Amber ✓

CAPÍTULO 15

Amber Grey

—¿Puedo pasar? —distingo su voz e intento pensar en algo para no verlo, su presencia no es de mis favoritas.

—No, estoy desnuda—es lo único que sale de mí.

—Sé que me mientes, y ya te he dicho que debes de practicar tener algo de 'madurez'—contesta él, detrás de la puerta.

Sin ni siquiera poder levantarme de la cama, Keiner abre la puerta de un solo tirón ubicándose frente a mí.

Suelto un largo, y notario, suspiro de cansancio.

Desde ayer no he podido levantarme, estoy consciente de lo que hice, y sé que eso traerá como consecuencia que estén todo el día detrás de mí como chinches.

—¿Cómo están tus heridas? ¿Te duelen?—me interroga con cierto tono de preocupación.

¿Yo preocuparle a Keiner Foster?, No, no lo creo.

Ladeo la cabeza, negando.

Aunque claro que me duelen como una patada en culo, mis brazos tienen cortes muy profundos, no entiendo cómo no corté alguna vena o algo así, arde y duele muchísimo, sin mencionar que he querido levantarme y mi cuerpo se siente pesado, además que las otras cortadas que realicé en mis piernas tampoco me lo permiten.

—Vamos Amber, solo quiero ayudarte—se acerca para sentarse a mi costado y tomar mis manos.

Me suelto rápidamente de su agarre, esto no tiene ningún sentido—No finjas que te importo Keiner, desde el primer día que pise esta casa dejaste muy claro que no es así, no quiero tu lástima, ni la de nadie en esta casa, sí, intenté suicidarme, pero no por eso quiero que sientas pena por mí, y que solo por eso te comportes de manera agradable, porque ambos sabemos que no eres así.

—Tienes razón—pasa las manos por su cabello desordenándolo, lo veo maquinando que puede decir—Tengo un humor de mierda, y probamente creas que soy la peor persona del mundo porque no comenzamos muy bien, pero no puedes odiarme para siempre, quiero arreglar las cosas contigo.

—Claro que puedo hacerlo, te recuerdo que, por tu familia de delincuentes, perdí a mi hermana y a la persona que amaba.

Cada vez que veo alrededor, vienen aquellos recuerdos de cuando Laia era simplemente una adolescente, y los de Asher, el murió en esta casa y no puedo simplemente olvidarlo, después de todo me podría escapar y que después de unos días el señor Foster me encuentre y me mate porque sé de su secreto (y claro que lo denunciara, es un viejo delincuente), no me importaría mucho.

Pero sería muy egoísta, no salvar la vida de ese bebé que es mi sobrino, no quiero que él se vuelva como Iker y Keiner, ellos son la viva imagen de su padre tanto físicamente, como mentalmente, ambos siguen las órdenes de su padre sin importar cuantas vidas cobren, ese bebé será diferente, le enseñaré a amar, a preocuparse por los demás y a tener un corazón limpió de toda esta maldad.
Es lo mamá y papá hubieran querido, que no deje sola a Laia y mucho menos a su bebé.

—Iker y yo no somos como Lars, es nuestro padre, sí, pero no tenemos la intención de imitarlo ¡¿por qué insistes en eso?!, te he dicho que no tenemos escapatoria y por eso hacemos lo que él dice, pero eso no significa que estemos tan retorcidos.

—No son buenas personas, ni siquiera yo lo soy, todos los que vivimos en esa casa somos cómplices y claro que los odio, me odio a mí misma todos los días que abro los ojos y estoy aquí—me levanto abruptamente de la cama sin importar que cada célula de mi cuerpo doliera por ese movimiento.

—No vine a pelear Amber, solo quiero hablar tranquilamente contigo, sin mandarnos al diablo, ni insultarnos—nuevamente viene hacia mi —No hay día que yo no me odié, sé cuántas personas mueren a manos de mi padre, pero no tengo otra opción, no elegimos la familia en que nacemos y para mi mala suerte me toco esta, con un padre que roba, que mata, y que incluso no teme en lastimar a su propia familia si lo delatan, pero que me lamente no va a cambiar absolutamente nada. Soy un Foster y debo de ser fiel a mi apellido, así tenga sangre en cada una de las letras que lo conforman, ya lo he aceptado.