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Un fuerte dolor punzante me despertó de mi inconsciencia. Mantuve los ojos cerrados y los apreté porque aquel dolor era insoportable.

Traté de recordar lo que había pasado antes de desmayarme: "Riley matando a los guardias que custodiaban la sala de la silla eléctrica; mi reproche; y luego nada".

Aquél maldito me había utilizado otra vez y yo, como la idiota que era, caí... otra vez. Por su culpa siempre estaba en problemas o estaba a punto de estarlo; en realidad, era mía por no hacer lo que debía haber hecho desde el primer momento que tuve la oportunidad: meterle un tiro.

Intenté moverme, pero no podía. Entonces abrí los ojos de golpe y una luz me encandiló, provocando que los volviese a cerrar. Escuché un montón de risas muy lejanas, ¿me estaba volviendo loca?¿dónde estaba?¿por qué no podía moverme?¿Riley me había hecho algo?.

Lentamente, volví a abrir los ojos y lo primero que mi vista enfocó fue a ese pelirrojo que nunca contestaba a mis preguntas, sentado delante mío. Esa asquerosa sonrisa que me ponía nerviosa estaba pegada en su rostro como si estuviera contento de verme despertar.

Maldito.

-Esto se pondrá bueno... -Escuché una voz grave sonar a la lejanía, seguida de más risas.

-Despertaste -Dijo Riley mirándome con detenimiento.

Parpadeé con velocidad y volví a intentar moverme. Fruncí el ceño y traté de agachar la cabeza, pero tampoco podía. ¿Qué estaba pasando?. Lo único que pude hacer fue bajar los ojos a mis muñecas que estaban atadas con las correas de cuero adheridas a los reposabrazos.

No... no podía estar pasando.

Moví los pies que los sentí descalzos y húmedos, pero al instante me dí cuenta que también estaban atados los tobillos.

¿En serio estaba pasando aquello?.

Mi torso estaba igual. De un lado al otro cruzaban dos correas de cuero, evitando que me moviera.

Estaba totalmente inmóvil sentada en la silla eléctrica.

-¿Qué haces? -Le pregunté rápidamente.

-Bueno... es momento que seas libre -Me dijo. ¿Qué carajo quería decir eso?- Tu mente lo necesita -No entendía qué estaba diciendo el lunático.

-¡Quítame esto! -Le exigí en un grito. Fuera lo que estaba planeando, no quería que lo hiciera.

-Ojalá pudiera -Dijo con su asqueroso y desbordante sarcasmo- Pero ya es tarde -Se levantó de la silla que estaba delante  y se colocó detrás de mí- Tienes que dejar de ser taaaaan aburrida..

-No me hagas esto... -Mi voz salió suplicante.

-Es necesario... -Me colocó algo en la cabeza: el casco de metal pegado a la corriente- Luego me lo agradecerás -Dijo cuando volvió a tomar asiento frente de mí.

-Te lo agradeceré si no lo haces -Me apresuré a decirle.

-Tardeeeee -Canturreó- Tranquila, no pienso matarte... -¿Lo habrá dicho porque vio mi cara de susto?- Sólo te haré mucho daño, demasiado -Pasó un dedo por el contorno de mi cara con delicadeza. Su sonrisa no había desaparecido en todo momento, sí que lo estaba disfrutando.

Se acomodó en la silla con las piernas cruzadas y levantó su brazo derecho. Múltiples ojos sobre mí me hacían sentir más nerviosa de lo que ya estaba.

-Este es mi momento -Una voz femenina se escuchó en la habitación y la palanca que activaba la silla eléctrica hizo ese característico ruido al bajarla.

MONSTER.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora