Gold: Capítulo 8

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Yeicold se quedó observando fijamente el contenido de la taza entre sus manos, el cálido líquido humeaba ligeramente, transmitiendo su calor en aquella fría noche.

Se había quedado con todas esas dudas en la cabeza ya que no encontró el momento para hacer preguntas, Sayaad desapareció y Nayura pasó el resto del día corriendo por todas partes para ayudar a esas personas heridas, ahora la veía acercarse para sentarse en un sofá frente a él.

Parecía realmente agotada.

¿No deberías estar durmiendo? —preguntó el vampiro.

No podría sabiendo lo mucho que están sufriendo. Aunque tampoco había mucho que pudiera hacer, lo mejor será trasladarlos de vuelta a la guardia mañana temprano. ¿Qué tal estás tú?

Bien. Quisiera no tener que agobiarte con mis preguntas, así que solo haré una. Si no te importa...

Puedes preguntar todo lo que quieras —sonrió, aunque por la forma perezosa en la que se acomodaba, dejaba en evidencia que podría quedarse dormida en cualquier minuto.

Quiero saber qué es lo que sabes de mí, más concretamente con qué convenciste a Sayaad para que hiciera ese trato conmigo.

No sé muy bien cómo responder eso...

Sé que perteneces al vuelo verde Nayura, no tiene sentido que mientas.

La peliverde se asustó con sus palabras y echó un vistazo rápido a su alrededor para asegurarse que nadie estuviera cerca como para oír esa conversación. Parecía aterrada con la idea de que todos pudieran saberlo, pero eran los únicos que se encontraban en ese salón.

Incluso si Yeicold tenía infinidad de preguntas, estaba seguro de que si obtenía la respuesta a esa duda en concreto, las demás perderían relevancia, le había estado dando vueltas en su cabeza toda la tarde.

¿Sayaad te lo dijo? —cuestionó, comenzaba a sentirse tan enojada como traicionada.

Lo hizo, pero tampoco hacía mucha falta, me di cuenta antes de que lo hiciera.

¿Cómo lo hiciste?, no tiene ningún sentido, no hay forma de que alguien más sepa eso, yo solo se lo conté a él.

Akida parecía muy interesada en ti, no sé qué tanta información tiene, pero le hizo saber lo necesario a cada uno de sus asesinos para que pudieran capturarte. No es como si pudieras encontrar un dragón todos los días.

Nayura se descomponía con cada palabra, su miedo no le permitía pensar con claridad, y trataba de recordar qué cosas había hecho tan mal como para exponerse a sí misma de esa forma, era algo que simplemente no conseguía entender.

¿Cómo pasó todo esto...? —se preguntaba a sí misma.

Respondí a tu pregunta, ¿responderás a la mía?

Ella comenzó a juguetear con su propio cabello, cepillándolo con sus dedos en un intento inútil de distraerse, mientras más pensaba la respuesta, menos quería soltar aquellas palabras. No había manera de explicar lo que sabía sin traicionar a todos los silencios que prometió antes de alejarse de los suyos.

El vampiro esperó pacientemente sin decir una sola palabra, comenzaba a deducir que no tendría esa información muy pronto, o al menos eso evidenciaban los largos minutos silenciosos entre ellos.

Yo... no puedo contestar eso...

Supongo que consideras haberte expuesto demasiado como para confiarme información que tiene que ver conmigo —concluyó el pelirrojo, dejando la taza sobre una pequeña mesa.

[GC] AmarilloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora