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Habían conseguido acostar a Harry en la cama, luego de limpiarla, para que el omega pudiese sostener a sus bebés por primera vez.

Louis no los había querido tomar en brazos pero se veían tan pequeñosy rosados, con sus ojos grises mirando a nada en específico.
El se sentía un alfa horrible es esos minutos, no había visto nacer que sus hijos solo por el trabajo y había permitido que cualquier alfa y dos omegas sirvientas de la casa tuvieran que acompañar a Harry en su momento de parto. No sé imaginaba lo difícil que debió haber sido eso.

- Aquí vamos, ¿listo?

- Si, por favor.

El doctor dejó a Atenea en el brazo izquierdo de Harry y a Apolo en el derecho. El omega ahora ni siquiera miraba a Louis.

Los miraba con admiración y mucho amor a los dos bebés rosaditos en sus brazos que movían los ojos al sentir los latidos del corazón de su mamá por primera vez luego de salir de su panza.
Se sentía tan extraño y bonito tener a sus bebitos por primera vez en brazos luego de ocho meses esperándolos.
Sus primeros bebés.

Ya era mamá.

- Hola, cachorritos. Papá y yo los amamos mucho.

Louis se tensó a un lado suyo y Harry lo sintió.

¿Merecía ser llamado padre si nisiquiera vio nacer a sus hijos?

- ¿Quieres sostenerlos, mi amor?

Louis entró en pánico. Su omega estaba esperando que sostenga a los cachorros como si nada hubiese pasado y todo estuviera normal. Su sangre comenzó a calentarse y su cara padeció de tal manera que salió de la habitación sin importarle que un alfa estuviera dentro. El si había presenciado el parto después de todo, tenía más derecho que Louis a sostener los cachorros.

Se estaba castigando a el mismo.

Se encerró en su oficina y comenzó a quemarse los dedos con una vela hasta que a estos le salieron ampollas. No sé sentía digno de tocar a su omega ni de sostener a sus bebés.

Nunca lo sería.

~

La noche llegó y Harry mentiría si dijese que no estaba algo dolido por que Louis no estuvo con él en todo el día. Le hacia creer que no quería tener a sus bebés y su omega quería llorar. Pero ya no salían lágrimas, porque es estaba feliz de tener a sus bebés y no se amargaría por el.

Así que luego de acostar a sus bebés en sus respectivas cunas cuando ya fue la hora de dormir, se dio un baño el solito y se puso su camisón. Estaba algo decepcionado y molesto así que no le importaba si Louis dormía en su oficina o no. Que se las arreglé.

A mitad de la noche y cuando el omega había perdido alguna esperanza de que su alfa se venga a acostar con el, la puerta de la habitación se abre y Louis aparece por la puerta, caminando desconfiado por la habitación hasta llegar a su lado de la cama. Pero no se acuesta, el se queda de pie a un lado de la cama sin hacer nada.

- ¿Que estás esperando?

A Louis se le eriza la piel al escuchar la voz de su omega así de fría por primera vez en su matrimonio. El alfa huele la cama pero sigue sin acostarse.

- No quisiste estar con los bebés, desapareciste por todo el día y ahora dudas en acostarte conmigo...

Harry sintió las lágrimas bajar por sus mejillas.

- Casi parece que te arrepentirás...

- Nunca en la vida-

El omega se destapa por completo y se sienta en la cama mirando en dirección a Louis. En la oscuridad se nota los ojos llorosos del omega.

-¿Entonces que sucede, amor?, háblame, por favor.

Dijo con esa voz tan dulce que hizo a Louis morir y resucitar en un segundo. Las lágrimas cayeron por los ojos del alfa asustando al omega.
Este último se arrimó a Louis intentando abrazarlo pero este se corrió dos pasos atrás.
Harry lo miro incomprendido.

- Yo te traicione, Harry.

El omega palidecio.

- Yo no soy un buen alfa.

-¿De que estas hablando?

Ahora los dos están llorando en la oscuridad.

- Yo debí haber estado aquí para el nacimiento de Atanea y Apolo. Otro alfa tuvo que tocarte, otras personas te ayudaron con el parto mientras yo estaba en el estupido trabajo.

Y entonces Harry comprendió.

-¿Estas así por no presenciar el parto? Eso es algo que no fue decidido por nadie. Aún faltaba un mes para el parto y tu ibas a tomarte un mes de descanso para presenciar el parto. Esto no fue culpa de nadie, no lo controlamos nosotros.

- Pero yo debí saber...

- Claro que no, amor. No eres adivino y yo no estoy molesto por eso. Me molesta más que por estos mal entendido tu te encierres en tu oficina todo el día cuando tus cachorros están en tu casa recién nacidos.

Louis se acercó un paso más.

- Yo no quería hacer eso.

- Tenemos solo dieciséis y diecinueve, muchos años para tener muchos cachorros. No necesitas preocuparte por no presenciar solo uno. Tendremos miles de partos más si quieres... y tampoco es muy bonito ver a un omega en parto. Rosa se desmayo y Almendra vomito por una hora.

El alfa se río ante lo último.

- Te amo, ¿sí? Pero hay que disfrutar a nuestros cachorros ahora, no es tiempo de lamentarse de cosas que nosotros no controlamos.

Louis le dio una sonrisita de esas que Harry conocía.

-¿Que?

- Parece que la maternidad te afectó, señora.

Harry abrió los ojos, ofendido.

-¿Señora? Te recuerdo que hace tres años tenía trece.

- No lo digas así, parezco pedófilo.

El alfa atacó al omega derribando a este sobre la cama mientras le daba besitos. El omega cerró los ojos mientras el alfa lamia toda su cara y su marca.

- Te extrañé tanto, tanto, tanto...

Un beso corto en los labios.

- Yo mucho más, alfa.

Luego de besarse por unos minutos se acostaron en la cama abrazados. Porque sus peleas no duraban más de un día... o bueno eso pensó hasta que se acordó de la que duró semanas.

Arrugó la cara al recuerdo.

- Te amo, alfa.

- Yo te amo más, omega.

Y con un último beso en los labios se durmieron.



~

Un llanto de bebé a las cuatro de la mañana hizo que Harry diera un salto en la cama muerto del miedo. Despierto a su alfa con lágrimas en los ojos.

- ¿Que...

- Louis, escucha.

Los llantos se hicieron más fuertes.

- Harry tenemos cachorros.

Y Harry relajo su cuerpo.

- Cierto...

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