Los asesinos más peligrosos viven junto con los pobladores. Todos ellos tienen algo en común, y eso es la enfermedad que llevan en los ojos, lo que los hace más fáciles de identificar: la heterocromía.
Sus víctimas son asesinadas a sangre fría y no...
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“Muchas veces los riesgos estúpidos son los que hacen que la vida valga la pena”.
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—Déjame ver si entendí —me detuvo Yannick en seco, con una mano al frente y las cejas hundidas —Básicamente me están diciendo que una loca, sin miedo alguno, se encuentra a una persona herida y casualmente tu estás ahí —apunta a Brais horrorizado —Tienes tanta mala suerte que siempre te envuelves en este tipo de escenas raras —rechista dándole un golpe duro al suelo con el pie. Voltea a verme y está vez, su dedo me apunta a mí —Y tú, por alguna razón, creíste las palabras de Brais y ahora, ¿ambos van a encontrar al homicida?
Dejo mis labios en línea ante su mirada de “que rayos sucede con ustedes.” Rasco la parte trasera de mi cuello, un tanto nerviosa.
—Eso lo propuso Brais —murmuré.
—¡¿Tú?! —se altera caminando con pasos gigantes hacia el hombre que lo observa sin ninguna mueca, de detiene delante de él con los puños apretados —¿Cómo se te ocurre? ¿Te das cuenta en la mierda que te acabas de meter?
Brais se cruza de brazos con una ceja alzada.
—¿Y que esperabas? ¿Qué dejara morir al hombre frente a mis ojos?
—¡Si eso te iba a mantener a salvó de la cárcel en dónde no perteneces, entonces si! —grita dando un paso atrás —Siempre quieres ayudar a las personas, pero está vez todo se irá a la mierda por tus estupideces.
—Y por eso me estoy haciendo cargo de esto, Yannick —se cubre la frente. Se veía cansado —. Sé que es mi culpa por querer entrometerme en todo, pero lo estoy arreglando. Además, ya no estoy solo, Nisha va a ayudarme.
Ambos hombres voltearon a verme ante lo dicho. Me sobresalté ante la mirada intensa de Yannick, me miró de reojo y poco a poco se fue volteando en mi dirección.
—¿De verdad vas a ayudarlo? —su voz sonó baja, pero lo suficientemente alta como para que yo, que estaba cerca suyo lo oyera.
—Si, lo haré —asentí con una pequeña sonrisa.
Yannick se enderezó en su lugar, entrecerró sus ojos como si no me creyera.
—¿Por qué?
—Yo…
—¿Por qué creíste en él si es uno de esos repudiados por el pueblo? —me interrumpe caminando hacia mí. Alzo la mirada cuando levanta el mentón —No deberías tener ningún motivo para hacer esto. ¿Te divierte jugar con las personas?
