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Una buena mentirosa siempre miente hasta con su lenguaje corporal.
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6
Estaba muriéndome de los nervios. Con el simple hecho de pensar que en cualquier momento del día podrían enterarse de la verdad, me daban escalofríos. Pero no era momento de arrepentimientos. Sé que si eso llegara a pasar, jamás abriría la boca ni aunque me quieran sacar las uñas.
Por suerte aún seguíamos en el callejón, los forenses ya no estaban, sólo quedaba el señor Jason y este estaba conversando muy cómodamente con Darwin en el auto. Al parecer estaban haciendo tiempo para ver si aparecían los dueños de la casa de enfrente, pero no había éxito alguno, pues no se veía nadie adentro y mucho menos había alguien que entrara. Lo peor de todo era que Darwin ya había dado el aviso sobre las cámaras y realmente solo era cuestión de tiempo para que mandaran a vigilar la casa. Llevábamos como tres horas sentados, ya iban a hacer las cuatro de la tarde y ya estaba aburriéndome, ya que solo veía como ellos hablaban de miles de cosas del trabajo.
Creía que iba a morir de desesperación, pero en la radio del auto, sonó una especie de ruido extraño y después se escuchó la voz de un hombre que sonó alarmado.
—¡Vengan al centro comercial!, ¡Necesitamos refuerzos…! —no terminó de decirlo, ya que se cortó de manera inesperada.
Fruncí el ceño confundida, el señor Jason, que estaba en el asiento del copiloto, volteó lentamente hacia Darwin y noté cómo se había puesto pálido.
—¡Vamos! —exclamó.
Eso lo hizo moverse y, como si fuera un robot, se movió de un lado a otro y con dificultad encendió el auto. Dio marcha atrás y salimos rápidamente. Mi espalda golpeó bruscamente el asiento, solté un quejido y pasé una mano por mi espalda para que dejara de dolerme.
—Perdón —se disculpó Darwin acelerando.
Solo escuchaba mis latidos en los oídos.
Preocupada, miraba por la ventana y revisaba los alrededores como si algo estuviera por ahí.
Íbamos a tardar, ya que el centro comercial estaba al otro lado del pueblo. Y eso realmente era malo, ya que el hombre que le habló se escuchaba apurado, como si algo realmente malo estuviera pasando.
—Toma el camino corto —habló el señor Jason—. Nunca llegaremos así.
—No podemos, es peligroso —contestó Darwin tembloroso.
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Brais: Un pueblo con seres oscuros y sangrientos
Misteri / ThrillerLos asesinos más peligrosos viven junto con los pobladores. Todos ellos tienen algo en común, y eso es la enfermedad que llevan en los ojos, lo que los hace más fáciles de identificar: la heterocromía. Sus víctimas son asesinadas a sangre fría y no...