Capitulo 33

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Cuanto más perfecto luzca uno por fuera, más demonios tiene adentro.

Sigmund freud

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33

Encendí la laptop que estaba frente a mi. Mientras esperaba, vi la oficina en la que me encontraba con mucha atención.

Todo seguía igual

Los mismos cuadros, el mismo color en las paredes, el piso blanco intacto y el mismo aroma a loción de Scott, que por alguna razón había quedado impregnado por todas partes.

No es un mal olor

Me moví en la silla para los lados, al ser de ruedas podía moverme con facilidad. Juguetee un poco más hasta que tocaron la puerta, tuve que acomodarme rápidamente.

-Pasen.

Intente sonar algo dura, quería que la gente me tuviera respeto. Pero no me salia muy bien que digamos.

Nicolás entró con dos cafés entre sus manos, tenía el ceño fruncido y me veía de mala gana. Ya estaba cambiado con el uniforme que siempre utilizaban, su cabello oscuro y largo estaba suelto, le daba un toque de chico malo.

-El café que ordenó -musitó poniendo ambos cafes sobre el escritorio

Lo observé confundida

-Recuerdo haberte pedido sólo un vaso de café..

Su mirada bajó al los cafés, asintió como si recién se diera cuenta.

-Claro, es que ese no es para ti -me respondió -Ese es mío.

Y dicho eso, se sentó frente a mi, en la silla que estaba del otro lado del escritorio.

-¿Que haces? -lo cuestione confundida

Se encogió de hombros dándole un sorbo a su café

-Creo que olvidas que aún sigo vigilandote -mencionó recargandose en la silla -Así que, aquí me tienes.

-¿Que no se supone que debe ser sin que me de cuenta?

-Eso supongo.

-¿Entonces?

-¿Qué? -preguntó incrédulo -Solo será por ahora, ya luego ni me verás.

Hize un mojin pensativo, pero no dije nada más.

Me quedé callada mirando el techo, de vez en cuando tomaba del café que me había traído.

Es bastante dulce

-¿Que tal sabe tu café?

Puse mi vista sobre el, Nicolás me veía fijamente, esperando por mi respuesta.

Entrecerre los ojos a su dirección. Al notarlo me miró extrañado.

-¿Que le hiciste?

-Nada -respondió junto a un encogimiento de hombros -Solo que no me dijiste como te gustaba y por eso pregunte.

Le heche una cara de que no le creía, pero ni se inmutó.

-Te digo la verdad-comentó pasando una mano por su cabello -Te lo juro.

No sabía mal. Pensé mientras veía su rostro

-Voy a creer a tus palabras -anuncie medio desconfiada, lo apunte con el dedo -Pero si me enfermo por algo, te voy a poner a correr por tres horas.

Brais: Un pueblo con seres oscuros y sangrientosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora