Capitulo 28

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-¡Osric tienes que ver esto!

El científico, ocupado tecleando firmemente solo se toma un segundo para voltear a ver a Emily Swallow entrar a su pequeña oficina, antes de volver su rostro al monitor.

- ¿Qué pasa? -pregunta en tono mecánico, tan carente de emoción como ha estado su humor últimamente.

-No te lo voy a decir, te digo que tienes que verlo.

-No tengo tiempo para eso Emily, tengo que entregar este nuevo informe hoy mismo, es para el artículo que publicara el centro.

-Si, si, después. - expresa la chica mientras se acerca al biólogo esta vez tomando una de sus manos para detener su mecanografía y además jalar de él. -De verdad tienes que ver esto.

Al ver a la chica, algo en la mirada de la misma, intrigó tanto al biólogo para finalmente olvidarse del documento con el que estaba absorto para prestarle atención. Suspiró y se puso de pie, siguiéndola.

Ella rápidamente lo condujo hasta la parte externa de los tanques de las criaturas, y luego, siguió a través de la plataforma este hasta el mirador, donde un barandal trasparente separaba el terreno de un precipicio de roca que terminaba en el mar.

La etóloga se paró justo junto al barandal y señalo hacía abajo.

- ¡Ahí, mira! -La chica parecía entre emocionada y nerviosa.

Osric llegó hasta ahí asomándose rápidamente a donde la chica señalaba, justo el lugar donde las olas quebraban sobre las rocas, pero nada más.

- ¿Qué cosa Emily? - preguntó un poco frustrado de que lo hubieran sacado de su trabajo para alguna tontería o nada.

-Espera, espera, no dejes de mirar, va a salir de nuevo en cualquier momento–dijo ella sin embargo señalando todavía el mismo punto.

El biólogo puso los ojos en blanco, pero hizo caso, fijando su mirada en el lugar donde ella le insistía ver. Y así estuvo, unos segundos más, preguntándose qué diablos le había picado a la chica, cuando de repente ahí estaba, tan pequeña como un punto desde esa altura, apareció entre las olas lo que claramente era una cabeza humanoide, luego parte del pecho, antes de solo unos segundos después volver a sumergirse. Osric rápidamente se asomó aún más, recargando su cintura en el borde del barandal.

- ¿Es... es un sireno? -preguntó asombrado. Los sirenos eran criaturas sumamente cuidadosas que prácticamente nunca se aventuraban a las costas, mucho menos aquellas pobladas, y menos aún de forma tan abierta sin ocultarse.

-Lleva horas ahí -expresó la chica que también se había asomado por la baranda, observando como una vez más aquel cuerpo salía del agua, asomándose, solo un par de metros de donde lo había hecho antes.

- ¿Cómo? -exclamó su pregunta Osric aún más asombrado.

-Lo vi por primera vez esta mañana cuando vine a alimentar a algunos mamíferos, pero primero pensé que estaba imaginando cosas. Luego hace rato lo vi de nuevo, y esta vez me quedé para estar segura. Y si, hace lo mismo una y otra vez, se asoma, parece... parece estar volteando hacía acá, luego se sumerge de nuevo. Osric, creo que es Jared. -Finalizó ella, haciendo que el biólogo volteara a verla rápidamente.

Luego él igual de rápido volvió su vista al mar, la criatura había vuelto a emerger, pero desde esa distancia era prácticamente imposible notar algún rasgo, más allá de una cabellera espesa.

- ¿Cómo podrías saber algo así? -Preguntó finalmente. La teoría dentro de todo era bastante absurda, el sireno había sido liberado a cientos de km de ahí en mar abierto para evitarle peligros, no había manera de que el pudiera localizar el lugar una vez más.

-No lo sé- contestó ella, mirándose contrariada por sí misma de sus propios comentarios- Quizás reconozco algo en su forma de moverse, o quizás solo sea un presentimiento... o, una esperanza.

- ¿Esperanza? - Esto sin embargo dejo aún más sorprendido al biólogo.

-Si – ella bajó la cabeza, se veía un tanto avergonzada – quiero decir, yo también estaba ahí sabes, ese día que los separaron, ellos se veían tan seriamente aterrados y devastados, incluso Jared, y ahora, esas fotos de Jensen que la gente ha subido del acuario, ese sin duda no es el Sireno alegre y feliz que conocimos, y no puedo dejar de pensar que solo lo extraña tanto... no sé, quizás esté siendo una tonta romántica sin sentido, pero...

Osric la interrumpió, sin embargo, poniendo una mano sobre su hombro, para al ella voltear y notar como la miraba con la sonrisa más dulce que le había visto jamás.

-No, no creo que lo estes siendo en absoluto. - Luego el biólogo regresó su vista al mar, donde nuevamente aquella cabeza aparecía, volteando de un lado a otro, claramente buscando con desesperación. -Y creo que tienes razón, ese debe ser Jared.

No tardaron sin embargo en ir a comprobarlo, dirigiéndose a la zona rocosa y de difícil acceso que estaba en la parte baja del centro y que desembocaba en el mar. Estuvieron ahí un buen rato, casi preguntándose si era el lugar correcto, antes de que aquella criatura, volviera a resurgir de entre las olas una vez más, cautelosa.

Ambos sonrieron al confirmar su teoría. Se veía claramente más delgado, incluso un tanto demacrado, como hubiese alguna enfermedad afectándolo, pero era sin duda Jared, el sireno Alfa que habían conocido por meses en el centro.

Fue Osric quien se atrevió a acercarse, ignorando las advertencias de la chica que prefirió quedarse atrás. Si un sireno Alfa salvaje era peligroso en cautiverio, ni que decir de como lo era en libertad. Pero el biólogo dejó cualquier temor atrás, poniéndose en cuclillas en una de las rocas.

-Hola –solo saludó intentando mostrar tranquilidad sin saber que reacción esperar del Alfa.

Este sin embargo solo lo miró fijamente, pero sin mostrar ningún signo de agresividad, quizás solo algo de ansiedad y cautela, e incluso un claro cansancio acumulado, luego, su mirada se desvió del biólogo hacia arriba, hacía el centro.

Osric pudo comprender la silenciosa pregunta.

-Lo siento Jared -afirmó con sinceridad -Él no está allí, se lo han llevado lejos.

El biólogo era consiente que cualquiera lo tacharía de loco si decía algo así, pero él estuvo seguro de poder ver el dolor y desesperación plantarse en los ojos de ese sireno al escuchar sus palabras, incluso podría jurar que un lamento se coló entre el ruido de las olas.

El Sireno entonces comenzó a nadar de un lado a otro, como si fuera incapaz de saber que hacer a continuación, hasta que finalmente se volvió a zambullir, perdiéndose de vista.

Ambos científicos esperaron un buen rato, quizás incluso horas, pero el Alfa no apareció de nuevo.

Con una mescla de entre tristeza y cierto alivio, finalmente se fueron, era lo mejor, eran tan conscientes de que no había forma de que esos dos sirenos pudiesen volver a estar juntos, y el Alfa, tenía que seguir su vida como el sireno libre que era ahora.  

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