Capitulo 1

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Jensen se removió dando una voltereta en el pequeño tanque móvil cuando este se tambaleo de una forma que daba miedo.

La única vez anterior que había sido trasportado en su vida, había sido apenas un joven alevín, dejando el tanque de sus padres para ser llevado a otro donde crecería con sirenos omegas de su edad, sin embargo, era tan joven, que apenas tenía recuerdos de ese momento, sin contar con que el tanque le había parecido mucho más grande siendo él mucho más pequeño.

Pero ahora, con más conciencia, y siendo el trayecto mucho más largo, la experiencia ciertamente estaba siendo aterradora.

Aunque de hecho Jensen tenía que aceptar, que el miedo no era solamente, o incluso tanto por ese accidentado trayecto, sino más bien por lo que le esperaba después del mismo.

Siendo un sireno nacido y criado en cautiverio, a estas alturas Jensen podía entender casi perfectamente el lenguaje de los humanos, aunque él no fuese capaz de hablar (no en la forma como estos lo hacían por supuesto, porque era perfectamente capaz de comunicarse con otros de su especie), de esa manera es como ahora estaba más que enterado de todos los planes que había para él y por qué esa mañana lo habían sacado de su cómodo y cálido enorme tanque del acuario, donde vivía con los otros omegas, y lo habían metido en ese camión cisterna que funcionaba de tanque móvil.

Él sabía a donde lo llevaban, había escuchado cuando sus cuidadores humanos lo elegían para ese nuevo proyecto de reproducción del que habían estado charlando, donde intentarían en esta ocasión hacer un apareamiento entre un Omega domesticado, y un sireno Alfa salvaje capturado.

Jensen incluso sabía, gracias a las pláticas humanas, como los centros de conservación de sirenas estaban teniendo muchos problemas para que nacidos en cautiverio se reprodujeran correctamente, no pudiendo lograr sus objetivos de incrementar las poblaciones que actualmente estaban en peligro de extinción.

De ahí les vino esta nueva idea surgida de diversos estudios, con la esperanza de que un Alfa salvaje fuera más diestro en la copula, e incluso más fértil para preñar a un Omega domestico que sería más fácil de manejar.

La cosa es por supuesto, que nadie le preguntó a Jensen si él quería ser parte del experimento. Y si era del todo sincero, la respuesta hubiese sido un... ¡Desde luego que no!

Y no es que el fuese un Omega egoísta, que no estuviese dispuesto a ayudar a su especie, de hecho, el sí que deseaba tener crías, en verdad que si... pero ahora mismo, tenía toda una lista de razones del porque no consideraba el estar siendo transportado al tanque donde habitaba un gran sireno Alfa sin domesticar una buena idea.

Para empezar y ciertamente el punto más importante... porque demonios, ¡Era un enorme sireno Alfa salvaje! Estaba bastante seguro que ni siquiera los mismos biólogos marinos encargados de la idea podían asegurar que al ver a Jensen lo tomara como un posible compañero de reproducción, y no como una deliciosa cena.

Siguiendo con el punto de que Jen era aún un sireno muy joven, y aunque si, quería ser padre alguna vez, estaba muy lejos de desearlo aún, su vida estaba bastante bien nadando y jugueteando en el tanque de omegas, muchas gracias... ¡incluso amaba conquistar a todos esos humanos, como uno de los sirenos más populares del acuario! (El de hecho estaba seguro que era el más popular de todos, pero intentaba no decirlo en voz alta para no ser tachado de antipático por el resto).

Por último, pero también muy, muy importante, estaba el asunto de él todavía ¡era un sireno omega virgen!, jamás tocado por ningún Alfa y que en caso de que este no lo comiera, seguramente intentaría copularlo de una manera tan salvaje como lo era el mismo.

Y Jensen no era tonto, podía ser virgen, pero eso no significaba que no supiera como iba todo ese asunto del apareamiento. En su tanque había omegas que habían sido devueltos luego de acoplamientos infructuosos, pero que habían contado con lujo de detalle a los más jóvenes sobre el proceso.

Jen sabía sobre esos enormes, enormes y largos penes prensiles con una también bastante grande garra en la punta... ¡Una maldita garra en el pene!...

Y Jen también sabe que ese pene sale del pliegue genital del alfa y se mete a su propio pliegue... con todo y garra, y que se mueve hasta que logra el acoplamiento perfecto para dejar su semilla. Un acoplamiento donde la horrible garra se agarra a una parte de su canal atrapándolo.

El omega tiembla una vez mas de solo pensar en esto. Aunque tiene que admitir que de esa parte no sabe demasiado, desde que al parecer no se había logrado ningún acoplamiento exitoso con ninguno de estos omegas del tanque. De ahí por qué intentar ahora con un Alfa salvaje.

Finalmente, Jensen siente un tirón que lo lleva hasta la punta de su tanque, cuando el camión frena de golpe, comenzando luego a moverse muy, muy lentamente, hasta luego de unos segundos, parar.

El omega siente sus escamas erizarse un poco al comprender que luego de las horas de viaje, han llegado a su destino, el acuario donde se encuentra el Alfa salvaje que tienen contemplado, sea su pareja.  

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