Daffodil: Capítulo 7

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Con tantas emociones en la cabeza no había logrado dormir ni siquiera un par de minutos, tuvo que caminar de vuelta a la guardia totalmente agotado, pero notaba que no era el único.

Todo el grupo parecía realmente cansado, así que no habían hablado mucho.

Apenas había entrado a su cuarto y se había recostado sobre su cama cayó rendido al sueño. Todas esas horas habían drenado su energía por completo, sin embargo, acostumbraba a ser una persona diurna, y despertó tras algunas horas.

Seguía cansado, pero ahora que podía estar tranquilo es cuando sus pensamientos más lo atacaban.

¿De dónde había venido esa flecha?

Quien haya sido había huido casi al instante, ¿quizá su ala lo había intimidado?

No era común ver un ángel en Barlovento, de hecho, estaba seguro de que no eran bienvenidos allí, aunque él era una excepción.

Suspiró pesadamente y se levantó, tratando de ignorar el latente dolor que golpeaba su cabeza. Era algo bastante molesto, pero sobreviviría.

Caminar por la guardia y escuchar todo el ruido constante le daba tranquilidad, sabía que a donde sea que mirara probablemente habría alguien, eso siempre alejaba el sentimiento de soledad. Además, todos siempre habían sido amables con él.

Sus pasos lo guiaron casi inconscientemente hacia el comedor, la idea de beber algo caliente le parecía agradable.

Algunas personas iban y venían de allí, así que saludó con una sonrisa a cada rostro conocido con el que se cruzaba mientras se dirigía a la cocina. Estaba sirviendo algo de té en una taza cuando alguien le habló.

Te ves horrible —afirmó la ojiazul, con aquella sinceridad tan típica de ella.

Gracias, Kaori —rio.

Lo digo en serio, ni las almas en pena están tan demacradas. Y no es que me quiera meter en tus asuntos, pero ¿pasó algo?

No me gustaría hablar de eso...

Bien, porque no quería saberlo —sonrió.

Sean no pudo evitar reír, ella era de las pocas personas que no temían a decir lo que les pasaba por la cabeza, independiente de cómo pudiera sonar. Para ella, preguntarle a alguien cómo se encuentra era simple cortesía.

A veces pareciera que eres la única persona aquí que no tiene problemas.

Los tengo, como cualquiera, pero no dejo que me afecten... de lo contrario podría terminar como Usagi, preferiría morir primero —suspiró.

¿Usagi?

Sean la miró sin comprender muy bien, tras lo sucedido el día anterior sabía que la tristeza de esa conejita era bastante evidente en todo su ser. De hecho, cualquier emoción que experimentara saltaba a la vista.

Vino hace un rato, parecía deprimida. Leyó en una caja de cereal que prometía que si lo desayunabas comenzarías un buen día o algo parecido, y se lo llevó. ¿No creerá realmente en eso o sí?

Conociéndola como la conocía...

Probablemente sí.

Quizá no le importaba mucho que comer, volvimos de una misión hace no mucho... igualmente pasaré a verla —le comentó, restándole un poco de importancia.

Así como le daba vueltas al asunto de la flecha en su mente, quizá ella pensaba en lo mismo, o algo más allá de eso, como sus lágrimas lo habían demostrado el día anterior.

[GC] AmarilloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora