CAPÍTULO 27

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—Creí que en las bodas los que más disfrutaban eran los "novios" —se queja Keiner por enésima vez mientras cae rendido a la cama.

—Creo que Iker no controló muy bien eso del trago—me incorporo sentándome en el sofá.

Después de la ceremonia de boda, hubo una pequeña recepción dentro de la casa, nada grande (órdenes mías), pero si hubo mucho alcohol y música, mientras Keiner y yo bailábamos y platicábamos, Iker comenzó a tomar, tomar y tomar, así que quedó bastante mal, tanto así que Keiner tuvo que llevarlo cargado a su habitación. Laia se enojó demasiado, por lo que sé, ordenó que le prepararán otra habitación, dijo que no dormiría con un borracho estando embarazada, la entiendo completamente.

Por nuestra parte decidimos no tomar ni un solo trago, "es el día de nuestra boda" según Keiner es mejor recordarlo, que tomar demasiado alcohol y olvidarlo.

—¿Sigues enojado conmigo?—le pregunto en un tono bajito.

Aunque en la ceremonia todo parecía perfecto, mientras bailábamos y saludábamos a todos, sé que lo hizo porque estaba su padre y había muchos invitados de su familia, yo solo quiero saber si me seguirá ignorando, o nuestra "boda" lo cambió todo.

—¿Lo dices porque me rechazaste?—habla mientras sigue tumbado en la cama.

—Supongo—me remuevo incómoda por tocar el tema.

—No estoy enojado por eso Amber, yo acepto que no quieras estar conmigo, siempre respeto tus decisiones.

—¿Entonces porque te comportas así?, hace cuatro días actúas como si te diera fastidio verme.

—No es eso—levanta su torso de la cama y se sienta en ella para que su mirada se encuentre con la mía—No me da fastidio verte, eso jamás, solo es difícil, es difícil tenerte tan cerca y no poder... besarte, porque recuerdo perfectamente aquella noche en que te hice mía, y verte es una maldita tortura cuando no te puedo tocar, esa es la única verdad Amber, solo... me estoy volviendo loco al no poder tenerte y por esa razón es incluso difícil verte cara a cara.

Me remuevo en el sofá, no esperé que fuera tan sincero.

Y puede que tenga razón, en parte agradezco su distancia, si estuviera cerca de mí, no podría evitar querer besarlo.

—Lo sé, Keiner, es difícil, pero no involucremos sentimientos, ambos solo sentimos deseo el uno por el otro, no pasa nadas más.

—Puede ser, pero tampoco puedes negar que hago que todo tu cuerpo tiemble con una simple mirada.

Ignoro eso, es la verdad, él puede lograr que mi cuerpo reaccione de maneras inexplicables, pero nunca lo voy a admitir en voz alta.

—¿Cuántos años tienes Keiner?—-pregunto de la nada y sin meditarlo, sólo para cambiar el rumbo de la conversación, divagar siempre me pude salir de maravilla.

—¿Y eso que tiene que ver?

—Solo responde—-digo tajante.

— Veinticuatro ¿Por qué?

—-Hay está,  eso significa que cumplirás 25 y yo apenas 19, esto debe de ser ilegal, así que no te puedes acercar a mi porque te puedo denunciar—le advierto.

Se ríe en mi cara —-¿Te das cuenta que ya eres mayor de edad y que solo son seis años verdad? Además, ahora eres mi esposa muñeca, me puedo acercar a ti sin ningún problema—me recuerda señalando el anillo en su mano.

Punto a su favor —Bueno...quizás no lo pensé muy bien, la cosa es que hay que tener distancia. Además, ya sabes por la edad y todo, tú ya eres un poco mayor te puede dar un mal coraje o algo así.

Amber ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora