Capítulo veintiuno.

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MAMBOLEIRA

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MAMBOLEIRA

Sophia...

—Así que... mi padre hace negocios con una red de tráfico de niños llamada el Hipocampo

—Eso parece.

—Bueno, sinceramente, sabía que su instinto paternal era horrible, pero no pensé que traficara niños. —negué con la cabeza —¿Están seguros?

—No, claro que no; es una suposición. Estas redes trabajan las unas con otras —me explicó Will —es muy difícil atraparlas a todas. Generalmente comparan los menores de una red y los venden a otra a un precio mayor, tal como lo harías con objeto.

—Mattia —la puerta se abrió y una chica, creo que se llamaba Allie, asomó la cabeza —¿Puedo hablar contigo un minuto? Es sobre tu caso, esto podría interesarte.

El aludido asintió antes de disculparse y abandonar la habitación con la morena.

—Es decir —continué sacando conclusiones —la fortuna de mi padre, pudo o no ser ganada mediante la compra-venta de niños.

—Sí. O bien puede ser que la boleta que compramos haya sido la única compra, hay que hablar con él a toda costa. —explicó Will lógicamente. —Lo más probable o lo más común, cuando se realizan transacciones con este tipo de redes, es la reventa. Tu padre puede haber tenido contacto con otras redes de tráfico y entre ellas comprar y vender, eso también, nos daría una razón de porque está tratando de rastrear al Hipocampo. Si no respetaran el acuerdo de confidencialidad que previsiblemente firmaron, tu padre podría pasar el resto de su vida en prisión.

Relamí mis labios inconscientemente intentando procesar todos los datos que me estaban metiendo en la cabeza durante los últimos diez minutos.

Nunca me importó Markus, sabía que era un mal padre y nadie me convencería de lo contrario, pero al menos tenía la esperanza de que fuese un buen hombre. Digo ¿Traficar niños? ¿De verdad? ¿Cómo es que tenía cero expectativas con él y aun así lograba decepcionarme?

Y Paco, madre mía, no sé como reaccionaria si supiera todo esto.

Mi furia con mi padre era un tema mío. Paco solo le guardaba rencor a mi nombre, pero nunca sufrió a manos de él. Para mi hermano, él seguía siendo su padre, uno malo, pero padre al fin y al cabo.

Para mí él ya estaba muerto justo como mi madre.

—¿Y por qué una red de tráfico de menores querría secuestrarme? No soy una niña ¿Qué podrían obtener de mí?

—Tengo dos suposiciones; o bien piensan en utilizarte para negociar. Traficar tus órganos o como mujer para la trata de ellas.

Tragué en seco.

—¿Crees que quieren tenerme como esclava sexual?

—Lo dudo —intervino Will —Las cartas dicen que te quieren asesinar, puede que el Hipocampo esté trabajando para alguien más que quiera matarte y la red de tráfico obtendría beneficios de tus órganos.

Un último disparo [Vittale #3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora