Catch me

36) Yodo

—Numero.

Me quede helada. No podia estarme oasando esto.

—Mama esta de turno ahora...  No puede venir a la escuela.

Con gesto de molestia suspiró y se sentó.

—Voy a hacerle una citación. Tendra una semana para traerme aqui a du apoderado. Además de que quedara en su expediente...—abrio uno de los libros.

—Señorita Yodo...

—Yodo Miskovic.

Comenzo a pasar las paginas.

—Yodo Miskovic. Aquí está.

—No estabamos haciendo nada...

—Suerte que el señor Vanthon los encontrara. ¿Tuene alguna idea de lo grave que es esta infracción?

—Sí pero... él entró para ayudarne. Solo para ayudarme...

—Pues usted debio salir. No pued eun hombre entrar ahí. ¿Y el resto de chicas?

—No habían mas.

—¿Admite que estaban solos entonces?

—No hay nada entre él y yo. Nisiquiera le gusto. Solo somos amigos y él entro porque yo me sentía mal y solo quiso ayudar.

—Primero viene hasta aca para decir que él se entromete en una pelea con otro chico debido a usted, y ahora me dice que entro amablemente al camarin de chicas para ayudarla a usted.

Mi estomago se apretó.

—Vaya que ha sido una excelentee amiga para haberlo metido en tantos problemas. Hasta antes de usted, su expediente era perfecto. Ahora se ha ganado dos suspenciones en menos de un mes, debido a usted.

Inclune ni cabeza y bajé la vista. Aquello habia sido peor que haber recibido una puñalada bien merecida. Y es que de cierta forma ya lo sabía. No quise decir nada más porque no me cabia en la cabeza nada mas. Ademas no sacaba nada ya.

Sabía que solo lo metía en problemas.

Hubo un silencio bastante largo mientras el escribia.

—aqui tiene. Cualquier dia a las 6. Tiene como plazo máximo una semana.

Mire la hoja y la tomé. La guarde en mi bolsillo mientras me ponia de pie.

—Digale a su... amigo, que entre.

Oficialmente lo odiaba. Era la segunda vez que insinuaba estupideces de esa forma. ¿Y shora que iba a pasarle a Shikadai?

Abri la puerta y la cerre inmediatamente al salir.  lo vi ahí, sentado frente a mí. Levanti su vista y me miró. Se notaba que estaba cargado de verguenza y preocupación. Era la degunda vez en su vida que por mi culpa estaba ahí, en inspectoría.

—¿Le explicaste?—se puso de pie. Levanto el centro de sus cejas poniendo esa carade amable que siemore traía.

Asentí debilmente. Me queria ir. ¿Porque tenia que pasarnos ahora?

—¿No te creyó?—susurro.

Yo simolemente lo miré.

El suspiró.

—Dijo que pasaras... Tal vez a ti...

—¿Me esperas?

Volvi a mirarlo. ¿Queria que lo esperara? Mi estomago se revolvió. No se veia enojadi, pero tal vez despues de que sus padres se enteraran, me discutiría que arruinaba todo l que hacía.