3) Yodo

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Ese lunes, no sé por qué. Pero entre a fanfarronearle de mi avance.

—Tengo su numero—sonreí mientras me cruzaba de brazos.

Ella levantó sus cejas y luego mostró su bonita sonrisa.

—¿Y cómo sucedió eso?

—Me obligaron. —Sonreí todavía más.

Ella se rió.

Había insistido tanto en que le hablara a mi nuevo compañero de puesto al enterarse que era el mismo del que había oído las conversaciones interesante la otra vez, que después de una semana no me pareció malo fanfarronearle que podía tener su numero fácilmente si quería.

No era tímida.

—¿Como fue que te obligaron?

—Descubrí que es parte del equipo.

—¿Del masculino?—asintió bastante esperanzada.

—No voy a hablarle.

—Tienes intereses en común. ¿Por qué no?

—Porque simplemente no necesito hablarle. Ni me apetece hacerlo.

—¿Y por qué tuviste que pedirle el numero?

—Seremos equipo.

En eso la vi sonreír, como si supiera que iba a terminar hablándole de todas formas.

—Bueno, por su puesto que por cosas del equipo, y de los campeonatos tendré que hablarle. Ademas... de que tendré que entrenarlo, claro.

—Ya es un avance.

Suspiré.

—No seremos amigos.

—¿Cómo es?—sonrió.

Yo me encogí de hombros.

—Como cualquier otro de su edad.

Me arqueó una ceja.

—¿Si? ¿y cómo es eso?

—Orgulloso. Engreído... Intentando encajar dentro de este mundo social... ¿Por qué hacen eso a esta edad?

—¿Me lo preguntas de verdad?

—No—me eche hacia atrás—. En realidad no —no me interesaba lo que pensaran a esta edad— Además es algo rígido ... y también es enojón.

—¿Alguna virtud?

Arrugué mi boca un poco.

—¿Competitivo?—se iba a esforzar por el equipo. Me gustaba la gente que se esforzaba para conseguir los objetivos.

—¿algo más?

¡Dios! No quería pensar en nada mas.

Me encogí de hombros y negué con mi cabeza. Ella parece que evidenció mi rechazo a segur indagando sobre ese tema.

—¿Que me dices de tus compañeras?

—No soy amiga de ninguna—me encogí de hombros.

No me interesaba hablar con ninguna.

Yo ya me había determinado a no hablar mas de lo necesario con ninguna. ¿Y por qué carajos teníamos que volver al mismo tema?

Ese día la sesión fue... igual de aburrida que las anteriores. Estaba cansada, pero ella insistió. tuvimos una conversación bastante compleja de las razones por qué no era bueno no relacionarse con la gente. Admito que admiraba a esta mujer. Sabía como convencerme bastante bien. Con razones y argumentos que yo no le podría rebatir. Suspiré.

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