Un último disparo [Vittale #3]

Capítulo treinta y dos.

FAVORES

Sophia...

Desperté boca abajo con Mattia repasando un camino de besos en mi espalda desnuda.

—Por fin despiertas —habló contra mi nuca —Y yo que creí que era tan bueno en la cama que te había dejado inconsciente.

Reí contra la cama y me volteé para encontrarme con sus ojos y rostro sonriente.

—Muy cariñosa manera de despertarme —murmuré estirándome en la cama —Poco propia de ti.

—Bueno, es que basándome en que anoche bebiste como si se te fuera la vida en ello, pensé que la mejor forma de despertarte sería una más suave.

—Gracias, porque mi cabeza está al borde de una explosión.

Mattia suspiró y apoyó su rostro contra mi pecho y cerró los ojos, aproveché para pasar mis dedos entre sus rizos castaños.

—Yo también estoy exhausto y ni siquiera bebí. Cuando se termine este caso necesito vacaciones en una isla desierta.

—Oh ¿Puedo ir contigo? Me encanta el mar.

—Si me pagas el viaje, te dejo venir. —le golpeé suavemente la nuca y él rio sin cambiar de posición.

—En ese caso sería mi viaje —rebatí.

—Seguiría siendo mi viaje, yo sería la mente creativa.

—Vale, entonces yo pago, pero tú te llevas el crédito.

—Exactamente —besó mi pecho y se levantó impulsándose con sus brazos a cada lado de mi cuerpo —Debo ir a la sede para coordinar la reunión con tu padre, pero vuelvo temprano ¿Podrías quedarte aquí hasta que regrese?

—Oh, tranquilo —me removí entre las sabanas de Mattia, hundiendo mi rostro en la almohada —No tengo intenciones de levantarme hoy

—Vale —se acercó y me besó con la misma pasión de siempre antes de alejarse y entrar a la ducha.

Dormité mientras Mattia se vestía y tomaba sus cosas para dirigirse a la sede. Agradecía a los cielos que fuese sábado, mal por Mattia y Luke que tenían que trabajar, pero al menos lo hacían hasta temprano.

Sobre todo mal por Luke, ese chico tendría que estar tan mal como yo.

Mi cuerpo me pedía no moverse; estar estático y quieto sin ninguna preocupación en lo absoluto.

—Tu habitación es demasiado blanca —observé a Mattia realizar el nudo de su corbata —Por eso te gusta dormir aquí.

—Puede ser, aunque yo creo que tiene más que ver con el guapo agente que viene con la habitación. —respondí ganándome un mordisco juguetón en el estómago cuando Mattia se acercó a mi.