Capítulo cinco.

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LA AMENAZA

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LA AMENAZA

Mattia...

—Escuadrón cuatro, los quiero en un perímetro alrededor del banco Chesapik, tenemos una llamada por robo con uso de armas de fuego justo en este instante.

Lamentablemente, luego de la boda de mi hermana fui solicitado en Washington de emergencia, debido a un supuesto caso más importante que cualquier mierda que tuviese que hacer con mi tiempo libre.

Palabras del director, no mías.

Por lo que luego de prometerle a toda mi familia que los visitaría en cuanto pudiera, tomé el primer vuelo que encontré. Por suerte las fiestas habían pasado y ya había mucha más disponibilidad. Aunque hasta ahora, nadie me había hablado de tal caso super importante.

Y heme aquí trabajando como burro nuevamente

—¡Ya escucharon! —Sam, el jefe de escuadrón movilizó a sus hombres a las patrullas, y una tras otra dejaron la sede del FBI.

Subí a la mía propia y obviamente Luke no tardó en subirse junto a mí.

—Oh, tú no vienes conmigo

—Ya lo creo que sí —respondió emocionado colocándose unas gafas oscuras de aviador —¡Vamos!

Resignado, eché a andar el motor y ambos salimos con dirección al banco que estaba siendo asaltado.

—Intentan escapar con rehenes —habló uno de los chicos por la radio.

—Entendido. Gira aquí —me indicó Luke —Probablemente intentarán escapar por la séptima en New Hampshire.

Hice lo que me dijo. Luke podía ser insoportable, sin embargo, hacía realmente bien su trabajo.

Efectivamente nos topamos de frente con una camioneta antigua y en su interior tres tipos encapuchados y una mujer, la cual, reconocí con el uniforme del banco en el asiento trasero con un arma apuntando su sien.

Intentaron retroceder, pero las demás patrullas ya estaban detrás de ellos, por lo que bajaron de la camioneta sujetando firmemente a la mujer, que temblaba como si mil descargas eléctricas le estuviesen atravesando el cuerpo. Parecía joven, más o menos mi edad, si es que no menos.

—Maniobra Kappa —le indiqué a Luke, quien asintió, salió de la patrulla y levantó su arma gritando.

—¡FBI! ¡Suéltenla pacíficamente y no nos veremos obligados a recurrir a la fuerza!

—Mejor vete, maldito imbécil o la matamos aquí mismo.

La maniobra Kappa era para asaltantes poco experimentados y según lo que podía deducir de estos chicos, lo eran, ya que no habían planeado exactamente bien el escape ni posibles rutas alternas, así como solo uno de los individuos cargaba un arma.

Un último disparo [Vittale #3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora