CAPÍTULO 6

35 4 0
                                    

Al tratar de abrir mis ojos los siento cansados, aunque los recuerdos hacen que luche conmigo misma, quiero ver a Asher, lo último que recuerdo es que ambos forcejeábamos con unos señores bastante musculosos sin tener éxito alguno.

Me siento aliviada y al mismo tiempo preocupada al abrir por completo mis ojos y ver que esta frente a mí, sus manos y pies atados, parece estar dormido, trato de levantarme, pero al igual que él, estoy amarrada a la silla, todo a mi alrededor es desconocido, parece ser un sótano, pero lidiaría con eso luego...

—ASHER!! DESPIERTA -grito esperando su repuesta—¡ASHER MILER, DESPIERTA DE UNA MALDITA VEZ!

Y como si le hubiera hecho un embrujo, tambalea sin fuerzas tratado de soltar su cuerpo.

—¿Dónde estamos? —pregunta visualizando todo el lugar.

_Asher, no puedes hacer una pregunta menos estúpida, no parece que estemos en la Torre Eiffel verdad?

—Qué bueno que sigues siendo esa chica optimista que me encanta—murmura.

—Tenemos que buscar la forma de salir de aquí ahora mismo...

—No, no lo creo —Puedo reconocer esa voz perfectamente-Hola Hermanita.

Siento mi corazón paralizarse al ver a mí lado a la persona por la que había comenzado todo esto, Laia...

—¡¿Hermana estás bien?!, te hicieron daño? Ayúdame a salir de aquí por favor—pido con el único fin de poder abrazarla, la he extrañado tanto.

—Eso es imposible Amber—me contesta sin dudarlo.

Asher y yo compartimos miradas llenas de confusión.

Ahora que la analizo, ella se ve bastante bien, no tiene ningún rasguño, está vestida con ropa de marca, bien maquillada, algunas pulseras y collares dorados resaltan.

—Que estás diciendo?! Soy tu hermana Laia, suéltame, ahora —espeto al darme cuenta que no tiene intención de ayudarme.

—No debiste buscarme Amber, si me fui sin decirte nada, es porque quería que te olvidaras de mí, ya no soy la pequeña Laia, ahora tengo una mejor vida y preferí que no te metieras en ella, por eso me alejé—inconscientemente mis ojos se humedecen ante sus palabras.

—Es la persona que ha hecho todo por ti, no tienes que hablarle así—se incorpora Asher.

—Tú no te metas, yo no le pedí que hiciera absolutamente nada por mí. Me cansé de ti Amber y claramente de ti Asher, si los mantuve fuera de esto es porque no quería que se metieran en mi vida, y ahora, por estar buscando lo que no se les perdió es imposible que se vayan de aquí como si nada.

Evade mi mirada en todo momento, solía hacer eso cada vez que me ocultaba algo grave, lo hace desde pequeña.

—¿Qué hiciste Laia? ¿Por qué estás metida en todo esto —siempre que trataba de ocultarme las cosas no le duraba por mucho tiempo.

—Me casé, Amber—eso es imposible, no puede ser verdad, tiene diecisiete años—Lo hice a escondidas.

—No pudiste hacer eso, eres menor de edad. Laia tú no eres así ¿Qué ocurre contigo? —anhelo que me diga que todo esto es una puta broma y que está siendo obligada a decirme cada una de las tonterías que salen de ella.

—Tampoco soy la chica que lloraba todas las noches porque quedó huérfana, no iba a seguir fingiendo que estaba todo bien, me decías que todo mejoraría y no fue así, tus esfuerzos no servían, nunca teníamos nada y todo es porque siempre fuiste demasiado moral Amber, yo conseguí todo lo que tú nunca pudiste.

—CÁLLATE DE UNA PUTA VEZ LAIA Y SACANOS DE AQUÍ!! —le exige Asher.

—Ya les dije que no se puede, quien entra a esta casa solo puede salir con la autorización de mi esposo, mi cuñado y mi suegro, hay cámaras rodeándonos, no pueden entrar y salir como si nada, esto no es un juego.

—Amber, no llores por favor, mírame.—Asher interrumpe a Laia al ver mi semblante, me estaba dando cuenta que ya no queda nada de mi pequeña, mi hermanita menor jamás me hablaría así, ella jamás tendría la mirada que tiene aquella chica que está a mi costado.

—¿Por qué le hablas así?, te recuerdo que hace unas semanas ella era tu cuñada, y yo, tu novia—interfiere Laia con tono desagradable.

—Yo le hablo como quiera, es obvio que tú y yo ya no tenemos absolutamente nada,nunca lo tuvimos, y créeme que ella no se compara a ti, no sé en qué camino turbio te has metido, pero estoy seguro que Amber jamás lo hubiera tomado. Siempre has sido una egoísta de mierda Laia, y que bueno que ahora te lo puedo decir mirándote a la cara. Nunca estuve enamorado de ti, creo que lo notaste, yo jamás quité mi atención de Amber.

—Si, Siempre supe que aprovecharías el más mínimo momento para quedarte con ella, sus miraditas desde el principio me hacían dudar—por un momento fija una mirada de desprecio en mí.

—Sabes que yo renuncié a él, por ti, siempre he hecho todo por ti, por favor Laia no hagas esto, si nos sueltas y regresas con nosotros a casa te prometo olvidar todo, solo regresa a casa por nuestros padres, haré todo mucho mejor.

—Ellos ya no están, se fueron hace dos años, es hora de que lo entiendas Amber, supéralo.

Iba a tratar de hacerla entrar en razón, pero entonces escucho que una puerta cercana se abre de un solo empujón.

Siento pasos aproximarse, hasta que dos chicos se posicionan frente a nosotros.

El primero se lleva mi atención, alto, de cabello color azabache, su mirada parece entre de azul y verde, está en ropa de gimnasia por lo que sus músculos relucen, ni siquiera me llama la atención su físico, lo que me interesa es su expresión, me da cierta curiosidad, es fría, indescifrable.

El que está a su lado es casi identifico, con la diferencia de que parece ser gracioso, simpático, contrario del otro, su cabello es rubio, y sus ojos son solo azules, no tienen ese significante destello verde.

—Hay visita!! Qué bueno —el que parece ser más agradable, llega directo a Laia y la a besa de una manera que no debería ser apta para ver en público.

Así que ese es el esposo de mi hermana, y eso que parecía ser buena gente, considerando que se casó con una menor de edad, sin autorización, retiro absolutamente todo lo casi bueno que dije de él.

—Mira amor, ella es mi hermana—comenta tranquilamente Laia.

—Ósea que tenemos a mi cuñada amarrada a una silla en el sótano, eso no es muy educado amor, pero que bueno que me hiciste caso—acaricia el pelo de Laia como si fuera un cachorrito.

Mientras tanto el otro no me quita la mirada de encima, quiero insultarlo y decirle que quite sus asquerosos ojos de encima de mí, pero considerando que tiene cara de pocos amigos, no es la opción más viable ahora que estoy amarrada.

—¿Y quién es el otro?—preguntaron refiriéndose a Asher.

—Es mi novio—interferí.

Laia pone los ojos en blanco, Asher por su parte alza la mirada para dedicarme una pequeña sonrisa, solo con verlo siento que algo dentro de mí se tranquiliza.

—Por cierto, hermanita, él es mi esposo Iker Foster, y él es su hermano, Keiner Foster.

Las palabras de Benjamín vienen inmediatamente a mi cabeza:

"Los líderes son los Foster, ellos manejan todo, y a todos, de ellos no se puede escapar. Jamás te les acerques, dicen que son los peores".

Amber ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora