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Vladimir

Me importaba una mierda Alessia, la empresa, la prensa y todos lo que se interponian en mi camino. Estaba decidido, me iría a Buenos Aires, estaba perdiendo cualquier chance con Roma y me estaba volviendo loco.
No era necesaria la cena ,ni que yo me presente,pero allí estaría, hable con Rain ,es mi mano derecha en Argentina , el fue la conexión de mi padre para expandirse en Latinoamérica, podría ser mi padre, es un viejo duro, no quiere jubilarse.
Llegue al hotel alrededor de las dos de la tarde, tenía tiempo para descansar un poco, llegare una vez estén todos en la mesa, para no darle oportunidad a Roma de huir de mi.
Se que debería haber dejado todo en orden en Rusia, pero no podía seguir allí. Nadie sabía que viajaría, les diré en unos días, quiero tener esos días de ventaja antes de que la loca de Alessia se entere, no se que va a decir o hacer.
Llegue al Restoran y me acerque a la mesa, cuando Roma me escucho casi muere de la impresión. Te tengo Roma y de mi no te escapas- pense- no me rendiré contigo. No me pasó desapercibido el idiota que estaba a su lado, mirándola como si se la quisiera comer, no se ni como se llama pero ya me toco los cojones.
- Buenas noches Roma - dije mirándola fijamente una vez me acomode,quería que me viera, que sepa de de lo que soy capaz por ella.
La velada transcurrió muy lento para mi, quería arrancarle las manos a ese idiota, y la amiga de Roma hacia comentarios que me descolocaban. Por lo que deduje que ellos tuvieron algo, o tienen algo, pero si eso está pasando pronto se terminará, Roma es mía. No sólo debía correr a ese idiota, el maldito mozo también le sonreía, pero qué mierda sucede?! Porque ahora el mundo se ponía en mi contra, por haber sido un mujeriego, por usar a las mujeres a mi antojo? Por ser un mal socio con Alessia?
No se como haría, pero Roma sería mía , en todos los sentidos. Aún recuerdo su piel, sus besos , el haberla hecho mía esa noche y juro que no será la única.
Antes de retirarnos me acerque a ella, estaba incomoda, el idiota que supe que se llamaba Andrés, no se despegaba de ella. Llegó el momento de enseñarle quien soy.
-Roma nos vamos - dijo ese pelele cuando me vio llegar a su lado.
-Ve Andres, traje mi auto recuerdas- dijo Roma con una amabilidad fingida.
-Déjame acompañarte hasta el -dijo colocando su mano en la espalda de mi mujer!
-No se haga problemas, yo la acompaño - dije más fuerte de lo que pretendía,pero ya me estaba alterando este tipo.
-Está bien... avísame cuando llegues - dijo y beso la mejilla de Roma más tiempo de lo normal.
-Toma -dijo una moza - te lo envía mi compañero -No alcanzo a tomar el papel Roma que ya se lo había arrancado de la mano.
-Dile a tu compañero que ni lo sueñe - la muchacha abrió los ojos y salió corriendo.
-No debías hacer eso, ese papel era para mí - Roma estaba molesta, pero no me importaba, nadie le coquetería y menos delante mío
-Buenas noches - pero antes de que girará la tome de brazo.
-Eres mía Roma, todavía no te quedo claro?
-No soy de nadie Vladimir - se soltó de mi agarre y salió. En el resto seguían hablando, la única que se percato de todo fue la amiga de Roma. Seguí a Roma hasta su auto y la volví a tomar del brazo.
- Perdóname - de verdad lo sentía, no quiero que huya por mi temperamento, pero también tenía que saber que cuido lo mio.
- Basta por hoy Vladimir - parecía realmente cansada. Y no me aguante y la bese, ella se resistió un poco, pero luego respondió con la misma pasión que yo. Sabía que algo sentía por mi, no creo que estuviera besando así a cualquier idiota, no vayas por ahí Vladimir,  de solo pensarlo me dolía el pecho. Me separe de ella cuando el aire si hizo escaso y estábamos agitados.
- ¿Porque yo Vladimir? - parecía agotada.
- No tengo la respuesta, eres tú, solo se eso.
- Pero no esta bien, tú estas comprometido- vi que tenia lagrimas en los ojos. Y eso me dolía mucho.
- Era mentira, lo hice por negocios,  lo juro Roma solo eres tu.
- ¡¿Que?! - estaba descolocada.
- Que Alessia y yo fuimos socios. Nada más, desde que apareciste no estuve ni estaré con nadie más, te pido que lo intentemos.
- No se, no nos conocemos y la verdad no me gustan tus celos y tu posevidad.
- Lo trabajaré, pero no pretendas que haga cómo si nada si alguien se te acerca.
- Esta bien ... - qué?! Esta bien que?!
- Roma me estas dando una oportunidad?! - ella bajo la mirada y asintió. No podía creerlo. La levante y la volví a besar. Escuchamos que se acercaban personas y nos separamos.
- ¿Quieres que te lleve?- pregunto Roma un poco avergonzaba.
- Si, no quiero perder un segundo a tu lado. Pero manejo yo.
- ¿No confías en mi? - se hizo la ofendida. Mientras yo le quitaba las llaves de las manos y la ayudaba a subir.
- No es eso. Pero así fui criado.
Conduje con ayuda de Roma hasta el hotel, estaba nerviosa, entonces coloque mi mano sobre la suya  me miró y me sonrió. No creí que pasara esto, no esta noche. Soy perseverante, y si quiero algo lo logro, pero Roma era más que solo una noche mas.
- Quiero que pases la noche conmigo - dije y ella se tenso - no sucederá nada, solo quiero estar contigo , te extrañe mucho. Ella sonrió y asintió.
- No prefieres que vayamos a mi casa, necesito cambiarme.
- Suena excelente, déjame buscar mi valija a mi habitación y nos vamos a tu casa. No pienso despegarme de ti - dije y la bese. Estábamos subiendo a su departamento cuando vi que ella le escribía a alguien.
- ¿Con quién hablas? - que no sea con ese idiota del Restoran.
- Estoy avisando que llegue.
- ¿A quién? - controlate Vladimir.
- A mis amigos - me estaba mintiendo.
- No será a el idiota del bar? - ella me miró y guardo el celular en su bolso.
- También .
- El no parece querer ser tu amigo Roma, no lo quiero cerca de ti.
- Es enserio Vladimir, no tenemos ni cuatro horas de vernos y ya me eliges a mis  amigos?- parecía molesta, pero más molesto estaba yo.
- No me cae bien - estábamos en la puerta de su departamento, entramos y cuando ella cerró la puerta la gire y la apreté contra mi cuerpo, tomé su rostro para que me mirase, la bese y le dije.
- Tu eres mía Roma, no quiero que miren de esa forma a mi chica-Sabía que estaba contrariada, pero no dijo nada.
- Hablaremos sobre tus formas después, porque... - y la bese, no quería que se molestara por mi forma de ser, la necesitaba. Mientras ella enroscada sus piernas en mis caderas yo apretaba su trasero, nuestras lenguas se movían frenéticamente, éramos fuego y el fuego quema.

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Tu me cambiasteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora