CAPÍTULO 32

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¿Alguna vez han llorado tanto al punto de comenzar a sentir ese dolor en el pecho que parece ser un agujero negro en el alma?, ese dolor que te hace preguntarte a ti mismo ¿Qué es lo que estoy pagando?

Pues justo así me siento ahora.

Laia es mi vida, cuando era pequeña mamá siempre me decía que debía cuidarla, amarla, que siempre seríamos las dos, que sin importar lo que fuera nos apoyemos en todo.

No entiendo que me duele más, el hecho de que me trajera con mentiras crueles y cobardes que incluso arrastraron a alguien inocente como lo era Asher, o el hecho de que no confiara en mí, si ella me hubiera dicho que amaba a Iker, sé que me hubiera costado, pero la hubiera apoyado.

El amor nunca se puede preseleccionar, eso es lo complicado, nunca sabrás si será bueno o malo, si te lastimara o te levantará, si durará o acabará, solo debes de estar segura que es amor y luchar si es así.

Sé que si Laia me hubiera dicho que era amor, lo hubiera comprendido.

Porque a pesar de todo, ahora entiendo, que los hermanos Foster si saben lo que es amar y ambos lo han hecho plenamente.

Perdí a cada una de las personas que fueron importantes en mi vida y a veces siento que hay algo en mí que hará que pierda a las que están por venir, quizás una maldición o quizás el hecho de no fui creada para ser amada, ese miedo recurrente ahora es más frecuente, tengo miedo de seguir perdiendo.

—Amber, soy Benjamín —escucho que llamaban tras la puerta—El señor Lars Foster mandó a llamar a todos a la sala de estar, hará un anuncio importante.

—No me siento bien Benjamín, no quiero ir —llevo tres días encerrada en mi cuarto, y quiero seguir así por un tiempo.

—Lo sé hermosa, pero si no vas, te va a venir a buscar a la fuerza, él dijo que tenían que estar todos abajo, sabes que jamás te obligaría, así que, si me dices que no, iré y le dire eso.

—No, espera, ya salgo—no quiero meterlo en líos.

Recojo las pocas fuerzas que me quedan y me levanto de la cama, de seguro mi cara está terriblemente demacrada, pero no es algo que me importe en estos momentos.

—Aún sin dormir sigues viéndote hermosa, necesito saber cómo lo haces.

—No mientas, estoy terrible -me quejo.

—-Eso nunca. Ahora vamos que te esperan abajo.

—Espera— lo detengo antes de tener que bajar y probablemente encontrarme con todos los que aún no estoy lista para ver—Solo te quería agradecer.

—¿Por qué? Solo te vine a buscar, no te traje una dona, ni nada de eso. Quizás en la tarde me escabulle y compré una.

—No es por eso bobo, es por todo—suspiro—por las noches en las que jugábamos de niños y también por las noches en las que ya no éramos tan niños y hacíamos "eso" tratando de descubrir que eran esas cosas sexuales que veíamos en las películas—-sonrío ante el recuerdo de dos adolescentes con hormonas alborotadas que se encerraban a besarse y a toquetearse solo para saber que se sentía.

—Momentos memorables ¿eh?

—Lo fueron, pero no sólo por eso, también por las noches que tú y tu mamá nos apoyaron a mí y a Laia, ambos se convirtieron en nuestra familia.

—Eres como una hermana para mi Amber, siempre seremos familia. Claramente, dejando de un lado el hecho de que a veces se nos cruzaban los cables, andábamos de calenturientos, y confundíamos la amistad. Pero ahora, yo diría que solo la reforzamos—suelta una carcajada.

Amber ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora