Generosidad y conveniencia no son la misma cosa

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Andy se vistió y salió tras Sam. No dejaría las cosas así.

Bajó las escaleras al trote y cuando llegó a la recepción, lo vió junto a la puerta de entrada hablando con... ¿Jason?

Frunció el ceño algo desconcertado y caminó hacia ellos con la respiración agitada por bajar tres pisos corriendo; no sabía que Jason y Sam se conocieran.

-Hola Jason -lo saludó con la mano y luego miró a Sam-. ¿Podemos hablar?

Jason le devolvió el saludo con una sonrisa.

-Tu amigo vino a verte -se apresuró a decir Sam, quién enseguida retrocedió algunos pasos y continuó con su trabajo en la recepción.

-Jason... -Andy suspiró-. Ahora es un mal momento, debo hablar con Sam de algo importante. Lo siento.

-Aah, entiendo -Jason miró a Andy y luego a Sam como en cámara lenta. Frunció el entrecejo-. Bueno, cuando quieras hacer algo ya sabes que yo no tengo nada que hacer, así que...

-Si, te llamo luego, ¿está bien? -Andy sonrió falsamente para que no se sintiera mal, y esperó a que se fuera del edificio para hablar con Sam.

Pero Sam no quería hablar con él, y para evitarlo caminó hacia el baño y se encerró allí. Andy golpeó la puerta repetidas veces y no hizo caso al portero cuando le dijo que se fuera, que no quería verlo ni hablar con él.

-Déjame explicarte por favor... -casi suplicó apoyado contra la puerta del baño. Aunque no tenía muy claro qué podría explicarle, pero por lo menos quería hacerle entender que él no tenía nada que ver con esa nota.

En ese momento una señora salió del elevador y lo miró extraño mientras pasaba hacia la puerta. Andy le sonrió pensando en lo rara que debía verse esa escena desde su perspectiva.

-No me expliques nada, vete -contestó Sam con enojo en el tono de su voz.

-Está bien. Adiós. -Andy pretendió caminar pero se quedó en silencio detrás de la puerta.

Luego de varios segundos Sam abrió, y Andy ingresó al baño a la velocidad de la luz para encerrarse junto a él.

-¡¿Qué haces?! -se quejó Sam.

-¡Shh! -Andy le tapó la boca con su mano para que no gritara-. Déjame explicarte -la quitó lentamente cuando corroboró que no iba a hacer un escándalo.

-El baño es diminuto, no cabemos ambos aquí... -dijo Sam desviando la mirada hacia otro lado. Las paredes, el piso, el techo. Cualquier cosa parecía ser mejor que los ojos del chico que tenía en frente.

-Lo sé -susurró Andy-. Pero no me dejarás explicarte si te dejo salir.

Sus cuerpos se encontraban pegados frente a frente, no había más espacio para moverse allí dentro.

-¿Qué quieres explicarme? No hay nada que explicar.

-¡Yo no escribí ese estúpido papel! -argumentó intentando hacer contacto visual con el portero levantando la mirada, puesto que él era unos centímetros más alto.

-No te creo.

-¡Mírame! -ordenó con firmeza.

Sam tragó saliva. Luego de algunos segundos de silencio dirigió la mirada a la de Andy, y suspiró.

-No te hubiera dejado dormir en mi apartamento si pensara eso de ti -aclaró Andy.

-Lo hiciste por lástima. Y está perfecto, fuí yo quien se confundió. -Inmediatamente pareció arrepentirse se haber dicho las últimas palabras.

-¿Se confundió? -repitió Andy frunciendo el ceño.

-Quise decir... que yo... Es que pensé que... ¡Olvídalo!

-¡Sam, me estás confundiendo! -levantó la voz.

-¿Por qué? ¡Eres tu quién cree que soy asqueroso! -contestó enojado y acercó su cara a la de Andy con molestia.

-¡Yo no creo que seas asqueroso!

-¡¿Entonces qué?! -Sam amagó a abrir los brazos como pidiendo una explicación, aunque realmente no tuvo mucho espacio para hacerlo. Pero ahora sí, lo miraba a los ojos. Quería explicaciones. Mas bien, necesitaba explicaciones.

-Entonces... -Andy inspiró profundo y dudó de lo que estaba por hacer, pero cerró sus ojos. Contuvo el aire y se acercó lentamente a los labios del portero.

Sus alientos se cruzaron y pudo notar que el Sam no se movió. Estaba rígido en el lugar. Continuó acercándose a él.

Lo estaba por besar... Quería besarlo...

Lo besó.

Sus labios se unieron en un tibio beso.

Sam lentamente cerró sus ojos y recibió el beso de Andy; no lo detuvo.

Sus labios se movían en sincronía, como si hubiera música clásica de fondo y ellos siguieran el ritmo. El beso duró algunos segundos más, hasta que Andy se alejó de él.

-Lo siento... -dijo y agachó la cabeza. Pero Sam no respondió a su disculpa-. Creo que iré a mi apartamento -pronunció en una voz tan baja que apenas pudo oírse.

Pero Sam se mantuvo en silencio.

Andy salió del baño y corrió por las escaleras. Cerró la puerta del apartamento con llave y se tiró sobre la cama con los ojos bien abiertos. Tapó su boca con su mano, y se retorció sobre la cama. Repitió el beso una y otra vez en su mente, como una película. ¿Por qué mierda había besado al portero?

Que he hecho...

Through The Lock © [Completa] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora