ARROJENME DEL AVIÓN.
Mattia...
—Vaya, pensé que no te vería de nuevo
Me cago en todo. ¡Joder!
—Que alguien me arroje de este avión —murmuré lo bastante alto como para que escuchara.
Traía unos pantalones de cuero que se ajustaban perfectamente a sus largas piernas, una blusa larga y blanca y encima un jersey gris. Su cabello color chocolate caía liso en una coleta alta y hacía una mueca de desagrado con esos labios pintados de carmín.
Estaba estirada guardando su equipaje de mano en los compartimentos superiores, provocando que su blusa se levantara unos cuantos centímetros dejándome a la vista una porción de la cremosa piel de su estómago.
En ocho años había cambiado bastante; los rasgos de su rostro afilados, pómulos altos y mirada gatuna. Toda la niñez había abandonado su rostro dejando solamente esa mirada que ocho años atrás me hizo perder la cabeza. Ya no parecía una cría.
—Tranquilo, amor, mira que tampoco me entusiasma mucho viajar junto a ti, pero no voy a esforzarme en conseguir otro asiento. Ya me costó bastante subir al avión ¿Por qué no te encargas tú de hacer que te cambien de puesto?
Arrogante, superficial, vana. Sophia Adams hecha una completa adulta se estaba acomodando junto a mí.
Mierda.
—¿Qué haces aquí? —pregunté como un completo idiota.
Antes me preguntaba si había cortos periodos de tiempo en los que mi cerebro se atrofiaba, dejé de hacerlo en el momento en que me mudé a Washington y me enfoqué en lo que debía. Pero Sophie...
—Quiero practicar paracaidismo —respondió sonriendo totalmente agraciada por mi momento de estupidez —Roma me invitó a su boda, no quedaban muchos vuelos disponibles por las fiestas.
—Definitivamente alguien allá arriba me odia.
Mala cosa que decir, los ojos de Sophie se llenaron de ira. Recuerdo como me había quedado atrapado en esos agujeros negros tantas veces. Esos malditos ojos oscuros.
—Escúchame una cosa, yo tampoco estoy feliz de estar aquí, eso te lo puedo asegurar, pero no me estoy quejando como un estúpido chiquilín, porque a diferencia de algunos, otros si hemos madurado.
—Tú eres la madura ¿no? La que, estoy seguro, fue capaz de armar una discusión con un funcionario del aeropuerto.
Ella solo sonrió arrogantemente y me guiñó un ojo.
—Nadie me pasa por encima.
—<<La luz de los cinturones se ha activado indicando un despegue inminente, por favor, pongan atención a las indicaciones de seguridad.>>
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Un último disparo [Vittale #3]
Mystery / ThrillerMattia Vittale tiene toda su vida en control; es jefe del departamento criminal del FBI, vive en un lindo apartamento en Washington y superó completamente lo que Sophia Adams le hizo años atrás. Sin embargo, cuando le asignan el caso más importante...