Los asesinos más peligrosos viven junto con los pobladores. Todos ellos tienen algo en común, y eso es la enfermedad que llevan en los ojos, lo que los hace más fáciles de identificar: la heterocromía.
Sus víctimas son asesinadas a sangre fría y no...
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Nota rápida:Este capítulo contiene situaciones y temas fuertes de violencia, si eres sensible te recomiendo no leer este capítulo. Te aconsejo leer solo el inicio y adelantar hasta los últimos párrafos.
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«No recuerdo haber matado a nadie, podría haberlo hecho sin saberlo. No estoy seguro de si lo hice.»
John Wayne Gacy
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Mi cuerpo temblaba tanto que tuve que abrazarme a mi misma, sintiendo como mi corazón se quebraba poco a poco mientras los segundos seguían transcurriendo; incluso podía escuchar aquel sonido conocido, de cuando un objeto de vidrio caía sobre el suelo, partiéndose en cientos de pedazos.
Tomo aire por la boca y la suelto antes de subir la mirada, con cansancio y sobre todo, con aquel pensamiento que rondaba en mi mente: “Tengo que salvarlo”. Abandonarlo a su suerte solo porque me haya mentido no era lo correcto, al menos, no era lo que Nisha West Freeman haría. Seco mis lágrimas, controlando este ardor en mi pecho. Bajo por un instante la mirada al suelo, donde Brais y Jen se encuentran tirados, con un charco de sangre debajo de ellos. Se encontraban pálidos, con los ojos llorosos y con sus miradas sobre el suelo.
Quisiera interrogarlos, golpearlos y hacerlos hablar del por que me estuvieron mintiendo todo este tiempo. Por qué me vieron la cara, pero no era el momento y eso me molestaba mucho más, esto no estuviera pasando si desde un inicio me hubieran contado todo, sin mentiras, sin secretos… Y ahora solo debíamos prepararnos para el resultado de todo.
Soltando un suspiro de rendición, acomodo mi cabello hacia atrás sin dejar de observarlos. Son lo primordial. Van a morir si no hago algo ahora. Pienso, estresada y preocupada.
Apenas y logro dar un paso corto hacia adelante, cuando vuelvo a escuchar aquella voz autoritaria y fría, obligándome a detenerme sobre mi lugar, con un pie alzado en el aire. No podía pensar con claridad si sabía que ella estaba delante de mí, observando cualquier movimiento que yo hiciera.
–¿Incluso ahora quieres salvarlos? —se burla. Y tengo que controlarme antes de soltar un insulto. Bajo mi pie con lentitud, levantando la mirada hacia donde ella se encontraba con un rostro asqueado, mientras me observaba—. En definitiva tienes un complejo de superhéroe.
—No sé cuál es tu plan —niego, sosteniéndole la mirada. Lo cual parece tomarle por sorpresa. Paso saliva con la garganta ardiendo, al igual que mis ojos—. Pero estás equivocada si crees que voy a dejarlos morir frente a mí.
Aquellos ojos monstruosos se tornan brillosos ante mis palabras, como sí descubriera algo emocionante. Las comisaduras de sus labios se levantan en una sonrisa diabólica, enviándome un escalofrío por mi espina dorsal.
