Un último disparo [Vittale #3]

🔪 Epílogo 🔪

A LA LUNA Y VUELTA

Sophia - Dos años después...

Mirándome en el espejo de la habitación del hotel terminaba de ajustar mi vestido rojo de corte sirena. El maquillaje lo habían terminado al igual que el alisado perfecto de mi cabello tomado en una coleta alta para dejar ver mi espalda. La semana de la moda en París era una ocasión bastante especial.

La revista tuvo tanto éxito en Washington como en París, por lo que Teo me invitó por segundo año seguido a la gala de la semana de la moda, principalmente, porque las colecciones que se modelaban eran generalmente de la edición americana y este año, por primera vez, una era mía.

Con la ayuda de Mattia, esfuerzo y algo de tratamiento, mi mano mejoró bastante, ya no tenía un excesivo dolor cada vez que cargaba un lápiz y pude diseñar toda una colección de atuendos formales.

Poco después del ataque nos habíamos mudado juntos a un apartamento algo más pequeño para ambos, ya que Mattia quería pagar la mitad de la renta, nada menos como ofrecí, así que no cambiamos de apartamento.

El tema del juicio fue una locura. Obviamente teníamos pruebas suficientes para meter a todos los cómplices a la cárcel y Mattia, Will y Luke fueron premiados por Jack Harris con la medalla de distinción al servicio nacional, por encarcelar a una de las redes de tráfico infantil más buscadas del país.

—¡Mattia! ¡Hay que irnos! —mi novio tardaba más que una verdadera chica en le baño, sin embargo, el resultado que obtenía al salir de ese cuarto valía completamente la pena. Al ver que no había respuesta me acerqué al baño y me di cuenta de que estaba completamente vacío ¿Y qué con este? —¡Andy! —la chica apareció al instante en la habitación —¿Has visto al cara de insecto?

—Oh, el señor Vittale, me dijo que le avisara que la espera en el evento. Al parecer Teo le pidió que llegase temprano.

¡Ja! Asombroso. Mi novio me planta por su nuevo amiguito, mi jefe.

El año pasado Teo y Mattia se llevaron la leche. Y pues, Teo me robó a mi novio.

—Como sea, ese bastardo se las arreglará solo. Vámonos, no hay tiempo.

Caminé a zancadas hasta el ascensor del hotel, e ignorando completamente a los paparazzi en las afueras del hotel subí a la limusina que me esperaba, la cual, me dejaría en la entrada trasera del salón en donde se realizaba el desfile.

Jamás asistía a la gala principal; ni a mí ni a Mattia nos gustaba estar así de expuestos, así que preferíamos saltarnos esa parte y entrar directamente al salón con las celebridades.

El tiempo pasó y todos comenzamos a tomar asiento; los dos a mi lado vacíos. Teo era quien presentaba el desfile, por lo que se sentaba a mitad del desfile y se volvía a levantar poco después para despedir a los invitados.