Movió cuidadosamente el arco en sus manos para posicionarlo, respiró suavemente para no hacer ruido, y sus ojos ambarinos se fijaron en la diana a metros de distancia. Acomodó la flecha y tensó la cuerda, su anclaje era el correcto, como siempre.
Incluso si sabía que daría en el blanco, se resistió a disparar.
Simplemente mantuvo la posición mientras repasaba cada paso en su mente.
Todo iba bien, pero algo en su cabeza no lo dejaba tranquilo. Quizá era esa costumbre que había desarrollado durante su aprendizaje, escuchar siempre una corrección o una frase que lo alentara y confirmara que lo hacía a la perfección.
Suspiró bajando el arco, era como una oleada de nostalgia que le golpeaba directamente. Había pasado demasiado tiempo creyendo en una causa injusta, tenía esas voces grabadas a fuego en su mente, y no creía que pudiera borrarlas pronto.
Aunque sí podía notar una gran diferencia, aquellos recuerdos que lo perturbaban parecían cada vez más lejanos, como si ya hubiera transcurrido una eternidad desde que ocurrieron.
Incluso la herida en su espalda no era más que una cicatriz.
Se preguntaba si su mente había sanado junto con su cuerpo, recordaba cuando Terran cuidaba de esa herida y se burlaba de sus miedos que, a sus ojos, eran absurdos. Tras eso había pasado largo tiempo aterrorizado e incapaz de poner sus manos en un arco.
Cuando Aurian le motivó a practicar el tiro con arco nuevamente, sentía que el arma temblaba bajo su inquietante pulso acelerado, y las pocas flechas que se atrevía a soltar no llegaban muy lejos. Fallaba todas las escasas veces que lo intentaba.
Conocer gente nueva y amable fue lo que trajo de vuelta algo de tranquilidad a su vida, y tras conocer esa agradable sensación, estaba seguro de que muchas otras personas necesitaban sentirse protegidas, es lo que ahora quería brindarles.
Había aprendido a usar el arco con el propósito de satisfacer la necesidad de Firelight, la precisión de sus flechas era tan buena que no tardó en unirse a las filas de su instructor Arsek, mismo motivo que le había hecho conocer la realidad sobre la tan aclamada "justicia".
En su mente, su conocimiento del arco solo había causado daño, y por eso temblaba al tenerlo nuevamente en sus manos, tenía la necesidad de alejarse.
Fue así hasta que Aurian le ayudó a entender que su uso del arco tendría el propósito que el albino quisiera darle. Tras conversar su posible entrada en la Guardia Cristal, se convenció a sí mismo que usaría sus habilidades para proteger a las personas que se volvían importantes para él, su lealtad ahora estaba con la casa real de Barlovento, con los príncipes que lo habían motivado a seguir adelante.
Con ese nuevo objetivo en mente, recuperaba algo más de confianza en sí mismo, y conocer a Mya y Usagi solo había reafirmado todo lo que comenzaba a creer.
Cuando Mya le pidió su consejo de arquería, no estaba seguro de poder ayudarla, pero ver su entusiasmo por aprender y la forma en que movía su propio arco con naturalidad le daba una sensación de orgullo, ella tenía esa seguridad de luchar por algo en concreto.
Si quería proteger a todos sus nuevos amigos, se aseguraría de jamás fallar una sola flecha.
Haciendo a un lado esos recuerdos, regresó la vista a la diana, y con un rápido movimiento cargó la flecha para dispararla casi sin la necesidad de apuntar.
Bajó el arco nuevamente solo para notar que había dado justo en el blanco.
Eso podía calmar su corazón una vez más.
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[GC] Amarillo
FanfictionDicen que los ojos son las ventanas del alma. Estos personajes guardan grandes secretos tras sus ojos ambarinos...