—¡No vuelvas a hablarme! 

—¿Qué te pasa?—dijo Shikadai desde la puerta—. Deberías escuchar lo que te está diciendo.

—¡Tu cállate también!—cerré mis ojos e intente salir pero el me frenó la puerta.

¡¿Que rayos planeaban ahora hacerme ahi?!
Lo empuje y salí rápidamente por la puerta. Mis manos me tiritaban. Me iría a casa.

—¡No habrá entrenamiento hoy!—grite sin mirar. Apenas podía respirar.

Podían irse todos al maldito infierno. Yo no les iba a creer nada más. A mi me daba igual.Iba entrando al pasillo para ir a los camarines. Debía sacar mi bolso que guarde en el casillero. 


Luego oí que Shikadai venía atrás.

—¿Por que eres mal agradecida? —exclamó siguindome desde atrás.

Me voltee furiosa.

—¡Que te importa!

—Te haces la insensible y que todo te da igual porque solo muestras lo que quieres mostrar, pero en realidad te ocultas de todos los demás. Las chicas te ayudaron ese día. ¡Sarada incluida! Tergiversas las cosas solo para tener excusas y alejar a la gente que se te acerca!

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