Capitulo 15

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Muchas veces podemos confundir el bien con el mal y arruinar todo lo que tenemos.

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15

Paso saliva conteniendo las enormes ganas de echarme a correr y no regresar hasta que todo se haya calmado. Aunque algo me decía que si le hacía caso a esa parte estúpida de mi cabeza, las cosas se pondrían mucho pero de lo que ya estaban.

El frío viento me erizo los vellos de mis brazos a pesar de que estaban bajo la ropa húmeda. Los escalofríos por mi espalda no tardaron en manifestarse, lo cual sabía lo que podían significar, y en realidad habían dos razones exactas para ello:

El frio.

El miedo.

Que esas dos razones se unieran en una misma situación era lo más horrible que podía sentir. Tenía una pequeña parte que dudaba si esto era lo que debía hacer, solo quería evadir todo y no enfrentarme a su furia. El hecho de pensar en todo lo que harían por desobedecer me provocaba pánico, no podía dejar de temblar y sudar en frío. Sentía que mi pobre corazón saldría volando de mi pecho de lo acelerado que estaba, me era inevitable no desear echarme a llorar como una niña y fundirme entre las sábanas calientes de mi cama. Las ganas de regresar a la casa de Jen e ir con ellos por las grabaciones aumentaban en cada segundo que pasaba frente a la puerta de mi casa. Aquella puerta por la que siempre había entrado y salido, justo ahora me parecía lo más horrible del mundo.

Cierro los ojos intentando regular mi respiración descontrolada, la nariz me ardía y sabía que no ganaría nada si me encontraba de esta manera.

Vamos… Tranquilízate.

Estrujé los dedos de mis manos con nerviosismo, abro los ojos dispuesta a entrar a la casa frente a mi, pongo mi mano en la perilla y con lentitud abro la puerta con cuidado; el sonido que producía me recordaba a todas esas películas de terror con las que había gritado cientos de veces. Con los ojos entrecerrados y el corazón en la mano, me asomo esperando encontrar todo un caos, sin embargo, lo primero que veo es la sala de estar totalmente solitaria.

Sospechoso.

Eso al menos creía por ahora, di un paso al frente sin dejar de pasar mi mirada por todas partes, pero realmente no había nadie. Ni en las escaleras que estaban a mi derecha, ni en el segundo piso.

Quizá siguen en mi búsqueda.

Con eso en mente suelto un suspiro de alivio.

Brais: Un pueblo con seres oscuros y sangrientosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora