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Escuché ruidos a lo lejos, pero por alguna extraña razón no podía moverme; me sentía débil y sin las fuerzas suficientes.

¿Estaba muerta? Ojalá estarlo.

Los ruidos se hacían más fuertes mientras mis párpados empezaban a moverse, ayudándome poco a poco a lograr abrir mis ojos.

Lo primero que vi fue una brillante luz aturdiéndome, provocando que volviera a cerrar los ojos al no estar acostumbrada; los volví a abrir con un poco de esfuerzo y notando que veía borroso.

-¿Lucy?

Una voz se hizo presente, traté de reconocerla al principio pero prefería, solamente, despertar por completo.

¿Dónde estaba?

-Lucy... ¿Puedes oírme? -Una vez que mis ojos se encontraban abiertos, fijé la vista de donde provenía aquella voz que se me hacía tan familiar.

-¿Trevor? -Me sorprendí de lo rasposa que había sonado, pasé la vista por el lugar y me percate que me encontraba en una habitación de hospital.

-Oh, Lucy... -Soltó un largo suspiro de alivio- Me alegra tanto que hayas despertado...

Fue en ese momento en donde recordé todo lo que había sucedido antes: la llegada de Riley a mi casa, los demás entrando y Ashley torturándome. Lo recordaba todo por desgracia y unas enormes ganas de llorar me invadieron.

¿Trevor me había encontrado en ese estado?¿Cómo había llegado aquí? Joder...

La cabeza me comenzó a doler e intenté moverme un poco sobre la camilla, pero un quejido se escapó de mis labios en cuanto quise hacerlo.

-No, no te muevas -Rápidamente me detuvo Trevor- Tranquila, no debes hacer mucho esfuerzo... aún estás un poco débil.

-¿Cómo llegué aquí? -Le pregunté mientras trataba de sentarme lentamente.

-Me llegó un mensaje, desde tú teléfono -Dijo y apoyó los antebrazos sobre el incómodo colchón- Pidiendo ayuda.

Me quedé callada. ¿Yo había tenido la fuerza suficiente como para hacer eso? Recordaba que mi celular estaba en mi bolso, junto a la mesita de la entrada, era imposible; tampoco veía muy factible pensar que ellos le habían avisado. Entonces... no tenía ni idea.

De repente, sus escandalosas y asquerosas risas se apoderaron de mis pensamientos y cerré los ojos tratando de calmar mis sentimientos de odio. Una corriente fría y agria subía por mi garganta, ¿acaso ese era el sabor de las ganas de venganza? Nunca la había sentido, pero siempre escuché que cuando una venganza se efectúa con éxito es muy saciante y satisfactoria.

Volví a abrir los ojos y miré a Trevor, quien se mantuvo callado analizándome. Recordé la herida en mi brazo y bajé la vista buscando dicha marca pero se mantenía oculta con unas cuantas gazas.

-Fueron ellos, ¿no es cierto? -Levanté la mirada a Trevor en cuando volvió a hablar- Cuando me acerqué para ayudarte... ví el nombre en tu brazo. -Dijo para luego quedarse en silencio unos segundos- ¿Fueron ellos?

No logré conjugar ninguna palabra, simplemente me quedé en silencio, viéndolo y tratando de no romper en llanto enfrente suyo.

¿Debería decirle?¿Debería molestarlo con todo esto?.

En cuanto quise decir algo, nada salió de mi boca; entonces lo escuché soltar un suspiro profundo y pude entender que de cierta forma se lo había afirmado.

Se levantó lentamente para alejarse y caminar en la habitación con las manos pasándolas por su rostro, frustrado. Agaché la cabeza sin saber qué hacer para fijar los ojos en mis manos mientras ambos nos manteníamos en un silencio incómodo.

-¿Esto fue por lo que pasó en el subterráneo? -Preguntó luego de un rato- ¿Porque le disparaste?

-Sí... -Me limité a decir en voz baja pero lo suficientemente alto para que escuchara.

-Joder, ese maldito... -Maldijo entre dientes y cerró los ojos tratando de contenerse, pero sabía que por dentro estaba mucho más que enojado- Esto no se va a quedar así, vamos a encontrarlo y yo mismo lo voy a matar.

No podía decir nada al respecto porque yo también tenía ganas de hacerlo, tenía ganas de matarlos por lo que me hicieron. Sentía tanto asco por ellos, tanto enojo pero sobre todo, me sentía traicionada por Riley Allen.

¿En qué momento decidí dejarme manipular de esta forma? Era una tonta por seguirlo, era una tonta por ayudarlo y era una tonta por confiar en él. Me había traicionado, lastimado... pero seguía sin poder odiarlo.

Y eso solo hacía que me odiara a mi misma.

-Le diré a Elías y... empezaremos a buscarlos -Exclamó diciendo cosas al azar y sin dejar de caminar de un lado a otro- Te prometo que los encontraremos, esos malditos van a pagar por lo que te hicieron -Dijo molesto.

-Trevor... será difícil -Dije débilmente, viéndolo.

-No me importa, no me importa lo que tengamos que hacer -Continuó hablando- Llegaremos a ellos y haré que paguen por esto. -Sentí tanta seguridad en sus palabras que me fue imposible no creerle.

-Esta bien... -

-Tú no tienes que preocuparte por nada, me encargaré de esto -Se acercó nuevamente a la camilla para tomar asiento a mi lado y agarrar una de mis manos con delicadeza- Mientras tanto... dedícate a recuperarte, necesitamos a la Lucy fuerte otra vez -Me dedicó una pequeña sonrisa y no pude evitar devolverle el gesto.

-Gracias, Trevor... -Exclamé con sinceridad viéndolo a los ojos.

-No tienes que decir nada -Negó un poco con la cabeza- Me alegra haber llegado a tiempo... no sé qué hubiera hecho si... si tú -Se obligó a detenerse a sí mismo y suspiró- Estás bien y eso es lo único importante ahora -Fijó nuevamente la vista en mí mientras su mano comenzaba a acariciar la mía con lentitud.

-Estoy bien y con ganas de venganza -Le dije al volver a sentir el sabor agrio y frío en la garganta.

-Haremos que paguen, te lo prometo -Me miró a los ojos y se acercó a mí para darle un beso corto en la frente- Porque no saben con quién se metieron...

-Se arrepentirán -Una sonrisa ladeada apareció en mi rostro.

Porque ellos no lo sabían, pero yo era muy buena jugando al mismo juego que ellos y lo iba a demostrar.

MONSTER.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora