Capítulo 36: Divorcio

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El abogado de Amber hizo todo lo que Joshua había pedido. Ella lo acompaño a la mansión de los Millstone.

Nathan estaba allí pero parecía estar muy molesto. Los Millstone la miraban con odio pero Amber los miraba sin sentimientos.

- No vamos a aceptar este divorcio. No lo vamos a aceptar.

La primera en hablar fue Cerys. Parecía estar muy alterada.

- Señora Millstone entonces ¿preferiría ir a la corte y que la señorita Amber se lleve más de la mitad de las propiedades de su esposo?

Cerys y Henry parecían muy sorprendidos. Hasta Nathan no podía creer lo que escuchaba.

- No hay forma de que ella gane en un tribunal. Lo siento mucho.
- Pero tenemos pruebas. Pruebas de que el señor Nathan le ha sido infiel. Incluso en el día de su boda.

Mientras hablaba saco las fotos que Alicia le había enviado a Amber, en las que ellos estaban más que juntos. Además de esas habían otras. Estás eran de Nathan y Lily. Besándose, quitándose la ropa. Amber oculto su sopresa lo mejor que pudo pero en serio no esperaba esto.

- Como ven tenemos suficientes pruebas para llevarlo a un juez. La decisión es suya. Que su hijo vaya a juicio por un divorcio de un matrimonio que no les aporta a nada o simplemente y calladamente firmar los papeles.

La pareja Millstone parecía muy confundida pero Nathan fue el primero en reaccionar. Tomó los papeles, los firmo y se los tiró al abogado.

De repente alguien corrió y agarró a Nathan por el pelo. Era Alicia.

- Te estabas acostando con la sirviente. No me lo puedo creer. Sucio, estúpido, ignorante. Espera a que mi padre se entere.

Nathan la empujó pero no midió su fuerza. Ella se golpeó con una de las esquinas de una mesa y empezó a sangrar. Estaba llorando y Amber sintió simpatía por ella.

- Nosotros nos iremos ahora.

El abogado tomó la mano de Amber y la arrastró hacia el auto. Al ponerse en marcha Amber no pudo evitar llorar. Por fin se había liberado de esa familia. Todas las cosas que le habían hecho. Ella lloraba por ella y también por ese bebé que sin nacer ya había sido perdido.

Ella se bajó en su edificio y se dirigió hacia el elevador. El portero la saludo y le aguanto la puerta del elevador.

Ella llego a su cuarto cansada. Se había librado de los Millstone pero no podía evitar pensar en ese bebé.

Al entrar vio a Joshua. Él le sonrió pero al verla la sonrisa se fue de sus labios. Ella corrió hacia  él y hundió su cabeza en su pecho. Lloro lo que no se había permitido llorar en el auto. Toda la amargura, tristeza que había contenido, la cual solo había salido un poco en el auto, estaba corriendo libre. Él la apretó fuertemente contra su pecho y paso su mano lentamente por su cabello.

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