𝐗𝐈𝐈𝐈

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D R A C O

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D R A C O

La noche había pasado, después de que Draco cargará a Phoebe no había nada que los separara. Draco le había pedido a Lía que descansara y en la mañana lo hablaría, obedeció cayendo rendida en la cama mientras Draco cuidaba de Phoebe.

Cuando amaneció, Draco arrullaba a Phoebe en sus brazos mientras veía a Lía dormir en la cama.

Por primera vez en mucho tiempo volvió a sentir paz, a sentir esa tranquilidad que todo lo que estaba afuera dejaba de importarle. Estaba con ellas y nada ni nadie lo iba a arruinar.

—¿Llevas ahí toda la noche?—preguntó Lía con voz ronca sentándose en la cama.

—No tenía sueño.—sonrió a medias.

—Pudiste dejarla en su cuna.—miró a Phoebe.

-Se ve cómoda aquí.- besó su frente logrando que se pegara más a él.-

—Ella lo sabía.—se movió a la cama quedando sentada en la orilla.— Ella sabía que eras tú.

—Me dijo papá.—miro a Lía.—Siendo un canario, me miró a los ojos y me lo dijo.

—Eso lo sacó de mi.—ambos rieron y Lía miró a sus manos.

—No sabes cómo ansíe este momento, yo... me mantuve cuerdo por ti... por ustedes.

—No sé qué decirte.—comenzó a jugar con sus manos poniéndose nerviosa.

—No tienes que decirme nada.—negó.—Blaise y Theo me pusieron al tanto de lo que pasaba.—Lía rió sin gracia.

—Estoy segura que ellos no saben ni la mitad.—lo miro y Draco suspiro.

—¿Quieres hablar de ello?—Lia negó.

—Aún no.—negó frenéticamente.—Solo... por favor, ¿Puedes mantener distancia conmigo?—pregunto.—No me molesta que estés con Phoebe... es tu hija también, pero entre tú y yo...—suspiro.

—Oh.—suspiro mordiendo su labio.

El ansiaba llegar y besarla, abrazarla y recordarle lo mucho que la necesitaba y la amaba, que todo fuera como antes, que ellos fueran como antes.

—Entiendo.—murmuro.—Todo a su tiempo, no apresuramos nada.—trato de sonreír.

—¿Podemos hablar de lo que está pasando?—lo miro.—Llegaste ayer de la nada y dijiste tantas cosas que yo...—negó.—No entiendo.

—Claro que sí.—asintió.—Dejaré a la niña en su cuna.

—Prepararé té.—Draco asintió y ambos se levantaron.

Lía puso la tetera y una vez listo se sentaron en la sala uno en cada extremo.

—No sé por dónde empezar.—Lia murmuró.

𝐏𝐞𝐧𝐢𝐭𝐞𝐧𝐜𝐞| 𝐃.𝐌✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora