Daffodil: Capítulo 11

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Sean puso toda su voluntad en no hacer una mueca tras haber bebido el agua caliente dentro de la taza en sus manos, una planta oscura estaba sumergida en el fondo, el cual le aportaba un sabor terriblemente amargo.

No estaba seguro de lo que era, pero el sabor no era ni remotamente parecido a un té.

Agatha se lo había entregado después de darle sus medicinas, y dijo que, si no se lo bebía completo, se aseguraría personalmente de que tuviera que beber algo peor.

Eso era motivación más que suficiente...

Por otra parte, la animada conversación que escuchaba de sus amigas le permitía concentrarse en algo que no fuera ese horrible sabor.

Parecía que el tiempo nunca había pasado, Mya y Usagi se sentaban a cada lado de la cama y hablaban tan alegremente como siempre, la única diferencia es que Mya se había animado a contar historias tal y como Usagi solía contarlas mientras viajaban juntos por la región.

También era extraño oír sobre sus misiones durante esas tres semanas, era casi irreal no haber estado allí con ellas.

Siento que ha pasado muchísimo tiempo desde ese viaje... la próxima vez tenemos que ir juntos a Valgarde, ¡prométanmelo! —exigió Mya, intercalando su mirada chocolatada amenazante en sus amigos, demandando una respuesta inmediata.

Quizá es un poco pronto —contestó Usagi.

No voy a ser yo quién nos detenga —intervino Sean—. Ya me siento bien, solo tendríamos que acordar los detalles antes de partir a algún sitio.

Mya se levantó de un salto, tan emocionada que casi se ponía a brincar en su lugar, y su felicidad era evidente en sus ojos que brillaban como si contuvieran cientos de estrellas.

¡Podríamos visitar mi casa!, ¡y también podrán conocer a Raclaw!, se me ocurren mil cosas que podemos hacer allá, ¡va a ser tan divertido!, tengo que decírselo a los demás antes de que hagan planes.

Con la velocidad de una flecha recién disparada, Mya salió de la habitación mientras desvariaba, murmurando sus futuros planes a sí misma en busca del panorama perfecto.

Es un poco extraño... —dijo Sean en voz baja.

¿El hecho de que de pronto habla tanto de su casa?, supongo que extraña mucho a su mascota —respondió la pelirrosa mientras sus manos jugueteaban con el dobladillo de una manta sobre su regazo.

Aunque hacía calor fuera, ella usaba unos guantes gruesos que parecían ser para el invierno, el tono rosa con los patrones de líneas blancas daban esa impresión.

Me refería a como invirtieron los papeles, pero sí, también es extraño.

¿Te parece que estoy hablando muy poco?, la verdad es que no sé qué decir, parece que agoté mi reserva de historias —comentó con una pequeña sonrisa asomando por la comisura de los labios.

Sean reconoció en sus gestos que Usagi estaba nerviosa, su sonrisa tan alegre destacaba siempre que la hacía, y en esa ocasión la escondía detrás de una mirada nostálgica.

No estaba seguro de poder preguntarle qué sucedía, el tiempo no había transcurrido para él, por el contrario, para Usagi habían pasado tres semanas, algo que parecía haber colocado un muro entre los dos.

También esperaba recibir preguntas tras lo ocurrido con Arsek, sin embargo, el tema estaba enterrado en un oscuro bosque lleno de neblina, donde nadie era capaz de encontrar la forma de traerlo.

¿Estás... seguro de que te sientes mejor? —preguntó ella tras haber esperado por una respuesta que nunca llegó.

Estaba claro que hacía esa pregunta porque estaba preocupada, pero también temía que le devolviera la misma pregunta.

[GC] AmarilloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora