Los asesinos más peligrosos viven junto con los pobladores. Todos ellos tienen algo en común, y eso es la enfermedad que llevan en los ojos, lo que los hace más fáciles de identificar: la heterocromía.
Sus víctimas son asesinadas a sangre fría y no...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
• • •
«No se puede ser un personaje que lleva una vida secreta con éxito, si no se manipula a veces».
John Wayne Gacy
• • •
47
Despierto de golpe en cuanto un chorro de algún liquido helado me cae en la cara, impidiéndome respirar. Jadeo intentando cubrirme con las manos, pero en cuanto las levanto para hacerlo, ya es muy tarde. Me volteo hacia aún lado, tosiendo todo el agua que al parecer había tragado. Parpadeo intentando recobrar mis sentidos y sobre todo, adaptarme a la luz brillosa de mi entorno.
¿Dónde estoy? ¿Qué hago aquí?
Mis manos tocan el suelo grisáceo, que estaba inundado por agua. Alzo la vista y recorro lo que hay al lado mío, completamente sorprendida. Hay cientos de personas rodeando el lugar, no decían absolutamente nada, solo observaban como si fuera una especie de entretenimiento.
—Al fin despiertas, Nisha.
Me estremezco al instante, con los ojos agrandados y una extraña sensación en el estómago al escuchar aquella voz que conocía bastante bien. Me intento reincorporar sobre el suelo, con los oídos zumbando y busco con la mirada, aterrorizada, el origen de aquella persona que me observa sentada sobre la tarima donde Brais peleó, con un semblante divertido. Aquellos ojos de ojos disparejos me observaban con seriedad y fijeza, mientras que en su rostro permanecía una sonrisa de labios cerrados, lo bastante diabólica como para hacerme temblar sobre el suelo.
—O debería decirte, ¿Gehena? —su sonrisa se ensancha. No puedo evitar sorprenderme al ser descubierta. Try Thames se percata de aquel gesto en mi rostro y añade—: ¿Realmente creíste que no me enteraría? Eres más incrédula de lo que creía, Nisha. Aunque debo decirte que fue divertido la cacería, no tienes idea de cuánto tuve que esperar para llegar a esto —abre los brazos, mirando a todos lados—. Aunque tuve que pedir ayuda…
—¡¿Qué es lo que quieres?! —grito, levantándome del suelo, tambaleante. La cabeza me dolía con un dolor punzante en el lado izquierdo.
—Recuerdo haberte mencionado que íbamos a volver a encontrarnos algún día, ¿Lo recuerdas?
Aprieto los labios sin poder creerlo. No había pensado que era verdad. Aquel día que Try vino contra mí en la agencia había sido clara con sus palabras, y por ello había tenido cuidado. (Leer de nuevo el capítulo 38, si no recuerdas.)
—Así que, escucha atentamente… —susurra en mi oído—. Esta es solo una advertencia, Nisha. Detente ahora o voy a seguir cazándote.
—¡Estás loca! —me muevo a los lados para salir de entre su cuerpo, pero me toma de la raíz del cabello con fuerza y lo siguiente que siento es la punta de algo afilado en mi cuello.
