29) Yodo

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Cuando llegue a la escuela ese lunes por la mañana, el puesto de Shikadai estaba vacío. Y permaneció así de vacío todo el día. Sabía que no podía ser así de simple después de toda esa golpiza. Debía estar adolorido y no quiso venir a la escuela, lo cual era comprensible en sobremanera... Pero yo ya lo sabía. Aunque él me lo había negado, yo sabía que le dolía. Miré mi cuaderno y comencé a dibujar intentando concentrarme en algo más. Le había dado varias vueltas a eso de que yo no tenia la culpa, pero seguía sintiéndome responsable de que lo hubieran golpeado tanto. Estuve toda la clase recordándome que debía ir a dirección y explicar lo que en realidad sucedió.

Cuando tocaron el timbre, mi estomago se revolvió. Deje las cosas sobre la mesa, y mire hacia la puerta. Me sorprendí al reconocer a esa chica que ahora caminaba hacia mi. ¿Otra vez?

—Hola, ¿No vino Shikadai?

Moví la cabeza en señal de negación y avancé. No quería responde nada más. Debía concentrarme en cosas mas importantes.

—¿Qué le paso?

Volteé a mirarla.

—¿Por qué debería saberlo yo?

Su rostro cambió.

—¿No eres su amiga?

¿Amiga? Me quede en blanco unos instantes. Solo era su compañera de puesto, de equipo y la entrenadora del equipo masculino.

—Jamás hablamos —me encogí de hombros y acomode mejor las manos en los bolsillos de mi polerón.

La chica me quedo mirando.

—¿No tienes su numero? 


Me miró con desagrado. ¿Me estaría poniendo esas mismas caras si Shikadai estuviera sentado aquí al aldo?

—Me da igual que te hagas la tonta —Frunció el ceño y no me miró más. 

Salió de la sala ignorándome por competo. ¿Y ahora que le había hecho? Pegué la vista al cielo intentando armarme de paciencia. Era obvio que babeaba por ojitos, y al parecer yo la ponía celosa por pasar tantas horas sentada junto a ese idiota. Reanude mi camino hacia dirección. Como si me importara estar sentada junto a Shikadai. Nunca hablábamos nada, y usualmente yo... Bien, admito que lo miraba porque... Porque sí, pero no... además él nunca me miraba y no hablábamos nada. Ni siquiera cuando hablamos nos miramos, las pocas veces que hablamos. Probablemente prefiera estar sentado junto a alguien mas pero si nos habían asignado, él no se iba a cambiar aunque le disgustara.

Suspiré. Estaba de pie frente a la puerta del inspector. Mi estomago se revolvió, pero sabia que no iba a retroceder después de todo lo que Shikadai había tenido que soportar. Toque la puerta y esperé.

Espere... Mire el reloj y esperé un poco más. Espere hasta que...

—¿Si?

Mi estomago se revolvió todavía mas.

—Vengo... Quería hablar sobre...—mi corazón comenzó a saltar— El alumno que expulsaron el otro día. No fue justa su acusación, la verdad es que él golpeo al otro alumno por mi causa.

El hombre me quedo mirando como si nada.

No se si estaba roja o que, pero percibí un murmullo en los chicos que estaban sentados dos metros de ahí.

—¿A quien se refiere? ¿Al joven Nara? El fue suspendido la semana pasada...

Asentí.

Me miró fijamente y luego me hizo pasar.

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