Asuntos de seguridad

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Andy despertó y lo primero que vió fué el techo descascarado y con manchas de humedad de la habitación de hotel. Enseguida sintió un fuerte dolor de espalda al querer voltear a ver a Sam. Maldito colchón de alfombra, pensó apretando los dientes.

Tomo su celular para ver la hora: 09:23 am. Se levantó con cuidado de la cama para no hacer ruido y se tomó unos segundos para observar a Sam dormir: su cara se aplastaba sobre la almohada, su pelo caía revuelto sobre su cara y roncaba suavemente con la boca ente abierta. A los ojos de Andy, esa era una imagen hermosa.

Caminó por la oscuridad estirando su espalda. Aún se preguntaba qué clase de hotel no tenía una ventana en la habitación, era extraño. Subió el interruptor de la luz y la pantalla verde pastel que colgaba del techo encendió una luz naranja muy tenue.

Se acercó a su valija para tomar ropa, pero algo llamó su atención provocándole una sensación que ya conocía: pánico.

Sobre la cama se hallaba un papel color verde pastel doblado por la mitad. Se quedó helado frente a él durante varios segundos e intentó convencerse de que debía ser otra cosa, un mapa, o algo así. Se acercó, lo tomó con sumo cuidado, casi como si estuviera contaminado, y entonces lo abrió:

"¿No le contarás a tu novio y a tus amigos lo que hiciste, Andy? :)"

Lo soltó rápidamente al leerlo y el papel cayó al suelo. Con su corazón acelerado se agachó en cuclillas y cubrió su cara con las manos apretando con demasiada fuerza sus lagrimales. Respiró profundo intentando pensar quién demonios lo estaba molestando. Además, ¿decirles lo que hizo? ¿Acaso se refería a... lo que estaba pensando?

No. No era posible.

—Quizás tenías razón papá... —susurró mientras tiraba con rabia de su cabello.

—¿De qué hablas?

—¡Maldita sea! —Andy se levantó rápidamente al ver a Sam sentado en la cama, observándolo—. Es que... —tragó duro y pensó en mostrarle el papel, pero eso solo arruinaría el viaje y haría preocupar a Sam, y siendo que no había mucho que pudieran hacer con respecto a las notas, prefirió fingir que nada había sucedido. Tomó el papel y lo arrugó en su puño—. Es que soñé algo horrible acerca de mi padre. No te preocupes. ¿Cómo dormiste?

—Ah... —Sam se peinó con los dedos—. A pesar de que ésta cama es como un papel de calcar, dormí bastante bien, ¿y tú?

—Dormí bien. —Estiró sus brazos por detrás de su cabeza-. En realidad me duele todo.

—También a mi —rió Sam y se levantó de la cama para vestirse—. ¿Hay desayuno en éste hotel?

—No lo sé. Pero espero que si porque mi estómago está enojado.

—Iré a preguntar —Sam lo besó y luego le sonrió mirándolo a los ojos antes de salir de la habitación.

Andy tomó algo de ropa y se metió preocupado a la ducha intentando pensar en otra cosa que no fueran las estúpidas notas de algún psicópata, y cuando terminó, se calzó y se abrigo para salir. Pero al abrir la puerta, se encontró con la escena que menos esperaba ver: Sam y Jason murmuraban en medio del corredor. Muy cerca uno del otro, como si estuvieran contándose secretos.

—¿Qué hacen? —Interrumpió descolocado.

Ambos voltearon rápidamente a verlo.

—Andy... -dijo Sam y se alejó de Jason para acercarse a él—. Le estaba preguntando a Jason qué había hecho ayer para asustarte de esa manera.

—Sí, y no sé a qué se refiere —alegó Jason enojado, cruzando de brazos y con una ceja levantada.

Andy suspiró pesado. Sabía que Sam quería ayudarlo al enfrentar a Jason, pero él preferiría evitar el tema. Pero ahora el tema ya estaba abierto, y debía enfrentarlo.

—Es... por la conversación que oí que tenías en el baño ayer, con Giussepe —confesó.

—¿Escuchaste mi conversación? —preguntó Jason ofendido.

—Bueno, sí. Es que te estabas tardando en el baño y te escuchamos gritar desde la mesa. Solo quería ver si estaba todo bien y sin querer escuché que hablabas con él.

Jason suspiró y lo miró como si estuviera indeciso sobre si hablar o no.

—¿Y por qué eso te hizo creer que yo quería molestarte? —frunció el ceño.

—Bueno... yo... —mierda, ¿y ahora que le decía?—. Yo pensé que hablaban de... mi.

—¿Qué? —Jason rió—. ¿Por qué hablaría de ti con Giussepe?

—Pues no lo sé, dímelo tú...

Jason frunció el ceño y los observó a ambos por algunos segundos.

—Si quieres saber sobre qué hablaba con Giussepe, te lo diré... —Andy y Sam se miraron y se tomaron de las manos, como anticipando que algo estaba por suceder. EntoncesJason prosiguió—: Resulta que Giussepe era el organizador de este viaje, y él... —hizo una larga pausa para pensar—, manipuló el sorteo para que yo ganara.

—¡¿Qué?! —Andy y Sam dijeron al mismo tiempo.

—Sí, lo que escucharon.

—Pero, ¿por qué? —Andy preguntó confundido; no esperaba escuchar eso.

—Por que yo quería ganar este viaje para mi y Felicitas, queríamos éstas vacaciones. Entonces él nos hizo el favor. Pero claro, luego de hacernos ganar, se puso algo paranoico con que lo descubrieran.

Andy asintió lentamente entendiendo todo. De hecho, tenía mucho sentido. Y eso le daba una explicación a la conversación que había escuchado. Pero ¿quitaba directamente a Jason y Felicitas de la lista de sospechosos? No exactamente, pero debía dejar de pensar mal de todos. Después de todo, siempre llegaba a la misma conclusión: Jason, con esa cara de ángel, no sería capaz de hacerle algo así.

—Jason, lo siento muchísimo —Andy se vió obligado a disculparse por segunda vez. Se acercó a él y lo abrazó.

—No te preocupes Andy, entiendo que haya sonado raro. Debí haberles contado. Lo siento —sonrió.

Sam los observó desde un costado, y cuando Jason entró a su habitación diciendo que despertaría a Felicitas y los vería abajo para desayunar, Sam miró a Andy y le dijo lo que pensaba:

—¿Así como así le creerás? ¿o acaso estás actuando?

—No, no estoy actuando —susurró—. La verdad, no creo que sea Jason el de las notas, y tampoco Felicitas.

—¿Por qué estás tan seguro? ¿Y entonces quién? Nadie está más cerca nuestro que ellos.

—Lo sé, lo sé. Pero prefiero mantener las cosas por la paz.

El celular de Andy sonó en su bolsillo y éste contestó la llamada.

—Hola.

—Hola hijo. ¿Estás bien? ¿Estás en tu apartamento?

—Sí, sí. Estoy en el apartamento. Todo está bien no te preocupes.

Andy no tenía ganas de contarle a su papá que había salido de viaje con tres personas que prácticamente acababa de conocer. Sabía que se enojaría por eso. Él era siempre tan cauteloso... y quizás tenía razón. Si hubiera tenido más cuidado, seguramente nadie estaría molestándolo ahora.

—Bueno hijo. Cualquier urgencia me llamas, ya lo sabes.

—Si, si, claro. Te llamo. Adiós.

Cortó la llamada y guardó el celular en su bolsillo. Le pareció extraño que su padre lo llamara tan temprano, y tan repentinamente, pero así era Charlie: le gustaba estar al tanto de su seguridad.

Through The Lock © [Completa] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora