8) Yodo

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Llegué a casa bastante contenta. Por fuera no lo aprentaba, pero por dentro estaba bastante contenta. Entré, subí a mi cuarto y tiré mi mochila en una esquina. Abrí mi baul de canciones y comence a sacar las que habia compuesto para ver cual de todas tocaría para el concierto. 

En las sesiones con mi sicóloga ya habíamos acordado dejar el tema de los chicos y chicas a un lado. Era momento de enfrentarme a esta clase de cosas, y llevaba tres semanas preparandome ansiosamente. Nunca había tocado ante nadie, pero tenía bastantes ganas de hacerlo. Bueno sí, una vez si tuve que tocar frente a mi anterior escuela, pero no fue lo que había esperado. 

Busque y ojeé mis composiciones, pero no estaba segura de que alguna me convenciera. 

Un pensamiento se posicionó en mi mente, y mi estomago se revolvió. 

Ese día despues de que el profeseor me diera el formulario, y de ver que todos se me habian quedado mirando, no me había sentido muy bien. Sí, sabía que para todos, ver a la mas callada y antisocial del curso ponerse de pie y atreverse a participar en algo, debio ser impactante. Suspiré. Pero cuando se trataba de musica, esas miradas no me iban a detener. 

Despues de esa noticia había quedado tan extasiada que no me interrumpi hasta que note que el mirón de ojitos, me miraba. Lo unico que atiné fue a preguntarle si acaso tocaba. ¿Tan raro encontraba que yo supiera tocar algo? No era la gran cosa saber usar un instrumento. Quizas el solía menospreciarme a menudo. 

Suspiré otra vez. 

Tonta de mi, inicie una conversación y entonces... ¡¿Por qué le comparti mi audifono?! Me atormentaría con eso todo el día. Debí parecer estúpida. Estaba tan contenta por lo que me había pasado, que ni cuenta me di que le mostraba una parte de mi a alguien... nada cercano.

 Seguramente se sintió incómodo. 

Mi estomago se revolvió. 

Tampoco me di cuenta de que acerque mi asinteo, le pregunte cosas de musica y luego, me acerqué demasiado. Era obvio que iba a notar el olor de su cabello. Estabamos practicamente al lado. Seguramente había sido invasiva. 

Definitivamente me sentí mal. En ese momento y ahora al recordarlo, me sentía igual de mal. Tonta de mi, no sé tratar con los demas y termino siempre...

 No sé, pero todos siempre terminan artandose y yo... Yo no sé porque sigo insistiendo en intentar hablarles. Simplemente debia entender que no encajaba en ninguna parte y así estaba bien. Ojitos como siempre, me detestaba.

¡Y qué mas daba! Ya sabía que eso era lo que sucedería, y sucedió. Por eso Prefiero encerrarme en mi mundo sola y desistir de compartir mis cosas. ¿Por qué tenemos que compartir nuestras cosas? Al menos yo ya estaba harta de intentar compartir mis cosas.

Me seque otra lagrima, y respiré profundamente para superar esa mala racha.

Cuando le dije lo del cabello, sí, me pareció gracioso. No entendía por qué mi hermano se urgía por esas cosas. Shikadai usaba un shampoo de flores, y no le quedaba nada mal, ni resultaba más femenino por usarlo. Su desodorante era masculino. Olía bien con ambos. ¿Por que los chicos como mi hermano piensan que las flores no pueden ser para varones? 

Y entonces sentí que se molestó. Ya era como la décima vez que algo así pasaba, y de todas esta fue en la que menos lo molestaba. Bueno, el que me acercara debió molestarle. Suspiré. Definitivamente yo no le caía nada bien. Lo había notado desde esa vez que me llamó desagradable. 

Ante ese recuerdo, no se por qué, me dieron ganas de llorar otra vez.

Bueno, si sabía porqué.

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