Esa mañana los cuatro desayunaron en el comedor del hotel. Les sirvieron jugo de naranja, café y unas tostadas. Aquel hotel era realmente horrendo, pero el desayuno no dejaba nada que desear.
La recepcionista —y al parecer dueña— se acercó a ellos para decirles que ese día podían hacer una excursión gratis. Les dejó unos folletos sobre la mesa y les contó que se trataba de una vuelta sobre la ciudad en un avión hidráulico. Allí les mostrarían por qué la ciudad fué desapareciendo poco a poco por culpa de los cinco incendios consecutivos, donde cinco casas se incendiaron por completo y dieciséis personas murieron allí el mismo día. Luego de eso, el ayuntamiento se derrumbó y fué ahí cuando la gente comenzó a decir que esa ciudad estaba maldita. Primero los jóvenes y luego los ancianos decidieron irse a vivír a otras ciudades cercanas, dejando a esa pequeña ciudad casi desértica.
Esa tarde estaba despejada, y el vuelo se encontraba listo y esperando por ellos en el pequeño aeropuerto local. El viaje duraría media hora, y los cuatro ya estaban preparados para subir al diminuto avión color celeste y blanco.
Felicitas subió primero y junto a ella se sentó Jason. Luego subió Sam, quién estiró una mano para que Andy la tome desde abajo. "No tengas miedo" le dijo con una tierna sonrisa y sostuvo su mano entrelazando sus dedos cuando el avión despegó y se elevó en el aire haciendo un fuerte estruendo.
Andy intentó convencerse de que nada malo les sucedería, de que estaban a salvo.
—Si miran a su derecha verán las cinco casas involucradas en el incendio —el piloto gritó para que los cuatro escucharan a pesar del ruido del motor de esa chatarra.
Estaban sobrevolando la ciudad. Andy tragó saliva al observar la decadente escena. De tan solo pensar que dieciséis personas habían muerto allí se le helaron los huesos.
—Todo se ve hermoso desde aquí —dijo Jason con una gran sonrisa. Parecía disfrutar mucho el viaje.
—Si miran hacia su izquierda verán el antiguo ayuntamiento.
Los cuatro miraron y vieron lo que quedaba del gran edificio antiguo; el resto estaba hecho polvo en el suelo.
—Chicos, gracias por venir —comentó el piloto—. Necesitamos volver a tener turismo aquí. Eso salvaría a esta pequeña ciudad de desaparecer por completo.
—¿Cuantos habitantes tiene ahora? —preguntó Felicitas.
—Somos ciento cuatro en total.
Andy quitó la vista de la panorámica y miró a Sam.
—¿Estás bien? —frunció el ceño; se veía serio.
Sam asintió y se acercó un poco al piloto para hablar:
—¿Qué podríamos hacer para ayudar? —preguntó.
—Bueno, pondrían venir de vez en cuando y quizás correr la voz en su ciudad. Cuanta más gente venga por aquí, más rápido recuperaremos éste lugar.
—Entiendo, haré lo que pueda.
Andy se apoyó en el hombro de Sam y observó el precioso paisaje. Las montañas, el sol, las nubes. Por un momento se olvidó de que estaba a cientos de metros de altura. Se aferró al brazo de Sam y sonrió. Sam le sonrió de vuelta y con lentitud juntaron sus labios.
—¡Wow!, ¡mira a estos dos! —bromeó Jason—. Felicitas, ¿por qué no me besas así?
—Porque estamos en un avión —su tez blanca se tornó roja en un segundo.
—¡Pero a ellos no les importa estar en un avión! ¡Vamos bebé, dame un besito! —dijo con voz tierna.
Sam y Andy rieron al verlos discutir como pareja.
—No Jason, luego.
Jason cruzó los brazos sobre su pecho e hizo un gran puchero.
—Felicitas mala —dijo en tono chistoso e infantil.
—Jason, no hables como bebé —se quejó ella con evidente vergüenza.
—Mala —repitió—. Y te dije que sonrías todo el tiempo.
Felicitas puso los ojos en blanco.
—Me obliga a sonreír todo el tiempo —explicó a sus amigos con pesadez—. Dice que soy una parte vital de la tienda de dulces y que no puedo atender si estoy seria.
—Si, debes practicar todo el día —Jason revolvió su cabello rubio con cariño y Felicitas se lo acomodó con los dedos—. Además te ves hermosa cuando sonríes.
Andy pensó que Jason tenía un buen punto: atender una tierna tienda de dulces con expresión seria no atraería muchos clientes. Y además claro, eso explicaría el repentino cambio de humor de Felicitas el día anterior en el almuerzo.
—Está bien, uno solo —dijo Felicitas muerta de vergüenza.
Jason sonrió contento. Frunció su boca para que le diera su beso y cerró los ojos. Ella lo besó tímidamente y luego cubrió su rostro con sus manos.
Todos, incluido el piloto, gritaron con emoción.
Luego de varios minutos el vuelo concluyó sin problemas. Tuvieron un buen aterrizaje y se divirtieron. El piloto les regaló unos llaveros con el logo de la empresa de aviones y les agradeció por haber ido a la ciudad.
Regresaron al hotel cuando comenzó a lloviznar y el día se tornó gris de repente. Andy y Sam reían y caminaban tomados de las manos por el corredor del hotel que conducía a las habitaciones. Pero sus sonrisas se desfiguraron al abrir la puerta de su habitación y ver a un hombre de espaldas revolviendo sus valijas.
Andy entró en pánico. Pensó en las miles de posibilidades. Su piel se erizó y apretó la mano de Sam escondiéndose detrás de él.
Cuando el hombre oyó la puerta y volteó, ambos chicos saltaron de un susto.
—¡¿Jack?! —gritaron al unísono.
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Through The Lock © [Completa]
Mistério / SuspenseUn joven amable llamado Andy se muda a un pueblo remoto en busca de libertad. Pero este nuevo lugar, que aparenta ser acogedor y de gente agradable, repentinamente se torna un laberinto sin salida cuando comienza a recibir notas extrañas de un anóni...