CAPÍTULO 4

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—¿Entonces no usaste nada de lo que te di?

—No fue necesario, él dijo que tenía prohibido lastimarme—le respondo a Asher quien ahora se encuentra sentado en la orilla de mi cama, acompañado de una taza de café.

—A ver, organicemos las ideas; solo lo has visto dos veces en toda tu vida, sin embargo, las conoce bastante bien, tiene prohibido lastimarlas, quiere ayudar a Laia a pesar de que habló mierda de ella, y como si nada, te dio una dirección para que la encontraras—se detiene un momento para seguir pensando —Todo sigue sonando muy absurdo.

—Piensas que debería creerle?

—Estás seguras que no es algún familiar y quiere ayudarlas —indaga tratando de encontrarle cualquier lógica.

—No creo que un familiar me trate como él lo hizo, es como si la malicia y la lujuria estuviera en cada una de sus palabras.

—Por un lado, podemos ir y encontrar a Laia, pero por el otro podría ser una trampa para atraparte a ti también.

—¿Entonces?—insisto, esperando un sí o un no como respuesta.

—Hay que pensarlo y analizar los pros y contra, sabes que no quiero que te pongas en peligro.

—Lo sé, pero que pasa si Laia si está ahí y está sufriendo, la podríamos ayudar.

—Si tú me dices que quieres ir Amber, te acompañaré, llevaremos algunas armas para defendernos y estaré ahí para ti, es tu decisión —odio que solo quiera complacerme.

—Pero... ¿qué pasa si te pongo en peligro por querer involucrarte en eso?

Deja su taza de café a un lado y me toma de ambas manos—no importo yo Amber, solo quiero que Laia regrese contigo sin importa las consecuencias que eso tenga en mí, te lo he dicho millones de veces, si ella es tu felicidad haré todo por regrésatela.

—Es que no lo entiendo Asher, parece que esta vida me odiara, si yo fuera como ellos quizás tendría todo el dinero del mundo, tienen todo a sus pies incluso a la policía y parecen ser bastantes felices a pesar de ser unas escorias.

—No tenemos que ser como ellos para ser felices, no voy a dejar que te hundas en ese mundo jamás—me da uno de esos abrazos que verdaderamente amo, siento como roza su nariz con mi frente para luego depositar un beso en ella.

Subo un poco más hasta que nuestros rostros quedan frente a frente, inconscientemente relamo mis labios recordando aquel beso, pero ahora sé que no es lo correcto así que me limito a rozar mi nariz con la suya.

—Me siento tan culpable Asher —expreso mientras nuestras respiraciones se sienten como una sola.

—¿Por qué?—fija su miranda confusa en mí, esperando la respuesta.

—Por desear cada parte de ti, aunque seas el novio de mi hermana sigo teniendo estas ganas incontrolables de besarte y tocarte.

No puedo seguir reteniéndome, lo atraigo a mi boca besándolo lentamente, quiero poder recordar todos los días lo bien que se siente.

Aunque no dura mucho tiempo siendo tierno, pues comienza a tener más pasión, ahora sentíamos ganas de atrapar los labios del otro con ferocidad, nuestras lenguas hacen un trabajo perfecto.

En un abrir y cerrar de ojos ya estoy sentada sobre su regazo, mientras mis piernas están a cada lado de su cuerpo, se aproxima más a mi boca y simplemente nos separamos para agarrar un poco de aire. Posa sus manos en mi cintura presionándome.

—Enserio quiero esto Amber, pero no quiero que te arrepientas, quiero que estés segura, así que por más que me cuesta, hay que parar—intenta alejarse de mí, pero mis labios reclaman sus besos por lo que es irrealizable separarnos, solo quiero pensar en mis sentimientos y ellos ahora me dicen que no lo deje ir, no de nuevo.

—Solo seamos tu y yo, únicamente por esta noche no pensemos en nada.

Mis besos viajan a su cuello—No quiero que te arrepientas de esto-persiste.

—No lo haré, te lo aseguro.

Asher había sido mi gusto culposo desde el primer día que lo conocí. Justo por eso disfruté como nunca estar con él, aunque en el fondo sabía que no estaba bien...

Amber ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora