28) Temari

126 16 32
                                    


Cerré la puerta del cuarto. Ya todos se habían marchado. Shikadai se había ido a acostar temprano, porque debía estar bastante adolorido. Volteé a mirar a Shikamaru, que ya estaba acostado, scroleando la pantalla de su celular. 

—Entonces, ¿Es la rubia? 

Levantó sus cejas sin dejar de mirarme. Detestaba que pusiera esa cara de idiota cuando procesaba las cosas. 

—Porque no fue la que me ayudó con los vasos...—Sí, al principio pensé que era ella. 

Me sonrió de lado. Al fin había entendido lo que le estaba preguntando.

—Temari...

—Es la de lentes—suspiré mientras levantaba la almohada para sacar mi pijama. 

Detestaba cuando se hacía el interesante con algo que él sabía y a mi me importaba. No le demostraría qué tanto me importara esa ventaja que llevaba. 

Lo miré de reojo. No me respondía nada y eso solo significaba una cosa. 

—Tú sabes—volví a mirarlo. 

—¡¿Cómo voy a saberlo, mujer?!

¡Ah! no me engañaba. Lo apunte. 

—Lo sabes. 

—No lo sé. 

—Te quedaste callado en lugar de ayudarme a sacar conclusiones! 

—Te preocupas demasiado. Shikadai me ha dicho que no siente nada por nadie. 

—¿Y se lo creiste?—me crucé de brazos. 

¡Uy! Ese hombre sabía ponerme de mal humor. 

—¿Por qué no puedes decirme?! 

—porque no lo sé, solo tengo sospechas. 

Comenzó a reirse. 

 —¿Y cuales son tus sospechas?

Siguió riéndose mientras se cubría como si se fuera a dormir. 

Me quedé observándolo. ¡Sabía que él lo sabía! ¡¿Por qué no me lo decía?! Era obvio que se había quedado en el salón conversando para descubrir cual de todas era. ¿Y cómo lo había logrado? ¡Ush! tenía más información que yo para lograr averiguarlo. 

—¿No vas a decirme?

Levanté las cobijas y me senté en la cama. Solté mi cabello esperando que me dijera...

—No. 

Molesta, voltee a mirarlo. Me quedó mirando. 

—¿crees que voy a caer otra vez? 

entrecerré mis ojos. 

—No, no me arriesgaré. 

—bien, pues entonces yo te daré mi opinión. 

—¿A sí?—bostezó y se acomodó emjor. 

Me acosté también. 

—Shikadai miraba bastante a la chica de lentes. 

—Sarada. 

—Claro, como tu estuviste...

se rio. 

—Era bastante dulce y amable. 

—¿Por qué crees que es ella?

—Porque fue a la cocina a ayudarme. Primero le dice a mi hijo que tiene ojos lindos, y luego se acerca a ayudarme a la cocina de manera amable para que me agrade. 

Catch meDonde viven las historias. Descúbrelo ahora