Girando en círculos

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—No creo que sea una buena idea Andy... —dijo Sam—. Entrar al apartamento de alguien es ilegal, ¿y si nos descubren y pierdo mi empleo? —abrió los ojos con espanto.

—Está bien, iré yo solo. Puedes decir que te robé la llave si alguien se entera —contestó firme y estiró su mano pidiéndole la llave.

Sam suspiró. Negó con la cabeza unas cinco veces con duda. Luego, tomó su mano en vez de darle la llave.

—Eres el mejor... —Andy sonrió.

—Me lo pagarás luego —Sam le devolvió la sonrisa.

Ambos chicos abandonaron la seguridad del apartamento y caminaron por la oscuridad tomados de las manos, procurando hacer el menor ruido posible. Aunque el sonido de sus zapatos golpeando en las baldosas de mármol provocaba en ellos mismos la paranoia de que alguien venía detrás suyo en la oscuridad, subieron a paso lento las escaleras que parecían extenderse a médida que avanzaban en dirección al cuatro piso.

Andy no estaba seguro sobre si esa era la idea mas lúcida que había tenido, pero no podía perder la oportunidad de descubrir algo que le dijera qué y por qué Jack lo estaba molestando.

Sam metió la mano en su bolsillo y, procurando no hacer ruido, tomó un gran manojo de llaves. Eligió una y amagó a ponerla en la cerradura, hasta que Andy lo interrumpió.

—¿Cómo sabes qué llave es entre todas esas? —preguntó curioso al verlo elegirla rápidamente.

—Es fácil. Las del piso dos y cuatro son más pequeñas que las del piso tres y la entrada. Las del depósito, la cochera y el baño de la recepción son de otra forma —contestó en voz baja haciéndose todo el experto.

—Wow, me perdí a la mitad... —rió Andy un poco más relajado ahora que habían llegado arriba sin ser oídos. No es que alguien fuera a detenerlos al verlos subir, pero era preferible si no había testigos que pudieran alegar luego haberlos visto rondando por ahí. 

Andy observó como Sam introdujo la llave y abrió en el primer intento. Podía sentirse la tensión, ya no era gracioso ni divertido; estaban por ingresar en propiedad privada.

Sam suspiró pesado y entró primero. Andy ingresó detrás de él y ambos comenzaron a palpar las paredes buscando el interruptor de la luz mientras pensaba miles de cosas; se trataba de ese instante eterno en que tu cerebro hace millones de posibles escenas con las que podrías encontrarte cuando la luz inundara la habitación. Y ninguna de ellas era buena.

Logró encontrar el interruptor y titubeó al encenderlo. En un instante corroboró que se encontraba en la escena menos terrorífica de todas las que había imaginado: la habitación era común y corriente, y no había nadie dentro.

Suspiró aliviado y ambos comenzaron a revolver cuidadosamente las cosas de Jack. Cuidando de dejar el desorden tal cuál él lo tenía; porque todos saben que cada uno, en su desorden, sabe dónde se encuentra cada cosa.

Mientras que Sam estaba concentrado en un cuaderno que se encontraba sobre la cama, Andy, en la otra punta de la habitación, revolvía la ropa en busca de pistas.

Sam repetía en voz baja que estar allí era una pésima idea, hasta que se detuvo de repente y pegó un salto al quedar a oscuras por que sus ojos fueron cubiertos por unas manos.

Las quitó con desesperación y volteó rapidamente para ver al angelical Andy observándolo con una sonrisa juguetona.

—¡Mierda, Andy! No es gracioso, me asustas...

—Solo soy yo, no te asustes. —sus ojitos se achinaron al reír en voz baja.

—Casi me matas de un infarto —dijo agitado por el susto, llevando una mano a su pecho.

Andy suspiró y de una forma juguetona se acercó aún más a él, mirandolo a los ojos. Sam se quedó estático observandolo.

—¿No te excitaría hacerlo aquí? —preguntó Andy descaradamente, con esa sonrisa pícara que no se borraba de su rostro.

—Andy... —Sam lo alejó un poco con las manos.

—¿No quieres besarme? —se mordió los labios mientras observaba de cerca los de Sam.

—Con que el joven Andy tiene un fetiche... —Sam se relajó un poco e hizo el gesto ee empujar su cachete con su lengua.

—Si no quieres puedes negarte... —Andy se acercó tanto que sus labios rozaron suavemente—. Pero no creo que quieras eso, ¿o si?

Sam lo tomó por la cintura sin dudarlo y el fogoso beso comenzó. Andy lo rodeó con los brazos y Sam lo levantó para dejarlo suavemente sobre la cama llena de cosas: papeles, maletas, libros, ropa. No les importó revolcarse sobre todo eso.

Se besaron como si fuera la última vez de sus vidas. El juego que al principio Sam rechazó pronto pareció entusiasmarle. Metió una mano por debajo de la camiseta de Andy y se subió encima suyo sobre la cama.

—Estás loco... —susurró con una sonrisita.

—Y te encanta, ¿verdad? —Andy llevó sus manos al botón del pantalón de Sam, pero al removerse en la cama sintió un pinchazo en la espalda. Algo de todas las cosas debajo suyo le estaba haciendo doler. Metió la mano debajo suyo para quitar lo que sea que se estuviera clavando. Tomó una pequeña libreta color azul y la miró de reojo. Cuando estaba por lanzarla hacia otro lado para continuar con lo que estaban, algo llamó su atención. Empujó a Sam un poco y se incorporó en la cama.

—¿Qué sucede? —preguntó Sam acalorado por el momento.

—¡Mira esto! —le mostró la libreta que estaba abierta por la mitad.

Sam leyó detenidamente en voz alta:

"Gracias por hacer lo que te pedí. -Jason Black."

Ambos abrieron los ojos eufóricos. ¿Qué demonios hacia una nota de Jason en la casa de Jack? ¿Acaso se conocían? ¿Qué era eso que le había pedido que hiciera?

Se sentaron en la cama a observar bien la nota: escrita con tinta roja, en una letra cursiva casi ilegible. Estaban petrificados. Y desconcertados.

—¡¿Por que Jason escribió eso?! —Sam no podía quitar su cara de espanto.

—Tengo una pregunta mejor... —dijo Andy pensativo observando la nota.

—¿Qué?

—Si Jason escribió ésta nota, entonces, ¿por qué trajo todo su cuaderno y lo dejó aquí?

Sam frunció el ceño; al parecer no entendía a que se refería.

—Piénsalo bien... —agregó Andy. Hay solo una respuesta para eso, y es que éste cuaderno no es de Jason, sino de Jack... —su propia idea le asustó y tragó saliva—. Lo que indica que Jason no trajo la nota hasta aquí —miró a Sam con espanto—Jason la escribió aquí...

La cara de Sam se deformó lentamente como si de a poco hubiera ido entendiendo la idea de Andy.

—¿Estás diciendo que Jason estuvo aquí? —tartamudeó. Se levantó de la cama inquieto.

—Quizás... —Andy miró a su alrededor—. O quizas... Jason esté aquí ahora mismo...

Through The Lock © [Completa] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora