𝐓𝐡𝐢𝐫𝐝

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Lía caminaba por aquel pasillo con luces fosforescentes, siguiendo a la señora Parkinson

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Lía caminaba por aquel pasillo con luces fosforescentes, siguiendo a la señora Parkinson.

No estaba segura de lo que sentía, pero tenía miedo...su primer cliente, ¿Lo haría bien?... ¿Sería demasiado viejo?

—Esta es tu habitación.— la voz de la señora Parkinson la sacó de sus  pensamientos y abrió la puerta dejando ver aquella habitación completamente negra.

La cama estaba cubierta con sábanas de seda negras, decoraciones un poco raras pero se veían lujosas, el olor a café, y lavanda inundaban el lugar embriagándose completamente.

—Wow—rodeo la habitación completamente diferente a la que había visto el primer día.

—Tiene buen gusto.—admitió mirándola.

—¿Quién es?—preguntó.

—Draco Malfoy.—sintió sus piernas temblar.

El mismo hombre al que le temía de niña, el mismo que era padre de ahora uno de sus amigos.

—¿Qué?—la miró asustada.

—Tranquila será bueno contigo.—sonrió—Te dejo un regalo ahí, date una ducha y póntelo.—salió de la habitación dejándola sola.

Estaba completamente alucinando, sus manos temblaron al tomar la caja negra con un moño perfectamente acomodado en esta.

Lo deshizo lentamente y abrió la caja.

Un conjunto blanco estaba dentro el sostén solo eran lazos los cuales pasaban por debajo de sus pechos y en medio tenían encaje con ligeros brillos en este, había un cordón de tela que iba en el cuello, en medio tenía una tira de perlas las cuales llegaban a la parte baja de sus sostén pasando por en medio de sus pechos, y al final una tanga casi transparente.

Estaba totalmente perdida, hasta que vio la pequeña nota que tenía en la tapa, dejo el conjunto nuevamente en la cama y la tomó abriéndola lentamente

"Nos merecemos el infierno, pero te aseguro que te hare llegar al cielo, las veces que sean necesarias para olvidar el castigo que merecemos."

-D.M.

Sintió su cuerpo temblar con solo leer eso, era un bonito conjunto, lo tomo y entro al baño, disfruto cada segundo del baño, el olor de menta inundaba sus fosas nasales, todo lo que le había dejado era de menta, menos aquel perfume olor a jazmín el cual era delicioso, se colocó aquel conjunto viéndose al espejo de la habitación, se veía...

—Jodidamente tierna e inocente—escucho una ronca voz detrás de ella.

Giro su cabeza rápidamente y lo vio, vestido completamente de negro, parecía que los años no habían caído sobre de él.

Era demasiado alto, tenía una figura increíble bien formada, los músculos de sus brazos sobresalían en aquella camisa negra de seda que portaba.

𝐏𝐞𝐧𝐢𝐭𝐞𝐧𝐜𝐞| 𝐃.𝐌✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora