𝐄𝐩𝐢𝐥𝐨𝐠𝐨

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—¡Cassiopenia el tren nos va a dejar, corre!—gritó Phoebe corriendo

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—¡Cassiopenia el tren nos va a dejar, corre!—gritó Phoebe corriendo.

Ambas hermanas corrían con sus carritos por toda la estación de trenes, mientras Lía, Draco y Evangeline corrían tras de ellas.

—Cinco minutos.—gritó Cassiopenia llegando a la estación..

Los cinco cruzaron hiperventilando y entregando los carritos para subir al tren.

—¡Pi!—Phoebe y Draco giraron de inmediato topándose con Elio Weasley.

—¡Elio!—Phoebe corrió hacia él abrazándolo.

Lía río al ver la cara de Draco la cual había cambiado de una sonrisa a un ceño fruncido.

—¿Draco?—Lía apretó su brazo tratando de que la mirara lo cual no logró.

—¿Quién es ese?—bufo.

—Es el nieto de Bill... Bill Weasley. Creo que es hijo de Victoire.

—Otro Weasley.—la miro.—Y todavía le dice Pi, ¿Que se cree ese pelafustan?

—¿Ese que?—agrandó sus ojos mirándolo.

—Pelafustan.—celebro Evangeline.

—Celoso.—Lía río negando.

—¡Nos vamos—Cassiopenia corrió hacia ellos.—No me extrañen mucho.

—Yo te extrañare.—habló la menor de las tres.

Ese era el último año de Phoebe, el primero de Cassiopenia, mientras Evangeline la pequeña de nueve años se quedaría en casa con sus padres.

—Yo también, pero nos veremos en vacaciones.—sonrió.

—Bueno.—hizo un puchero.—No consigas una mejor amiga, yo soy tu mejor amiga.

—Promesa.—afirmó entrelazando su dedo meñique con el de Evangeline.

—Cuídate mucho mi vida.—Lía beso su frente y la abrazo.—Escríbenos cuando puedas.

—¿Pasará algo malo si no quedo en Slytherin como Phoebe?—hizo un puchero mirando a su padre.

—Para nada.—Lía negó sonriendo.

—No se si pueda ser tan buena como ella.—hizo un puchero mirándola.—No se si pueda jugar quidditch como ella y...

—Cassie.—Draco se inclinó un poco hacia ella.—No importa a qué casa vayas, si te gusta o no el quidditch como a Phoebe, tu eres tu.—apretó el puente de su nariz.—Sigues siendo especial solo por ser tú y eso lo hace más magnífico... Y estés donde estés yo estaré muy orgulloso de ti.

—¿Lo prometes?

—Lo prometo.—asintió besando su frente.—Anda, sube al tren, y pon un ojo en ese tal Elio.—rodó los ojos.

𝐏𝐞𝐧𝐢𝐭𝐞𝐧𝐜𝐞| 𝐃.𝐌✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora