Capitulo 26

110 16 1
                                    


Jensen se acurrucaba en un rincón de lo que era su nuevo tanque en el acuario. Al llegar nuevamente a aquel lugar, no había sido llevado a su antiguo alojamiento, con el resto de los sirenos Omega jóvenes del lugar, sino que fue depositado aparte en un tanque propio y personal.

La verdad era que el sitio era bastante bonito a la vista, había sido adornado con una especie de arrecife artificial colorido, y había peces que Jensen nunca había visto antes, que lucían aletas majestuosas y brillantes.

Pero nada de esto emocionaba al sireno omega, que desde su llegada se había apartado a un rincón de donde raramente salía. Se negaba a jugar, nadar, e incluso comer, manteniéndose solo y taciturno la mayor parte del tiempo.

Él solo quería volver con su Alfa.

Jensen intentaba no cerrar los ojos, para evitar traer el recuerdo de aquello que había pasado, la forma como esos aquellos humanos habían ido ahí a atacarlos de repente, sin que ellos hubieran hecho nada malo.

Se había despertado muy temprano esa mañana, acurrucado como siempre en los brazos de Jared cuando sintió como había personas en la parte superior de su tanque, agitando las aguas para atraerlos.

El sireno Alfa había salido disparado y molesto a enfrentarlos, y Jensen lo había seguido intrigado por la razón del porque los humanos actuarían así. Apenas llegar arriba, ahí estaban esos humanos, aquel de cabellos amarillos, que ya conocía de su acuario, aunque solo de lejos, y del que Jared le había dicho varias veces que debía alejarse cuando este se asomaba al tanque, y otros vestidos de negro que portaban unos palos en sus manos.

De ahí todo fue muy rápido y muy desgarrador. El humano de pelo amarillo lo había visto directamente a Jensen, diciéndole con una mirada que el omega calificaría de horrible, que finalmente se lo llevaría y que lo alejaría de ese Alfa salvaje. Jensen se alertó dando un salto en el agua y abriendo muchos los ojos al escuchar eso, mientras que Jared le lanzó un grito furioso al humano diciéndole que no se le acercara, y se lanzó contra este.

Pero entonces, los otros humanos, aquellos con palos, comenzaron a lastimar a Jared, encajando los palos en su pecho cuando este quería acercarse a la orilla para alejarlos, gritándoles e intentando protegerlo.

- ¡No!, ¡Por favor no!, ¡no le hagan daño! - les había suplicado Jensen desde atrás, aunque su voz más pequeña se perdía entre los gritos del Alfa. Pero los humanos no se detuvieron. ¿Por qué?, ¿Por qué los humanos le harían algo así a Jared? Ellos debían cuidarlo, no lastimarlo. Jensen no podía creer lo que estaba pasando, era como estar en una pesadilla.

Jensen vio aliviado como aquel humano más pequeño y conocido llegaba de repente y detenía el ataque, y pensó que finalmente todo acabaría, pero las cosas se pondrían aún mucho peor. No recordaba mucho, solo aquella orden de ¡Vayan abajo! Que dio el humano pequeño, y que Jensen obedeció aterrado, mientras que Jared se iba tras él. Pero entonces Jared tuvo que volver, hasta que de repente lo vio caer ¿Herido?, ¿Muerto?

El omega no lo sabía. Solo supo que su Alfa, su fuerte Alfa estaba ahí, tirado en esa roca, sin responder.

- ¿Jared? -había llamado el omega, intentando mover el enorme cuerpo del sireno -Por favor Jared, por favor, ¡despierta! -Pero su sireno no respondió.

Siguió intentando, rogando, lanzando lamentos de sireno, suplicando que no lo dejara solo, que tenía miedo... pero Jared nunca abrió los ojos, nunca volvió a él.

Y entonces vio aquella camilla, aquella que el conocía bien y sabía perfectamente lo que significaba. Querían que se subiera ella, era la manera de trasportarlo, sacarlo del tanque, llevarlo de ahí, lejos de ese lugar, lejos de Jared. Un sentimiento, más allá de todo, más allá incluso de su propio miedo, lo venció. Era la rabia, la ira de sentirse traicionado, por aquellos humanos que habían lastimado a su Alfa, que querían apartarlo de este.

¡No lo permitiría!, no permitiría que nadie más dañara a Jared, no dejaría que nadie lo alejara de este.

Y lo intentó, con todas sus fuerzas, sin ningún remordimiento se rebeló contra los humanos, atacó aquella camilla, destrozándola como su Alfa había hecho antes, huyo de esas cuerdas y luchó contra ellas, y lo hubiese seguido haciendo, lo hubiese seguido haciendo por siempre, de no ser porque aquel hombre amenazó con volver a lastimar a Jared. Él miedo volvió a Jensen, aunque esta vez no era la misma clase de miedo de siempre. Esta vez no temía por el mismo, temía por aquel otro sireno, aquel sireno que se había convertido en algo aún más importante que si mismo. Y entonces, se había rendido.

Horas más tarde, ahí estaba en ese nuevo tanque, lleno de adornos, colores y algas bailarinas, pero él no quería nada de eso, él no quería nada ya... solo quería volver a su Alfa, saber siquiera si él estaba aún vivo.

-Hey chico – Jensen escuchó la voz desde el otro lado del tanque, cerca de donde él estaba acurrucado. Reconoció al humano de inmediato, era Jeff Morgan, aquel que lo había cuidado durante tanto tiempo

-Escuche que una vez más casi no comiste, eso no es bueno Jensen, tu alevín te necesita más fuerte -continuó el humano con la barba, pero Jensen lo ignoró, incluso se volteo dándole la espalda. Ya no confiaba en los humanos, ya no quería nada con ellos.

Un suspiró se dejó oír a su espalda –Esta bien chico, volveré después, cuando te sientas mejor.

Pero Jensen no creía que nunca fuese a sentirse mejor.

---

A cientos de kilómetros de ahí, en el océano, Jared nadaba de forma alterada y sin rumbo fijo a través de las olas. Habían pasado semanas desde que finalmente estuvo del todo consiente y alerta para comprender todo lo que había pasado, y un sentimiento de amarga ansiedad lo embargó.

Ahora, Jared ni siquiera era capaz de disfrutar la sensación de su libertad en medio de su muy amado mar, no le interesaba más. Se sentía frustrado, culpable y furioso por no haber sido capaz de cuidar a su omega, como se lo había prometido a este. Por dejar que se lo arrebataran de las manos.

Pero también se sentía sumamente impotente y dolido, devastado al punto de la desesperación al pensar que podría no volver a ver a Jensen jamás, ni conocer nunca a su pequeño alevín.

Jared no podía, no quería creer eso, pero ciertamente a este punto era sin duda lo más probable. ¿Cómo él siendo un sireno, podía ser capaz de encontrar a otro sireno en tierra?, donde no podía caminar ni buscar.

No le importaba, el seguiría intentando, como lo había hecho todo este tiempo, nadando a través de la costa, día y noche, apenas deteniéndose un momento a descansar. Era del todo consiente de los peligros que esto acarreaba, al estar tan cerca del área de los humanos sin apenas protección y debilitándose cada vez más. ¿Pero qué otra cosa podía hacer?, ¿olvidarse de su omega?, ¿olvidarse de su alevín?, ¿seguir adelante sin ellos? Él solo pensarlo hacia que su corazón doliera de una forma que no era consiente que podía doler.

No, él no los dejaría atrás, no importaba que fuera un sireno, que careciera de piernas para ir a tierra donde su omega estaba, seguiría intentando... y era en lo único que podía pensar mientras recorría cada kilómetro de costa, asomándose cada pocos metros en su afán por reconocer algo.  

SirenosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora