Capitulo 30

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Jensen tenía que admitir que se sentía más tranquilo en este tanque, aun cuando aquellos humanos se habían estado metiendo con él cada tanto tiempo, pinchándolo con quien sabe que cosas, e incluso en un punto metiendo un tubo increíblemente incomodo y doloroso por la nariz humana, al menos él había podido tener más tiempo de soledad cuando ellos se iban, sin público del otro lado del cristal viéndolo y señalándolo.

Se dedicó entonces a ocultarse y dormir la mayor parte del tiempo, sin ganas para nada más.

Lo único que podía animarlo en algunas ocasiones, era sentir aquel extraño movimiento en su vientre, que incluso le había arrancado alguna tenue sonrisa.

Entonces solo lo acariciaba, e intentaba decirle a ese pequeño habitante con sonidos pulsados, que todo estaría bien... pero luego se detenía, siendo consciente de que no podía hacerlo, porque el mismo sabía que muy probablemente no lo estaría. Su ánimo volvía a caer al punto de llenar su pecho de dolor y hacerlo agazaparse una vez más sumido en su tristeza absoluta, a veces incluso llorando hasta caer dormido de nuevo.

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-No está funcionando -aseguró Jeff ante la junta que se había vuelto a reunir aquella tarde. -Hemos intentado la alimentación forzada en varias ocasiones, pero el sireno apenas retiene nada en su cuerpo, incluso las vitaminas, lo mantienen con vida, pero no por mucho tiempo, el solamente sigue apagándose.

Los miembros miraron al hombre con evidente fastidio, siendo conscientes de las pérdidas que todo el asunto estaba acarreando, convirtiendo su mayor éxito en uno de sus mayores fracasos.

-Y... ¿Qué tan viable es el producto ahora?

Sugirió de repente uno de los hombres de la junta, haciendo que el estómago de Jeff se revolviera entre furia y terror al comprender la implicación.

- ¡Absolutamente no viable! - Se apresuró el cuidador a dejar claro – Mucho menos con el estado de debilidad en que ha estado el padre, el alevín no tiene ninguna posibilidad fuera de él.

Algunos murmullos contrariados antes de que uno más hablara nuevamente.

-Entonces, vienes aquí con solo malas noticias, ¿O tienes al menos una sugerencia?

-La tengo -Afirmó Jeff. Y sí que lo hacía, ese era de hecho el punto a donde quería precisamente llegar. -Creo que debemos regresar al Omega al centro de sirenos donde fue la concepción, cuanto antes.

Rápidamente las voces se alzaron, esta vez alcanzando un nivel mucho más allá de murmullos, la mayoría en asombro y otros en franco desacuerdo.

- ¿Pero de qué demonios serviría algo como eso? -Fue Kim quien preguntó directamente –Si aquí no se ha podido hacer nada, porque trasladarlo ahora, además en su estado.

-En ese centro son expertos en sirenos -afirmó Morgan intentando mantenerse sereno y no dejar que esto se saliera de control, lo cual no ayudaría en nada a su causa.

- ¿Y no hemos visto ya a varios expertos en la especie? - fue Dabb, el director del acuario quien habló en esta ocasión, logrando que muchos asintieran en acuerdo con sus palabras.

Jeff sin embargo, tampoco se amilano, preparado ya para esta clase de cuestionamientos que sabía que vendrían.

-Lo hemos hecho, pero no a ellos, no en su propio sitio. Después de todo, ellos han sido los primeros y los únicos en lograr una concepción exitosa de un omega en cautiverio. Si han sido capaces de eso, son los únicos que encuentro capaces de hacer cualquier cosa en relación a los sirenos.

-No me convence –volvió a argumentar Kim – insisto en que si el sireno está tan débil como dicen, podría morir en el traslado.

-El sireno podría morir aquí mismo – Esta vez Jeff se puso de pie, ya siéndole difícil contenerse más – Y lo hará, si no hacemos nada lo hará. ¿Cómo se vería entonces para el acuario?, dejando morir al primer omega embarazado.

Hubo ahora un silencio colectivo, claramente sopesando las últimas palabras del hombre, hasta que fue Ty Olson quien lo rompió.

-Concuerdo con sacar al omega, ahora mismo ya hay muchas personas preguntando qué ha pasado con él, y haciendo teorías ridículas al respecto. Mandándolo a un centro de recuperación para sirenos, nos quitamos la responsabilidad de su salud, dejándola en manos de los expertos, y serán ellos los que tendrán que responder al público entonces.

Otro momento de murmullos, donde Jeff con enorme alivio, pudo ver el cambio en el ambiente. Para entonces, Dabb darle la orden de salir, la junta discutiría esto en privado.

Pasaron alrededor de 20 minutos, donde el cuidador prácticamente se quedó sin uñas debido a la ansiedad. Realmente hubiera pagado todo su sueldo de un año por poder fumar un cigarrillo, pero llevaba años de haber dejado el habito y aunque felizmente volvería a este ahora, ni siquiera le era posible al estar en un lugar público y cerrado.

Finalmente lo hicieron pasar nuevamente. Pudo sentir la tensión apenas lo hizo, era claro que no hubo un consenso general en cuanto a la decisión, pero se había tomado, sin embargo.

-Entonces Morgan – Fue Dabb quien habló - Según me dicen, eres tú quien tiene las conexiones con dicho centro, así que te encargaras de hacer los trámites para convencerlos de recibir al Sireno y el traslado.

Jeff tuvo que contener un grito de genuina alegría –Si, sí, yo me encargo, comienzo ahora mismo – dijo, y sin esperar nada más, mucho menos un arrepentimiento, salió rápidamente de la sala para comenzar con los preparativos. Esperanzado de que esto fuese finalmente la salvación del joven omega.

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Osric no recibió la primera llamada de Jeff que le daba la noticia, ocupado en medio de una lancha de pescadores que lo llevaba hasta el sitio donde le habían informado del hallazgo del cadáver de un sireno entre las rocas. Una parte de él iba secretamente rezando en silencio por que no se tratara de Jared, aunque otra parte de sentía culpable por ello, dado que la vida de cualquier sireno era igual de valiosa, pero ¿cómo evitar sentir esa conexión con aquel ser que había estado a su cargo por meses?

De cualquier forma, era completamente consiente de que todo indicaba que se trataba de ese Alfa, el único que no solo se había aventurado por esos lares en los últimos tiempos, sino que no había salido tampoco de ahí, aunado al estado de debilidad de la criatura.

Finalmente llegaron al lugar, y aun a lo lejos, el biólogo fue capaz de vislumbrar una larga cola verde, secándose al sol sobre las rocas, que daba pie a un torso y rostro humanoides. No necesito bajar siquiera del bote para reconocerlo, era Jared.

Con más lentitud de la que hubiera deseado, aterrizó en la arena, caminando hasta donde estaba el cuerpo tendido, completamente inerte, sin una pisca de la majestuosidad que había sido aquel sireno, una línea roja surcaba entre su pecho y abdomen, de la cual marcaba un camino de sangre que manchaba la roca bajo su cuerpo. Claramente había sido atacado por algún depredador, y en su debilidad, fue incapaz de defenderse. Lagrimas corrieron sin control por los ojos del biólogo al acercarse y tocarlo, por primera vez, eliminado del todo el peligro inherente que eso representaba en el pasado.

-Lo siento –apenas alcanzó a suspirar, cuando al mismo tiempo del roce, pudo apenas vislumbrar aquellas agallas de su pecho, un movimiento, tenue, difícil, necesitado, pero real.

Rápidamente el rostro del biólogo se iluminó con total asombro y éxtasis, mientras se acercaba más, para buscar los signos vitales de la criatura. Tardó en localizarlos, pero ahí estaban, tan débiles que no daban demasiadas esperanzas, pero tan existentes que sin duda daban una, la más importante.

-¡Esta vivo! -Grito a los hombres que lo acompañaban en el bote –Tenemos que llevarlo al centro, ¡AHORA! 

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