CAPÍTULO 19

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Amber Grey

Todo mi cuerpo palpita del dolor, me siento mareada y en una nube de inconsciencia, lucho por abrir mis ojos e indagar porque cada parte de mí duele.

Me obligo a sacar fuerzas y a levantarme para ver lo que hay al mi alrededor.

Abro mis ojos y levanto levemente mi cuerpo.

Estoy en un cuarto, muy pequeño y oscuro, solo hay una luz vieja colgando e iluminando muy poco, es como un cuadrado, solo cuatro paredes, estoy acostada en un minúsculo colchón, al frente se encuentra un pequeño espejo.

Y eso es todo, como una pequeña celda.

Recobrando la conciencia me dirijo al espejo con dificultad. Y Diviso mi imagen en él.

Mierda....estoy destruida, mi rostro está hinchado, hay sangre seca por todas partes, en mis labios, en mi nariz, en mis cejas. Todo mi rostro ha sido golpeado.

Examinándome aún más, alzo la blusa, mi estómago se ve todo moreteado, paso mis manos por las heridas.

—¿Qué me hicieron?—trato de contener mis lágrimas, tengo demasiados moretones, más de los que puedo contar.

Me siento en el pequeño colchón tratando de asimilar todo, le estaba diciéndole sus verdades al señor Foster, luego llegaron unos hombres, intenté escapar, pero me golpearon para que me quedara quieta, recuerdo los gritos de Laia... Y los de Keiner. Ellos trataron de ayudarme, lo recuerdo.

Pero no sé dónde estoy, ni como llegué aquí.

La puerta frente a mí se abre de un solo empujón.

—Bienvenida a tu nuevo hogar, aquí aprenderás por las buenas o por las malas a ser una verdadera mujer que sabe respetar—enuncia un desconocido, él fue uno de los que me golpeó, su rostro de loco mientras me daba cada golpe lo recordaría perfectamente.

—Dile a ese viejo de tu jefe que no puede mantenerme encerrada aquí, jamás los respetaré, mucho menos cuando sé que es un delincuente ¡al igual que tú, hijo de puta!! Son unos malditos delincuentes—le grito con todas mis fuerzas.

De una zancada el hombre se acerca a mí, me levanta como un trapo sucio, y me da una bofetada.
—Estoy aquí para educarte, si no dejas de ser tan altanera, no saldrás y tendré que usar métodos más fuertes contigo, tienes que aprender a callar esa linda boca que tienes, aprender a respetar el apellido que llevarás gracias a tu boda con Keiner Foster, por él estás aquí, si fuera otro el caso ya estarías tres metros bajo tierra, jamás nos llames delincuentes, jamás nos levantes la voz, te domaremos a las buenas o las malas ¿me entendiste? —habla tan cerca de mí que puedo percibir el asqueroso olor del tabaco.

—No soy un animal para ser domado imbécil, y si es así, perfecto, quiero cancelar mi boda con Keiner, quiero acabar con esta mierda para que de una puta vez me maten, ¿sabes por qué?, porque son unos putos De-Lin-cu-en-tes, recuérdalo—digo esa última palabra con énfasis ya que es lo son, si voy a morir por lo menos que sea desahogándome.

Quería vivir por mi sobrino, pero si no voy a estar con él y me van a tener encerrada en esta celda. Ya no nada tiene ningún sentido, no voy a vivir encerrada, ni loca...

—¿Qué esperas?! Llama tu jefe y dile que ya no quiero ser la esposa de Keiner, no soy una Foster, ya no hay nada que nos una, así que me puede matar.

—Me encantan las chicas rudas—analiza mi cuerpo y le respondo sacando el dedo de en medio —Okey, lo llamaremos y le diremos eso.

Saca su teléfono, busca el contacto y de inmediato pone la llamada en voz alta.
—¿Qué ocurre problemas con mi nuera?—escucho la voz del Señor Foster al otro lado de la línea.

Amber ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora