Amber Grey
Tuve suerte, apenas colgué el teléfono Keiner apareció por la puerta de la habitación.
Recuerdo perfectamente lo que pasó ayer, estaba muy borracha, es cierto, pero jamás olvido las cosas que hago.
Cuando vi a Keiner bajar por las escaleras mi corazón revoloteo y me pidió a gritos abrazarlo, si tanto decía odiarlo, no entendía porque no lo saqué de mi mente durante los cuatro meses que pasé encerrada.
Con el abrazo que me dio, puede sentir que él también lo hizo, que pensó en mí y que me extrañó.
Quizás aproveché lo borracha para ser sincera, no podía negar que me había pasado, pero tampoco podía decir que no sentía lo que dije.
Y ahora que lo tengo nuevamente frente a mí, está vez sobria, no puedo evitar sonreír, se ve igual al chico que juró devolver cada golpe que me habían dado.
—Hola—lo saludo con la sonrisa más sincera y llena de felicidad que puedo expresar, trae una bandeja con café, wafles y frutas.
—Te traje el desayuno, supongo que te debe de doler la cabeza—Me gusta que se preocupe por mí, pero su rostro no reflejaba nada, como si no le alegrara que regresara, ni una emoción, nada.
—Puedes dejarlo por ahí—respondo señalando cualquier lugar, ahora no me interesa el desayuno, quiero saber porque se ve tan ¿enojado? ¿Decepcionado?—¿Todo bien?—pregunto acercándome, ahora lo tenía cara a cara, viendo esos ojos que me parecen lo más atrayente de él.
—Eh sí... —esa no es una buena respuesta, al menos no es la que esperaba—Deberías desayunar y luego buscar a Laia. Yo tengo que irme al gimnasio...
Pretende salir de la habitación, pero me aferro a su brazo, siento su cuerpo tenso.
—Nos volvemos a ver después de cuatro meses y te vas así—donde está el Keiner que me abrazó, el que me prometió ayudarme a sanar, el que estaba dispuesto a pelear con su padre solo para saber mi ubicación, el que me beso aquella noche ¿Dónde?
—¿Qué quieres que haga?—responde con una indiferencia que duele—Parece que no te pasó nada malo.
Auch....Claro que me pasaron cosas malas, muchas, fui maltratada de todas las maneras posibles al punto de perderme a mí misma y quererme morir todos los días, pero...
Suelto mi agarre—Ya veo que no te alegra verme de nuevo, te puedes llevar el desayuno y disculpa por incomodarte ayer, supongo que te molesto cuidar de mi—no quiero sonar afectada, aunque lo estoy, creía que todo sería mejor con mi regreso, pero parece que no.
Paso por su lado, pero me detiene colocando su mano en mi cintura. Trago grueso al sentir aquel contacto.
—Creo que ya quedó todo muy claro, no te agrada la idea de que volviera, está bien Keiner.
De un solo movimiento me coloca frente a él, sus manos acarician mis mejillas.
—Esperé que volvieras durante cuatro malditos meses, dormí en la cama que compartí contigo una sola vez porque me recordaba a ti, te busqué por todos lados y esperé a que volvieras para ser mejor contigo, para comenzar desde cero, para decirte que me arrepiento si en algún momento te traté mal. Así que no me vengas con eso, la única que parece ni siquiera haberme recordado, eres tú—cada palabra es una mezcla entre rabia y dolor.Mi cuerpo se debilita cuando fijo mi mirada en la suya, ubico mis manos en su torso, ¿hizo todo eso por mí?
—¿Por qué ya no lo quieres hacer Keiner? ¿Por qué no quieres empezar de cero conmigo justo ahora?.Ni siquiera sé que es lo que siente o piensa, solo quiero entenderlo, demostrarle que yo quiero lo mismo.
Sin pensar, solo sintiendo, me alzo un poco más y junto nuestros labios. Eran justo como los recordaba, dominantes y exquisitos.
Me siento plena, es un beso delicado, que demuestra lo mucho que nos extrañamos, sus labios rozan lentamente los míos, sus manos aún siguen mis mejillas, las mías están recorriendo su torso y deseando que el momento sea eterno.
Sin saber el momento exacto, todo se volvió más intenso, parecía querer reclamar mis besos, demostrarme que sólo él puede besar así, introdujo su lengua, se siente de maravilla, me besa con ganas, mordiendo con ganas, sintiéndome.
—Keiner—jadeo, mi respiración se va alterando, y su beso logra que todo mi cuerpo se encienda.—¿Él te besa como yo lo hago? ¿Te hace sentir así de complacida? —susurra mientras pasa a mi cuello.
—¿Qué quieres decir?—-sus lamidas en el cuello me desconcentran, pero esas preguntas me generan intrigas.
—Con el que hablabas por teléfono, "tu héroe" ¿te hace sentir así?
De un solo empujón lo aparto de mí, perdiendo toda la magia
—¿Escuchaste mi conversación? -reclamo.
—Me besas cuando acabas de llamar "mi chico favorito" a otro hombre ¿eso sí te parece bien? Crees que soy idiota Amber.
—Lo eres, ¿Acaso crees que lo que viví durante estos cuatro meses fue bonito?!, como puedes si quiera pensar en que estuve con otro chico, estaba encerrada Keiner, ¿si entiendes ese concepto?
—¿Quién era el chico con el que hablabas?
—Que te importe una mierda, no pienso darte explicaciones, no ahora, sólo te puedo decir, que no es la porquería que imaginas.
—No me das explicaciones, pero si me besas, es ilógico Amber, si no me lo explicas claro que puedo imaginarme lo que se me dé la gana, porque oí como le decías que lo extrañas, porque oí como lo llamabas—revuelve su cabello como señal de frustración. Me quedó callada y eso lo desconcierta aún más —No voy a seguir discutiendo esto, me largo.
Quiero explicarle, pero si eso pone en riesgo a la única persona que me ayudó, no estoy segura de que sea la opción correcta, sé que Keiner no es como su padre, pero no me voy a arriesgar.
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Amber ✓
Teen FictionSolo quería recuperar a su hermana, anhelaba salvarla, lástima, solo se hundió ella también. Amber se adentrará en un mundo desconocido, con un lado perverso, lleno de secretos y mentiras. Aunque todo cambiará cuando se descubre hambrienta de deseo...