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A la mañana siguiente, me encontraba llegando a la comisaría en mi horario correspondiente. Caminaba con dirección a mi oficina cuando una voz a lo lejos me nombró.

-¡Lucy! -Al oír mi nombre, giré en mi lugar y logré visualizar a Bramson parado justo afuera del despacho de Griffin. Hizo una señal con la mano, dándome a entender que me acercara.

Suspiré y cambié mi rumbo a donde Trevor se encontraba. Mientras me iba acercando, la puerta del despacho se abrió dejando ver a Elías salir, en eso, otras dos personas salieron detrás de él.

Richard Gibson se encontraba sujetando del brazo a Edmund Kendrick, un policía que si no mal recuerdo, llevaba trabajando por más de cinco años en la estación. Su rostro mantenía una expresión nerviosa y llena de preocupación. Mi ceño se frunció y me dediqué a observar a Trevor; él solamente se dedicó a asentir y pude entender lo que estaba pasando.

Elías le dijo algunas cosas a Richard que no logré entender, el hombre simplemente asintió con la cabeza para después llevarse de un tirón a Edmund a otra parte. Griffin nos vio a mi y a Trevor, y nos dio una señal con la mano para que entremos al despacho.

Una vez que entramos, Trevor cerró la puerta detrás de nosotros y Elías tomó asiento frente al escritorio.

-¿En serio era él? -Pregunté con un poco de sorpresa mientras me sentaba delante suyo y, junto a mí, Bramson.

-Cuando llegué, el oficial Gibson lo vio tratando de acceder a esos archivos de las cámaras que comentaron anoche en la reunión -Contestó Griffin y soltó un largo suspiro- De verdad, no sabía que alguien caería en esa mierda.

-Nunca pensé que él... -Me quedé en silencio tratando de pensar.

-Si, lo sé -Me cortó Elías y apoyó los brazos en su escritorio- Le dije a Gibson que lo llevara a la sala de interrogatorios por nosotros -Nos miró.

-Richard merece un ascenso -Comentó Trevor mientras se cruzaba de piernas y dejaba caer su espalda en el respaldo de la silla- Lleva más años que nosotros aquí y es un policía increíble.

Elías empezó a golpear levemente sus dedos contra la mesa y carraspeo, pensativo. -Tienes razón -Lo miró- Por primera vez tienes una buena idea -Comentó, lo que me hizo soltar una pequeña risita divertida.

Trevor quedó en silencio y sus ojos se entrecerraron. -No entraré en el juego de ayer -Lo señaló con su dedo índice. Griffin y yo nos miramos y nos volvimos a reír- Ya... que debemos hacer hoy?.

-Te lo acabo de decir... interrogar a Edmund -Dijo y Bramson soltó un bufido.

-Esto es lo que más odio de mi trabajo, el...

-El aburrido interrogatorio, lo sabemos -Dijimos el comisario y yo al mismo tiempo. Trevor se levantó y se acomodó la placa en el cinturón.

-Hoy se pusieron de acuerdo para molestarme, ¿verdad? -Elevó una ceja y me levanté de mi asiento.

-Supéralo -Dije riendo mientras salía de la oficina y atrás mío me acompañaba Trevor, sin dejar de quejarse.

Ambos nos dirigimos a las salas de interrogatorios, para hacer las mismas preguntas aburridas.

***

Cinco horas después del fallido interrogatorio al infiltrado de Jason Harrison, Trevor y yo estábamos sentados en las escaleras de la entrada de la comisaría descansando un poco mientras tomábamos un poco de café para despertarnos: ninguno de los dos había podido dormir bien.

Estábamos hablando de tonterías, cuando un oficial apareció apurado atrás de nosotros.

-Agentes -Nos llamó- Deberían venir a ver esto, rápido -Nos apuró y ambos, sin pensarlo, nos levantamos de las escaleras y subimos para entrar otra vez a la comisaría. Nos dirigimos al amontonamiento de policías delante de la televisión.

-Permiso... -Empecé a apartarlos hasta quedar delante de la pantalla junto a Griffin y Trevor- ¿Qué está pasando? -Pregunté con el ceño fruncido.

Por los altavoces se empezó a escuchar una voz... una voz inquietante pero a la vez fría y tranquila, que inundó todo el recinto. Esa voz, que tanto había escuchado y ya me había acostumbrado a escuchar que hasta ya me resultaba agradable. Me giré a la pantalla y ahí estaba él, vestido con una chaqueta negra que tenía grabado en un costado el símbolo de la policía y un sombrero mal puesto que dejaba ver la mitad de su cabello pelirrojo.

Estaba colocado delante de la cámara, acaparando toda la visión.

-¡Hola Ciudad! -Empezó a hablar con una enorme sonrisa que tanto lo caracterizaba- Soy Riley Allen y estoy aquí para brindarles un hermoso mensaje -Se alejó un poco dejando ver detrás suyo a uno de los mejores policías de toda la comisaría: Richard Gibson; amarrado con cadenas a una silla y la boca cubierta con un pedazo de cinta.

-Quiero un reconocimiento de ese maldito lugar, ¡ahora! -Movilizó Griffin a todos los policías.

Riley sacó de su cintura algo que parecía una Desert Eagle, un arma semiautomática calibre 357 MAGNUM, y apuntó al oficial quien empezó a hacer ruidos de desesperación. El fugitivo rodó los ojos y le disparó en una rodilla, suspiró. -Hoy en día, la gente ya no tiene modales... -Caminó alrededor de la silla, jugando con el arma para seguir hablando- Permítanme mostrarles la realidad que los rodea -Habló a la cámara sin perder esa tranquilidad en su voz- Todos son unos títeres que los controla una falsa cordura, que les prohíbe ver el mundo... el verdadero y asqueroso mundo -Comentó mientras se acercaba a la cámara otra vez- ¿Realmente piensan que podrán escapar de esto? -Agarró la cámara- ¡DESPIERTEN! -Gritó y todos dimos un pequeño salto asustados- Miren a mi nuevo amiguito -Comentó riendo y se movió a un costado para que podamos ver a Richard a punto de llorar- Venga, no seas arisco y sonríe para la gente que nos está mirando desde casa y la hermosa comisaría -Se acercó a él, al igual que el zoom de la cámara. Su sonrisa no había desaparecido en todo el video- Ahora, debo irme... pero volveré tarde o temprano -Aclaró- ¡No se desesperen porque la diversión recién empieza! -Su risa espeluznante, que podría ponerle los pelos de punta a cualquiera, se hizo presente y ahí fue cuando la señal se cortó.

Nadie decía nada. Todos estábamos en shock sin saber bien qué hacer. El primero en reaccionar fue Elías. -¡TENEMOS QUE ENCONTRAR A GIBSON! -Exclamó en un grito mientras se giraba para mirarlos a todos- ¡NO PODEMOS DEJAR QUE SE SALGA CON LA SUYA!.

-Último 10-20 del oficial... -Pidió la ubicación Trevor y un policía se acercó.

-La última vez que se escuchó por la radio estaba en 10-33 con el alumno Gael Montero -Informó un policía.

-O sea que tenemos un oficial secuestrado y un alumno desaparecido...-Suspiró Griffin- Quiero que rastreen esa maldita patrulla, ¡YA!.

-Nuestra única prioridad será encontrarlos -Hablé por primera vez- Nunca dejamos a un compañero atrás.

Elías se giró hacia nosotros. -Dijo que iba a volver, cuando lo haga estaremos preparados para atraparlo -Nos dejó en claro.

-Lo único que podemos hacer ahora es esperar a que se vuelva a mover -Comenté y me crucé de brazos.

-Gibson y Gael se encontraban con camino a West Village -Informó uno de los oficiales mientras leía las inscripciones de las radios de la patrulla del oficial- Según reportó, hubieron demasiadas quejas sobre algunos ataques en el barrio y fueron para verificar que todo estuviera bien.

-¿Hace cuanto fue de eso? -Pregunté, frunciendo levemente el ceño.

-Aproximadamente hace tres horas -Contestó.

Todos volvimos a guardar silencio, tratando de procesar la información que se había revelado hace un segundo. Elías sin perder el tiempo, mandó a varios policías para revisar las zonas cercanas a West Village; teníamos la esperanza de encontrar alguna pista que nos guiara a Richard y saber dónde se encontraba Gael.

Conforme fue pasando el día, las noticias solo hablaban de Riley Allen y el espectáculo que había dado. Trevor, junto a otros oficiales, habían localizado la patrulla de Gibson en uno de los callejones de West: encontraron solamente las radios de ambos y sus armas tiradas fuera de la patrulla. Fuera de eso, no había otra cosa relevante.

Todos hacíamos lo que podíamos, y sabía que eso nos tendría que llevar a algo. 

MONSTER.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora