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Entré a la habitación de Ashley mientras leía la información que Lucy me había dado

-¿Qué mierda pasa contigo? -Escuché un chillido de la rubia molestandome. Levanté la cabeza de la carpeta y elevé una ceja mientras la miraba- La próxima vez que entres a mi habitación sin tocar, te atravesaré la puta cabeza con una bala -Me apuntó con un arma; ni idea de cuál y tampoco me importaba.

-Deja los reclamos para después -Le dije y me tiré boca arriba sobre su cama- Empaca tus cosas, iremos juntos de viaje -Le sonreí.

-Te levantas ya de mi cama -Me dijo seriamente, algo que no podía importarme menos- Te mataré y lo digo en serio -Le puso el cargador al arma- Y no haré lo que me digas.

-¿Acaso no recuerdas que Jason te mandó a que me ayudes? -Ladeé la cabeza. Me paré de la cama divertido- Anda, no te pongas así -Me acerqué a ella.

Desde adolescente siempre tuve ese don para hacer que las chicas hicieran lo que yo quería. Solo acercándome lo suficiente con mi mirada indiferente fija en ellas, se ponían tan nerviosas que se olvidaban de la palabra no. Aunque nunca abusé de ese poder: es una gran responsabilidad y hay que usarla con cabeza, solía decirme a diario. No había chica que no se resistiera; como Lucy, que intentaba resistirse pero no podía y eso me llamaba la atención aunque, a su vez, me aburría.

Se quedó en silencio viendo cómo me acercaba a ella. -Fuera de aquí -Me señaló la puerta con la pistola- Sal, tocas la puerta y más te vale que te quedes quieto hasta que yo decida abrirte, ¿te quedó claro?.

Mis ojos rodaron hacia la izquierda y solté un bufido lleno de fastidio. ¿Cómo podía ser que con ella no funcionara?. Pasé por su lado y salí de la habitación, cerrando la puerta detrás de mí y la golpeé con fuerza. -Maldita...

-¿Quién es? -Gritó desde adentro. ¿Esto era en serio?.

-El amor de tu vida -Exclamé riendo.

-¡Entonces quédate ahí afuera esperando porque el amor de mi vida está en Asia matando a japoneses! -¿Asia?¿Japoneses?¿De qué estaba hablando?. En definitiva estaba más loca que yo.

-Soy yo, Riley -Me crucé de brazos sosteniendo la carpeta con mi mano izquierda.

La puerta se abrió y lo primero que llegó a mi vista fue una mano chocar con fuerza contra mi mejilla. -Por creer que eres gracioso.

Me acaricié la cara lentamente y me reí. -Eso me excitó mucho, hazlo de nuevo.

-También será muy excitante cuando te dé un rodillazo en los testiculares -Me amenazó- ¿Qué carajos quieres?.

-Como dije antes -Moví mi cuello de un lado al otro, tronándomelo- Quiero que vengas conmigo a un viaje donde habrá mucha sangre.

-¿Dijiste sangre? -Se apresuró a preguntarme y yo asentí con la cabeza.

-Así es -Sonreí al darme cuenta que la estaba convenciendo con solo nombrar a la sangre- Será un viaje de una semana y seguro que nos divertiremos.

-¿Mucha sangre? -Una enorme sonrisa apareció en su rostro al verme asentir con la cabeza otra vez.

-Demasiada -Aseguré.

-Cuenta conmigo.

-Empaca tus cosas, a las seis de la mañana nos vamos -Y dicho aquello, salí de su habitación para ir a la mía a prepararme.

***

Horas más tarde ya nos habíamos instalado en un hotel con cero estrellas para no llamar la atención de ningún desagradable que quisiese entrometerse en esta misión.

MONSTER.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora