Andy pasó un rato recostado sobre su cama. No quería pensar en el beso, pero no podía evitarlo.
Hasta que decidió que era hora de pensar en otra cosa. Recordó que había quedado en hablar con su nuevo amigo Jason justo cuando su teléfono comenzó a sonar. Arreglaron de encontrarse en el restaurante italiano a la vuelta de la esquina en diez minutos. Y eso sonó como un plan perfecto para quitar de su mente el error que había cometido y que le provocaba tal vergüenza, que no sabía cómo haría para pasar por la reservación sin ser notado por el portero.
Se abrigó y salió del apartamento. Bajó las escaleras diciendo una plegaria mental para que Sam no se encuentara allí. No le daba el coraje para verlo a la cara luego de lo que había hecho, aunque sabía que debería enfrentarlo tarde o temprano.
Llegó a la recepción y no vió a nadie allí. Gracias al cielo, pensó, haciendo una disimulada mueca de victoria. Cruzó la recepción a paso rápido y abrió la puerta, salió del edificio y cuando miró hacia la derecha, allí estaba él.
El portero.
Tomó aire y refunfuño para sus adentros. No quería tener que saludarlo y fingir que nada sucedió. Pero si él lo veía pasar, quedaría realmente mal seguir de largo sin más. De todas formas, algo llamó su atención, asique se acercó a él.
-¿Qué haces? -preguntó tímidamente, pero algo confundido al verlo de espaldas revolver el buzón del edificio justo al lado de la puerta de entrada.
-¡Mierda! -Sam dió un respingo y llevó la mano a su pecho al ver a Andy detrás suyo-. Estaba... -señaló el buzón.
Andy observó los buzones y el número 3 se encontraba abierto.
-Es el tres... -dijo con el ceño fruncido-. Es el mío, ¿qué haces? -se acercó a ver dentro del buzón, pero no vió nada allí.
-De hecho... -Sam tragó saliva-. Escuché ruidos en el buzón, asique salí corriendo para ver quién era, ya sabes por... -lo miró con un brillo de lástima en los ojos-. Encontré éste papel dentro de tu buzón. Iba a llevártelo ahora mismo-. Metió la mano dentro de su bolsillo y sacó un papel idéntico a todos los demás, color verde pastel y doblado en cuatro partes.
Andy lo tomó con miedo de su mano. No quería leer otra tonta amenaza o algo por el estilo. Y aunque asumía que no se trataba más que de un juego, la incertidumbre comenzaba a provocarle un dolor en el pecho. Tragó saliva y miró a Sam a los ojos.
-¿Lo has leído? -preguntó con seriedad.
-No lo he leído -afirmó rápidamente poniendo sus manos detrás de su cuerpo, como el protocolo de porteros le indicaba.
-Está bien -Andy metió el papel en su bolsillo y comenzó a caminar en dirección al restaurante italiano, donde vería a Jason. La creciente sensación de pánico le hizo olvidar incluso saludar a Sam antes de irse.
-¡Espera, Andy! -gritó Sam con un dejo de desesperación en su voz.
-¿Qué? -Andy se detuvo y volteó para verlo.
-¿Podemos hablar?
-Prefiero que no Sam, lo siento, debo ver a Jason -dió media vuelta y se fué del lugar sin mirar atrás.
Cobarde. Cobarde. Cobarde.
Dobló en la esquina y esquivó el cartel de Giussepe. Enseguida vió la inconfundible silueta esbelta y pequeña de su amigo sentado en una de las mesas de hierro celeste que se encontraban afuera. Él se veia muy entusiasmado texteando en su celular, por lo que ni siquiera notó cuando Andy se acercó y tomó asiento frente a él.
-¿Con quién hablas? -preguntó intentando asustarlo. Y lo logró.
-¡Andy!, ¡carancho! -gritó su amigo quitando la vista del celular y llevando la mano a su pecho.
-¿Carancho? -Andy rió.
-Ya sabes, para no decir carajo -Jason susurró la última parte y miró hacia los costados. Andy volvió a reír con el ceño fruncido. Su amigo si que era un puritano.
-Entiendo. ¿Cómo estás? -se acomodó en el asiento de hierro celeste.
-Muy bien, ¿y tú? -sonrió él dejando su celular a un lado de la mesa.
-Pues... -Por un segundo pensó en contarle lo que había pasado con el portero. Deseaba escupirlo de una vez para que alguien le dijera que no había hecho nada malo. Y sabia que usar a alguien de psicólogo serviría, pero no estaba seguro sobre si contarle o no.
-¿Pues qué? -insistió Jason al ver la cara de ansioso que Andy tenía en ese momento.
Andy dejó salír una pequeñísima sonrisa involuntaria mientras observaba la mesa y jugaba con sus dedos sobre ella. Lamentablemente ese ínfimo gesto lo delató ante Jason quién enseguida se entusiasmó y abrió los ojos bien grandes.
-¡No me digas que conociste a alguien! ¿Tan rápido? ¿Cómo se llama? ¿A dónde vive? ¿La conozco? -mostró todos los dientes en una sonrisa inquisidora.
-De hecho, es un "él" -lo miró fijo-. Y si, lo conoces... -mordió la carne de su labio inferior con nerviosismo.
-¿Lo conozco? -Jason funció el ceño desconcertado mientras pensaba-. La única persona que tú y yo conocemos es... -hizo memoria, hasta que se dió cuenta-. ¡¿El portero?! -saltó de la silla y fué sentado por la mano rápida de Andy que lo tomó por la ropa.
-¡Shh! ¡Ya cállate! -se hundió en su silla y miró hacia todos lados con paranoia de que alguien lo oyera.
-Entonces, tú y el portero... -susurró su amigo acercándose a él sobre la mesa-.¿Qué pasó entre tú y el portero? -entornó los ojos exigiendo detalles.
-Bueno, hoy nos encontramos en una situación difícil de explicar, y yo... lo besé -admitió cubriendo su rostro con las mangas de su saco.
La mandíbula de Jason cayó al piso. Nunca se hubiera imaginado que hoy conocería un chisme de ese calibre.
-Pero... ¿te gusta?
-No lo sé, yo...
-¿Qué van a ordenar? -Giussepe, el chico flaco, de cabello rojo y sonrisa amorosa apareció, con su bolígrafo rojo y su libreta listo para tomarles la orden.
-Giussepe, ¿cómo estás? -Andy lo saludó. Gracias a sus indicaciones del otro día había logrado resolver sus pendientes en la Municipalidad a tiempo-. Yo pediré un plato de Spaghetti a la ciciliana -sonrió al contagiarse con la gran sonrisa del mesero.
-¡Excelente! -anotó su orden en una libreta-. ¿Y tú Jason? -lo miró.
-Lo mismo, gracias -contestó serio y volvió a mirar a Andy para seguir con el chisme.
-Enseguida traigo su pedido chicos -metió el bolígrafo en el bolsillo de su delantal de mesero, y se dió media vuelta.
-Entonces, ¿en qué estábamos? -preguntó Jason.
-Es que no estoy seguro de lo que siento... -suspiro Andy-. Me parece lindo, digo, es realmente hermoso, pero claramente no puedo sentir algo por él, lo conocí hace apenas unos días.
-Entiendo -miró el delicado mantel de flores la mesa y comenzó a hacer círculos con su dedo sobre ella-. Quizás deberías averiguarlo...
-¿A qué te refieres?
-No sé, solo digo que deberías averiguar si ese beso significó algo o fué simplemente...
De repente, Jason se detuvo y levantó la mirada espantado. Alguien interrumpió la conversación abruptamente apoyando una mano sobre el hombro de Andy. Seguido de una voz profunda que habló lentamente.
-A ti te estaba buscando...
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Through The Lock © [Completa]
Mystery / ThrillerUn joven amable llamado Andy se muda a un pueblo remoto en busca de libertad. Pero este nuevo lugar, que aparenta ser acogedor y de gente agradable, repentinamente se torna un laberinto sin salida cuando comienza a recibir notas extrañas de un anóni...