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Los asesinos no son monstruos, son personas y eso es lo más aterrador sobre ellos.
Alice sebold.
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13
—¿Cómo es que sacaste esa conclusión tan precipitada? —preguntó Yannick, con sus cejas levantadas y una mirada incrédula y confundida.
Oh claro, por que es muy normal que mi propia madre diga que invitará a personas con heterocromia a una matanza y además que las personas que serían asesinadas eran los “normales” o por así decirlo.
—¿Entonces que quieres que piense? —lo cuestioné levantando los brazos al cielo —Tu madre iba a hacer las invitaciones, entonces tenía que ser alguien con heterocromia por que una persona “normal” no podría ni acercarse a los que quieren matarnos.
—Bueno… Tienes razón —aceptó moviendo la cabeza a los lados.
Mi mente estaba a nada de explotar por toda la información obtenida, mi cabeza estaba uniendo todos los puntos rojos en la pizarra que mi propia mente imaginaba, justo como un detective.
—Entonces tu eres un… —ni siquiera pude completarlo, no entendía por completo y esperaba a que él me sacará de mis dudas.
Lo miré con atención y sin separar mis ojos de él, lo que pareció notar. Estaba esperando a que respondiera a todas mis preguntas. Mientras tanto, Brais y Jen solo nos observaban sin decir palabra alguna. Lo que me hacía pensar en que quizás no querían tomarse atribuciones y contar sobre un tema tan delicado y sobretodo, personal.
—Yo soy el hijo de personas con heterocromia —confesó sin apartar su mirada sobre mí. Jugaba con los dedos de sus manos, en una manera de distraerse.
Pestañé repetidas veces sin poder creerlo del todo. Una cosa era pensarlo y suponer de él, pero otra totalmente diferente era escuchar de su boca lo que tanto había estado suponiendo.
Aprieto los labios con una pizca de culpabilidad en cuanto sus ojos se tornan brillosos, parecía que en cualquier momento estallarían sus lágrimas. Dudé varias veces sin saber si era buen idea consolarlo, no comprendía el por qué de su reacción.
—Lamento ser tan…—pero la voz de Yannick interrumpió lo que estaba a apunto de decir.
—No te preocupes —se encogió de hombros —En realidad es bueno que te enteres, si en algún punto algo malo nos pasa y quieren culparme solo por ser un hijo de uno, sería bueno que dijeras la verdad de todo.
Asentí sintiéndome mucho mejor, pero aún así algo no me cuadraba del todo.
Lo primero era que a lo poco que yo conocía, todas las personas con heterocromia pueden tener, así como se le llama a esa particularidad, distintos colores en los ojos. Había varios ejemplos, así como el que atacó en el centro comercial la primera vez o un ejemplo mucho más sencillo era Jen y Brais. Claro estaba que tenían ojos distintos, eran bonitos y muy sorprendentes de ver pero…
Yannick no los tenía.
Todo esto sencillamente se podía explicar que era por la genética y ya está. Conocía bastante el como funcionaba, muchas generaciones podían nacer con particularidades hasta que de alguna manera algún familiar no naciera con ella. Solo qué en este caso me parecía bastante sorprendente ya que jamás había conocido a una persona que naciera sin heterocromia. Nunca se había reportado este tipo de hechos, pero no me sorprendía si los agentes tampoco conocían a estas personas que no asesinaban.
—Entiendo que todo es genético —murmuro, pensativa —¿Es por eso que tú no te llevabas bien con tu madre?
—Exacto —responde rascando su cuello —La verdad es que es un tema delicado para mí, y será la única vez que hablaré de esto. —pasa una mano por su cabello —Serás la segunda persona que sabrá esto tan personal de mi vida.
—¿Ya le contaste esto a alguien más? —me permití preguntar.
Asintió dándome por entender lo obvio, con la mano señaló al chico a su lado con mucha calma.
¿A Jen?
Bueno considerando que ellos eran… ¿Qué eran? Ni siquiera sabía cuál era la relación de los tres.
¿Debería preguntar?
—Detente ahí… —pongo una mano hacia a el frente —Hay algo que no me deja continuar, y espero que me respondan, pero, ¿Qué relación hay entre ustedes tres?
Los tres chicos se voltearon a ver con desconcierto, levantaron las cejas y soltaron una risa burlesca, por lo bajo. Frunzo mis cejas sin comprender ese cambio burlesco que ahora estaban haciendo.
—¿Entonces? —pregunto, intentando que se apresuraran.
Quería intentar verme tranquila, y no ser una persona que se estresaba fácilmente. ¡Pero realmente quería saber!
—Ah, sobre eso… —se encoge de hombros Jen, desinteresado —Ellos dos son primos —apunta a ambos chicos que están a su lado —Y yo soy su amigo de infancia, conocí primero a Yannick y después a Brais, aunque técnicamente Yannick me lo presentó, pero ya sabes cómo son los niños —sonríe, divertido.
¿Lo entendía?
No, no lo hacia. Nunca había tenido alguna oportunidad para crear algún vínculo con alguna persona, y mucho menos tenía algún lazo familiar con el que podía salir y divertirme. Y no era por no querer a la única persona que tenía como apoyo, pero no era lo mismo hablar con Darwin a crear a un amigo desde pequeña.
—¿Cómo se conocieron? —no pude evitar preguntar.
Si ya estaba interrogándolos, lo haría bien.
—Me encontré a Yannick en el parque frente a mí casa —sonríe —Yo regularmente salía con unos lentes de sol para que no vieran el color de mis ojos, las personas creían que estaba ciego, así que preferían no estar conmigo. Pero de casualidad me encontré con un niño, el cual era demasiado irritante y curioso…
—¡¿Así siempre me describes?! —se queja Yannick lanzándole un golpe en el hombro.
—Pero ese niño irritante se convirtió en mi amigo bastante rápido, así que le confíe mi secreto y él, el suyo —continua, dándole un empujón a Yannick para que se quite de encima —A las semanas me llevó a escondidas al otro lado para presentarme a Brais y desde ahí nos hicimos inseparables.
—Tanto, que nuestros padres tuvieron una pelea cuando los padres de Yannick se enteraron de nuestra existencia y lo diferentes que éramos de ellos —Prosigue Brais.
—Y eso es lo que voy a contarte —me explica Yannick. Centro mis ojos en él en cuanto se acomoda en el sofá —Como te acabo de contar, soy hijo de personas con heterocromia, y al ser el único sin ella, me ocasionó muchos problemas.
Preste total atención a cada palabra que me decía.
¿Qué problemas pudo tener con su familia?
—Como ya lo sabes hay personas que asesinan, que hacen daño y así eran mis padres. —Continuó moviendo de un lado a otro su cabello —Ellos al decepcionarse de mí se les ocurrió molestar a los padres de Brais y a los de Jen, diciéndoles que sus hijos necesitaban seguir los pasos de los asesinos para que aprendieran y fueran los mejores, pero claramente no aceptaron y por ello me prohibieron volver a hablar con ellos —juntó sus labios con algo de duda —Al ser diferente, ellos no me trataban como lo hacían como a los demás, de hecho, en innumerables ocasiones ellos intentaron…
Dejó las palabras a medias junto con una sonrisa triste en sus labios. Cubro mi boca con una presión en el pecho, al comprender todo.
¿Su propia familia era capa de hacer algo así? ¿No podían al menos tener consideración con su propio hijo?
—Mi estancia en casa fue horrible —admitió negando con la cabeza —Hui de casa y mi refugio fue con mis tíos, los padres de Brais. Ellos, a pesar de tener heterocromia eran amables, cariñosos y sin importar el qué, defendían a los que tenían ambos ojos del mismo color.
Yannick sonrió de labios cerrados, aquel rastro de tristeza se había ido y se había convertido en una luz cálida.
—No los volví a ver hasta que mi madre quiso hablar conmigo para pedirme “disculpas” pero lo único que quería era intentar hacer que asesinara y me hiciera pasar por otro de ellos —bufó cruzando los brazos —Eso fue imposible y al parecer al darse cuenta de ello, prefirieron darse por vencidos y dejarme en paz. Claro, hasta el día en que nos enteramos que quería invitarnos a la matanza que hicieron ahora.
Dios…
¿Qué decir en estas circunstancias?
Algunas personas eran crueles y sin ningún tipo de empatía, no les interesaba a quien le hacían daño con tal de cumplir sus objetivos. Eso era lo más horrible del humano, no pensaban en el sufrimiento que ocasionarían a las personas a su alrededor.
—Lamento hacer que me cuentes todo esto —fui sincera —No quería hacerte recordar todo el mal que pasaste…
Sin contenerlo mis ojos se llenaron de lágrimas. Era demasiado sentimental, era ese tipo de persona que podía lagrimear incluso si me ponían un gato frente a mí. Contuve mi estupidez antes de incomodarlos, parpadee repentinas veces conteniendo cualquier sentimiento, un agente de policía no podía demostrar sus sentimientos.
Primera regla impuesta por Scott West.
—No te preocupes, Nisha — dijo Yannick junto a una sonrisa que me ilumino el rostro por completo. Lo vi dudar un momento, antes de abrir los brazos de par en par —¡Ven aquí!
Suelto una risa emocionada y me levanto de un brinco para estrecharme en sus brazos. Rodeé su pecho y pego mi cabeza en su hombro. Podía escuchar su corazón bombear rápido y sin evitarlo, una sonrisa pasó a mi cara. Me sentía en calma, y de alguna manera mi estrés había disminuido considerablemente.
—Yo no quiero abrazos eh, que quede claro —murmuró Jen en un tono sarcástico.
Yannick y yo nos miramos un segundo, de alguna manera podíamos leer nuestros pensamientos ya que al instante ambos tomamos la playera de Jen y lo jalamos hacia nosotros, dejándolo sorprendido.
—¡Era mentira, era mentira! —se quejó intentando salir de nuestros brazos, pero no lo permitiríamos, lo apretamos mucho más para que no tuviera manera de seguir moviéndose —¡Me asfixian! —Yannick y yo nos asentimos con la cabeza ya cuando el chico se quedó quieto. Jen se echó hacia atrás, tomando aire —¡Mierda, están locos!
Me reí por lo alto cuando empezó a quejarse y hacer movimientos extraños, pero podía notar un pequeño sonrojo en sus mejillas que lo delataban.
—Tu pediste un abrazo —me encogí de hombros.
Jen entrecerró los ojos en mi dirección e hice lo mismo, de forma infantil le saqué la lengua para hacerlo enojar. Y tal acción funcionó de otra manera que no me esperaba: copió mi gesto, con una risilla juguetona que me contagio.
—Debo anotar esto en mi diario —escuché decir a Yannick.
Todos en automático volteamos a verlo con cara de: ¿khe?
—¿Tienes un diario? —pregunte sin poder creerlo.
—¿Tú no?
Menee la cabeza a los lados, conteniendo las ganas de echarme a reír.
—Bueno, entonces cuando quieras escribir algo te presto el mío —me guiñó el ojo, al mismo tiempo que levantaba su pulgar hacia mi dirección.
Asentí con la cabeza estando de acuerdo. Tenía demasiados pensamientos que esperaba algún día escribir en un diario. Empezando con lo que había sucedido hoy desde que desperté.
Me tomo un momento antes de llamar su atención. Me regreso a mi asiento con las ideas acomodadas en mi cabeza.
—Tengo que contarles algo importante —anuncio por lo alto, todos me observan con miradas atentas —Es algo crucial sobre el tema de Brais.
—¿Qué sucede? —pregunta Brais, confundido.
Paso una mano por mi cabello con el corazón martilleando. Me sentía cansada y lo peor es que esto apenas era el comienzo de algo que muy probablemente era bastante peligroso.
—Los forenses fueron por pruebas al callejón.
Brais se quedó paralizado un instante, tardó varios segundos en reaccionar.
—Tomaron fotografías y a mi parecer, dedujeron que la sangre que había esparcida quizás no era toda del hombre al que atacaron y tomaron muestras de sangre y creo que probablemente en esa muestra esté la tuya. —fui lo más sincera posible, debía explicarle con detalle para que comprendería el problema del asunto —Además de eso, uno de los agentes encontró una cámara de vigilancia en una de las casas frente al callejón y van a buscar las evidencias en ella.
El espanto no tardó en llegar a sus rostros, comencé a verlos pálidos, casi como si el alma se les hubiera salido del cuerpo.
—¿Qué haremos con la muestra? —Indagó Jen preocupado —No podemos hacer nada con eso…
—Los resultados tardarán en llegar —explique teniendo algo en mente —Intentaré hacer algo al respecto, no sé, haré lo que sea necesario.
—¿Y si no?
Eso era cierto, ¿Y si no podía? Quien me aseguraba que lo que yo quería hacer saldría como quería.
Pero no era momento de arrepentimientos.
—Yo me encargare, tengo contactos —intente hacerlos sentir mejor —Y con lo de la grabación…
—Tenemos que ir a borrarlo, ¿no?
Solté el aire caliente por mi nariz, sabiendo lo difícil que eso sería. Lograrlo podría ser todo una batalla, pero era la única manera viable.
—Tenemos que hacerlo —asegure con mucho cansancio —Si alguien se entera todo se irá por la borda. Debemos guardar este secreto para finalizar todo en silencio, y así cerrar el caso para siempre.
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Brais: Un pueblo con seres oscuros y sangrientos
Mistero / ThrillerLos asesinos más peligrosos viven junto con los pobladores. Todos ellos tienen algo en común, y eso es la enfermedad que llevan en los ojos, lo que los hace más fáciles de identificar: la heterocromía. Sus víctimas son asesinadas a sangre fría y no...